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Artivismo feminista a través de viñetas y cómics: “A las mujeres, como hemos estado siempre oprimidas, nos cuesta ponernos de protagonistas”

Conferencia y mesa redonda “Activismo femenino: Rebeldes con causa" en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universitat de València

Leila El Moudni Guerrero

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Con motivo de la exposición “Mujeres al borde de un ataque de viñetas”, la Facultad de Ciencias Sociales de la Universitat de València ha celebrado una conferencia y mesa redonda bajo el nombre de “Activismo femenino: Rebeldes con causa”, que giraba en torno al papel relegado de las mujeres en el arte, así como la trayectoria de las autoras.

Mar Roca, profesora del departamento de Historia del Arte de la UV y especialista en coleccionismo y género, ha sido la encargada de conducir el acto protagonizado por las dos ilustradoras valencianas Silvia Ferrer y María Herreros. Durante su ponencia, ha destacado que el arte siempre ha sido un terreno dominado por los hombres, quienes se han encargado de ejercer poder e invisibilizar a las mujeres, relevándolas a un segundo plano.

La experta en coleccionismo y género ha subrayado la importancia del cómic como una expresión artística contemporánea en la que confluye la ilustración y la narrativa con un lenguaje “muy atractivo”. Con ello, ha añadido que el artivismo (neologismo que combina arte y activismo) ejerce como medio de comunicación que pretende transformar actitudes sociales: “El cómic se traduce como una forma de artivismo. Se desplaza la creación artística, académica o museística hacia espacios públicos”.

Siguiendo en la misma línea, Roca ha explicado que en la historia del arte no ha existido la paridad en la representación artística: “En la sociedad heteropatriarcal, las mujeres tenían un rol de musas. Eran meras espectadoras de lo que se narraba. Ejercían como de satélites”.

Las Guerrilla Girls, un grupo anónimo de artistas feministas de los años 80, fueron pioneras por luchar contra el sexismo y el racismo. Roca, durante su intervención, ha hecho especial hincapié en la manifestación de las activistas en 1984 contra la exposición International Survey of Paintings and Sculpture del MoMa de Nueva York elaborada por 169 artistas, de las cuales solamente 13 eran mujeres. Este suceso ejerció como punto de inflexión en diferentes ámbitos multidisciplinares.

“Tradicionalmente, las mujeres han estado silenciadas y olvidadas durante décadas, pero actualmente tienen un verdadero protagonismo. Desde los 80, ha sido un ámbito muy masculinizado. Las artistas de la exposición, premiadas a nivel nacional e internacional, son una generación joven que han sabido abordar diferentes perspectivas con un lenguaje llamativo”, ha concretado Roca.

Maria Herreros ha revelado que sus obras basadas en género lo han sido de manera inconsciente: “Desde niña he sufrido un conflicto de género y es la línea que he seguido como artista. Me di cuenta de que incluía esta perspectiva en mis tema cuando me realizaban entrevistas o me incluían en proyectos de feminismo”.

En referencia a su libro “Historia de una niña con pánico a ser mujer”, la autora ha declarado que le ha costado muchos años usar su “propia persona” en el trabajo: “Me he proyectado a través de personajes pop o del cine para protegerme. Nos suele ocurrir a las mujeres, como personas oprimidas, que no otorgamos importancia a nuestras propias experiencias”.

En el relato, decidió eliminar los personajes ficticios y anteponer su propia voz, teniendo en cuenta que los temas, como crecer siendo niña en los años 90, tener la primera regla o los roles de género binarios, y su vivencia, podrían simbolizar un espejo para las lectoras. “Es un privilegio como autora estar en esta exposición y en el artivismo. Sueño con que un día no tengamos que estar encajadas en el género, pero para ello hay que seguir con la lucha”, ha concretado.

En el turno de Silvia, la autora ha explicado que empezó a dibujar tras inspirarse en Maria y otras artistas de la década citada. Actualmente, se ciñe a la narrativa de estas disciplinas más que al cómic y la ilustración. “Me ocurre como a Maria, yo tampoco me he acercado de forma explícita al feminismo, pero sí contribuyes a la lucha cuando hablas sobre ti. Yo soy bastante autobiográfica y creo que eso permite que la gente se puede identificar. No por ser chica, sino por el contexto que te envuelve, por la edad, por ver las cosas desde una perspectiva particular…”, ha subrayado.

“Nos basamos siempre en que el feminismo solo se centra en la igualdad y tener los mismos derechos, pero a veces es importante tener en cuenta ser diferentes a lo que generan y crean los hombres, porque es algo muy positivo”, ha concluido Ferrer.

Respecto a la financiación de sus obras, ninguna de las dos ha recibido ningún tipo de subvención pública. Herreros confiesa que procede de una familia de clase trabajadora y que siempre ha mantenido la mentalidad de “trabajo duro y constante”, pero no niega la necesidad de que los agentes culturales tengan un soporte económico para crear contenidos.

Según sus palabras, el sector de la cultura está desacreditado: “Me llama la atención cuando vendo una obra a un comprador de otro país. Tienes casi que ocultar que es una creación artística porque te imponen una tasa por sacar un tesoro nacional. Es una doble moral porque cuando estoy trabajando en el tejido cultural del país, se nos imponen multitud de barreras, como la incomprensión por parte de Hacienda sobre tu actividad, la falta de regulación de tus derechos laborales o el abandono en el que te encuentras cuando decides ser madre y seguir con tu oficio”.

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