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El fomento lector tras la DANA: “La pérdida de derechos culturales que ha provocado no se puede cronificar”
!['La Plaça del Llibre' en una edición celebrada en la Plaza del Ayuntamiento de València en una imagen de archivo.](https://static.eldiario.es/clip/5c31d06a-4144-43a5-a8be-1a82316b130d_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Las imágenes de las librerías de pueblos como Paiporta, Benetússer, Catarroja, Aldaia, Algemesí o Alcudia arrasadas por la DANA del pasado 29 de octubre impactaron a un sector que, durante las primeras semanas, no podía evaluar ni cuantificar sus pérdidas materiales ni económicas. La inundación del almacén de Gea Libros, una de las principales distribuidoras que opera en el territorio, no solo complicaba la llegada de muchos títulos nuevos, también ofrecía las primeras cifras: solo en las estanterías de la editorial Bromera se habían perdido cerca de 300.000 libros. Esto sin contar otros distribuidores como el caso de Garbí, Sendra Marco o DGL, ni tampoco lugares de venta de libros no catalogados como librerías. Desgraciadamente, esto es la punta del iceberg de un drama mayor.
Se están facilitando ayudas a la reimpresión, las librerías están movilizándose y asociándose para retomar su actividad, pero la avalancha de barro llevará otros problemas. “La afectación de la población en términos de derechos culturales en los lugares afectados nos preocupa muchísimo, así como la destrucción de riqueza cultural y patrimonio literario que se haya perdido por siempre jamás”, dice Teresa Val, Directora General de FULL. Hablamos, por ejemplo, de casos de editoriales independientes o situadas a los circuitos de la microedición, que hacía veinte años que publicaban en nuestro territorio, pero no podrán optar por reimprimir los libros perdidos, dado que no llegan al mínimo de tirada exigido en las ayudas, o no tienen viabilidad comercial aunque las hicieran. Otros han perdido su archivo histórico, un trabajo artesanal de hasta cuarenta años que no se había podido digitalizar. Es el caso de Camacuc. “Lo hemos perdido todo”, confesaba al informativo 24 horas de RTVE el director de la editorial Camacuc, Joan Escrivà, que editaba desde el año 1984 una revista infantil para niños y niñas escrita íntegramente en valenciano. Absoluto referente de las viñetas valencianas que decía, triste: “nuestra casa con toda la historia y la vida de Camacuc, ha desaparecido bajo el barro”.
“Todo eso es un patrimonio cultural de cuarenta años al cual se tenía acceso hasta hace pocos meses, y que ahora se ha perdido”, explica Val. Por eso, la dirección de la fundación afirma que es necesario “reforzar la línea de planificación de nuestras acciones y dar herramientas de planificación a las del entorno. Además tenemos el encargo directo del Ministerio para hacer la evaluación y las propuestas de futuro del fomento lector post-DANA. Estamos trabajando en este sentido: evaluación de los daños de la DANA, por un lado –es decir lo material–, pero, por otro lado, no queremos olvidar los daños culturales, patrimoniales y de derechos culturales que se están perdiendo”.
FULL alerta también sobre la situación del tejido de bibliotecas escolares o municipales de las localidades afectadas. Si bien es cierto que el Colegio Oficial de Bibliotecarios y Documentalistas de la Comunidad Valenciana trabaja en un plan de recuperación de bibliotecas, con la Universidad Politécnica, el Ministerio y la Consellería, hay que prestar atención a “la pérdida de fondo de publicaciones locales y de obras de autores locales que se han perdido para siempre por la ausencia de copias de archivos digitales. Todo esto queremos evaluarlo desde FULL, porque se trata de una pérdida de patrimonio cultural muy grave”. También, defiende a elDiario.es, se trata de un retroceso en derechos: “tenemos una población muy grande sin acceso a biblioteca, ni servicio alternativo de préstamo”. Según FULL “algunos ayuntamientos no están prestando servicios que son derechos de la ciudadanía. Y a la vez no se está supliendo por otras vías alternativas. Entendemos que los edificios donde se encuentran las bibliotecas costarán de reformar porque muchas veces son edificios históricos y grandes. Pero en algunos lugares tampoco se está dando una alternativa para el préstamo de libros ni se están habilitando espacios para el estudio y la lectura”.
Según el anuario de estadísticas ministerial, la asistencia, el uso y el préstamo de libros en las bibliotecas valencianas estaba cerca de recuperar los datos prepandémicos. Pero en las poblaciones afectadas, “estamos intentando evaluar todavía los efectos a medio plazo que puede tener que toda esa población sin servicio pierda el hábito de ir a la biblioteca. Y también estamos planificando cómo recuperarla”. En algunos lugares, como por ejemplo colegios o institutos “las bibliotecas que se habían salvado de la DANA para estar en un primero o segundo piso, se habilitaron como almacén de otras cosas. Es comprensible, pero que se pueda entender ahora no significa que tengamos que dejar que la situación se cronifique”. Reconociendo que otros espacios –como centros de día o centros deportivos de muchos pueblos– viven situaciones parecidas, la escasez de actividad en las bibliotecas, la pérdida del fondo de libros o la utilización para otros fines de los espacios de lectura y cultura, puede tener un impacto severo en las costumbres locales, especialmente en edades claves para generar el hábito lector. “La pérdida de derechos culturales que ha provocado no se puede cronificar”, sentencia Teresa Val.
Claves del fomento lector per al 2025
Junto con la planificación y evaluación de la recuperación de la DANA, FULL trabaja en actividades que funcionan en todo el territorio, y que tienen que continuar celebrándose. Una de las principales es la Plaça del Llibre, que ya se ha consolidado como un espacio clave de reconocimiento del trabajo de los autores y autoras, así como punto de encuentro del sector valenciano de las letras. La última convocatoria en València se tuvo que reprogramar hasta dos veces y, finalmente, se celebró a La Nau en diciembre, “con la intención que a la próxima esta cita vuelva a la calle, que es su lugar natural”. Ciudades como Picassent, Alicante, Elche, Gandia, València y Castelló han acogido con éxito la cita, que pretende retomar su ritmo habitual. “Son eventos estratégicos para nosotros, por todo lo que implican en términos de visibilidad y promoción de los libros en valenciano”.
Además, FULL quiere que las poblaciones afectadas por la DANA no dejen de participar en el certamen escolar De Viva Veu, de lectura en voz alta. “Pueblos que tradicionalmente participaban en el certamen y que sería una pena que perdieran esta convocatoria. No dejaremos que los niños y niñas que participan se queden sin una actividad que les hace ilusión”. De Viva Veu es un proyecto educativo, pero también de animación a la lectura que se celebra desde 2014 y que acompaña al concurso con cursos y talleres sobre la práctica de la lectura en voz alta. Si bien son edades que los expertos consideran clave, en los institutos también se retomará la actividad de Autores en las aulas, que pone en contacto a los autores valencianos con el alumnado.Y finalmente, a lo largo de 2025, continuará publicándose FULL de Lectura, una revista especializada que aborda el fomento lector desde una vertiente teórica y práctica, con el objetivo de influir en la sociedad y su transformación.
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