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Siete errores frecuentes que cometes al tomar el sol

Siete errores frecuentes que cometes al tomar el sol.

Jorge Suárez

Aunque las temperaturas, de momento, no sean muy altas en la mayor parte de España, pronto llegará el calor y, con él, los días de playa, piscina y sol. Se acerca, por tanto, el periodo del año más exigente para nuestra piel.

Si eres de los que pasa horas y horas tumbado en la toalla, con la expectativa de ‘coger color’, o tienes hijos y se pasan el verano correteando de aquí para allá, continúa leyendo. De la mano de El Corte Inglés, te ayudamos a mejorar la manera de  disfrutar del sol para que tanto tú como los más pequeños de la casa no corráis ningún riesgo con vuestra salud.

 1. No elegir adecuadamente el factor de protección

Cada protector solar cuenta con un FPS determinado. FPS son las siglas de Factor de Protección Solar y el número establece el tiempo que puedes estar expuesto al sol sin experimentar quemaduras previendo el envejecimiento solar de la piel prematura. Nuestra recomendación es que uses cremas con un factor de protección acorde al fototipo de tu piel. El fototipo es una clasificación de pieles según su sensibilidad al sol. La clasificación comienza en el I, para las pieles blanquecinas, y se extiende hasta el VI (las negras).

2. Tomar el sol durante las horas centrales del día

En verano, el sol se encuentra en su momento más elevado entre las 12 y las 17 horas.  Es en este periodo cunando los rayos solares son más perpendiculares y, por lo tanto, su efecto es más agresivo. Así, es recomendable no exponerse al sol en esta franja horaria, aunque nos hayamos embadurnado en crema previamente.

3. Pensar que las nubes no impiden el paso de la radiación solar

Llegas a la playa y hace un día estupendo. Luce el sol, pero la presencia de nubes atenúa el calor y te tumbas en la arena, sin protección, pensando que no es posible que te quemes. ¡Error! Las nubes no filtran totalmente las radiaciones ultravioletas (UVA), que son las que provocan las quemaduras. Por tanto, si no te proteges correctamente, tu piel correrá un serio peligro.

4. No usar un producto específico para cada parte del cuerpo

No todas las partes del cuerpo son igual de sensibles a la radiación, por lo que es recomendable que no uses el mismo protector para todas ellas. Lo más adecuado es adquirir un producto específico, al menos, para cara, labios, cabello y cuerpo.

  • Cara: Aplícalo sobre las partes que más sobresalgan, pómulos, frente, barbilla y nariz ya que son las que más frecuentemente se insolan. A partir de ahí extiéndelo al resto del rostro en movimientos circulares. No olvides llegar al nacimiento del cabello, los párpados y las orejas, ya que son zonas que habitualmente no se tienen en cuenta. Para proteger de forma adecuada tus ojos, no olvides las gafas de sol.
  • Labios: Se recomienda usar protector labial con FPS 12 o mayor. Estos productos dejan una capa emoliente y protectora que no sólo protege de los rayos del sol, sino que también ayuda a hidratar la piel.
  • Cabello: Para mantenerlo sano, intenta cubrirlo con gorras, sombreros o pañuelos, ten en cuenta que es la parte del cuerpo más expuesta al sol. Además, afecta al color de tu cabello, ya sea natural o teñido así que lo ideal es que utilices una línea capilar específica lo más completa posible: champús, acondicionadores y mascarillas nutritivas con filtro UV integrado. Y cuando vayas a la playa o a la piscina protégelo con cremas, geles o sprays con factor de protección para crear una barrera ante los rayos UVA y un escudo frente a la sequedad del cabello. Extiéndelo por todo el pelo incidiendo en la raíz y en las puntas.
  • Cuerpo: La piel ha de estar limpia y seca antes de aplicar la crema. Extender bien por el cuerpo prestando especial atención a las zonas que mayor exposición reciben, los hombros y el pecho. No olvidar las zonas de difícil acceso como la espalda y aquellas a las que frecuentemente no se presta atención como la nuca, el dorso de las manos y los empeines.

5. No renovar el protector cada dos horas

Los protectores solares pierden su efecto conforme pasa el tiempo, por lo que es conveniente renovarlo cada dos horas. Para que la protección de tu piel sea completa, también debes aplicarte las cremas correspondientes en cada parte del cuerpo al menos 30 minutos antes de exponerte al sol. De esta forma, conseguirás una protección total.

6. Olvidarse del aftersun

Después de una exposición prolongada al sol, es recomendable usar algún aftersun. Son hidratantes, favorecen un bronceado más duradero, evitan picores y tienen efecto calmante y antiinflamatorio.

7. Protegerse solo ‘por fuera’

Para preparar tu piel de cara al verano y a las exposiciones al sol, protégete también ‘desde dentro’ cuidando tu alimentación. Así, toma verduras y frutas naranjas o rojas, como el tomate, la calabaza, la zanahoria o el mango que estimulan la producción de melanina; bebe al menos dos litros de agua al día para mantener la piel hidratada y elástica; y complementa la alimentación con nutricosméticos que activan la producción de melanina, de vitaminas C, E, D y antioxidantes.

Los nutricosméticos fomentan un bronceado uniforme y aumentan la protección frente a los rayos solares. Eso, sí, ten en cuenta que no son una alternativa a los protectores, sino un complemento.

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