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José Luis Cuerda: “El futuro pinta negro porque está en manos de los seres humanos”

'Tiempo después' llegará a los cines el próximo 28 de diciembre

Francesc Miró

Hay pocas películas que tengan su propia religión. Los fieles seguidores de El gran Lebowski siguen los preceptos del Dudeism. Los que creen en el poder de la fuerza de Star Wars son Jedis. Y a los seguidores incondicionales de la película de 1989 Amanece, que no es poco, se les conoce como Amanecistas. Tienen su propia asociación, se reúnen en Albacete periódicamente y hasta tienen sus propios estatutos que seguir y a los que profesar respeto como amantes de la obra de José Luis Cuerda.

Hasta tal punto llega la influencia de la película más mítica del realizador español, al que no le sobran títulos que se cuentan entre lo mejor de la filmografía patria contemporánea. Hablamos de obras como El bosque animado, La lengua de las mariposas o Los girasoles ciegos. 

Ahora José Luis Cuerda ha vuelto al universo creativo en el que ambientó la película favorita de los Amanecistas, pero también obras como Total y Así en el cielo como en la tierra. Hablamos de Tiempo después, que ha presentado ante la prensa hoy, con quienes ha compartido una mesa redonda, en la que ha estado presente eldiario.es.

Vuelve a amanecer

La nueva película del director albaceteño no es la segunda parte de nada. “¿Quién se habrá inventado eso de la secuela de Amanece, que no es poco?”, pregunta a los periodistas asistentes, con mirada acusadora a la par que cómplice. Sabe más de lo que dice, pero en las distancias cortas es parco en palabras porque Tiempo después ha sido un viaje muy largo. Y él ya está un poco cansado.

Hace treinta años que rodó su primera película ambientada en este universo surrealista y, confiesa, que ya ni siquiera se acuerda de cuándo escribió el guion de Tiempo Después:  “A mi edad se olvida todo muy rápido y no sé si lo escribí antes como novela que como guion. Pero dicho esto, añado: ¡Y qué más dará!”. En nuestro país, la obra se publicó en forma de novela corta gracias a Pepitas de Calabaza en 2015.

“Bueno, a ver, la ha escrito el mismo guionista y la ha dirigido el mismo director”, matiza, refiriéndose a sí mismo. “Ese es el quid de la cuestión. Así que si se dice que se parece a Amanece, que no es poco me parece algo bueno. Me gusta porque significa que soy congruente”, describe.

Aquella película ha legado a generaciones de cinéfilos y de cineastas, algunas de las secuencias más geniales del cine contemporáneo. También ha tenido una influencia fundamental en cómo se entiende y se rueda la comedia actual en nuestro país. Así que la expectación era lógica.

Lo que no lo era tanto fue que resultase tan complicado el proceso de producción. El proyecto de Tiempo después  era muy anterior a Todo es silencio, la última película del director, estrenada en 2012. Pero durante años se ha tenido que enfrentar con la falta de confianza de las grandes productoras de nuestro país, paseándose de despacho en despacho. Parecía que a nadie terminaba de cuajarle su carácter surrealista y su tono absolutamente crítico con la monarquía, la religión, la izquierda y la derecha. Al menos, en una industria que ha cambiado mucho desde el 89.

“Yo no hice la gestión de producción. Escribí un guion y sobre este opinaron gente de peso. En aquellos tiempos, para conseguir la subvención del Ministerio de Cultura tenías que llevar una especie de fianza intelectual, tener como un 'padrino' que dijese que lo que tú habías presentado valía la pena. Y a mí me avalaron Vargas Llosa e Ian Gibson”, explica el realizador. “Decían que yo era un puntal de la cultura europea actual. Yo les dije que no era ningún puntal, que yo lo que era de verdad era puntual. Aunque en realidad también era mentira porque casi siempre llego antes de tiempo a los sitios”, bromea.

Años después Edu Galán, Andreu Buenafuente, Berto Romero y Arturo Valls conocieron el proyecto e iniciaron una campaña que terminó por llevar a buen puerto el guion para convertirlo en película. Contactaron entonces con Félix Tulsell, cuyo padre, por casualidades del destino, resultaba haber producido la primera película del director. Y la idea empezó a tomar forma.

Todo, con un cásting encantado de participar en la nueva película del director de Amanece, que no es poco. En esta ocasión vuelven actores que ya participaron en aquella, como Miguel Rellán o Gabino Diego -con el mismo acento británico chusco-, y se incorporan Blanca Suárez, Roberto Álamo, Arturo Valls -que también produce- , Carlos Areces, Antonio de la Torre y muchos de los nombres propios más boyantes del cine patrio. Él, dice que trabajar con ellos “no ha sido nada difícil”. Cuenta que “asumieron el texto y lo hicieron suyo. Tened en cuenta que el animal más frágil de la creación es el actor, que no está nunca seguro de si lo que está haciendo es lo mejor que se puede hacer con respecto a un texto”.

Lucha de clases en el 9177

Como todas las películas de Cuerda, Tiempo después también es política. En este nuevo film, las diferencias entre clases siguen una estructura férrea: unos pocos privilegiados viven en un edificio, y unos muchos sobreviven en un bosque malviviendo de cualquier manera.

Hasta que un día, José María -Roberto Álamo- se pregunta por qué esto es así. Y decide que quiere vender su limonada en la finca para prosperar, alterando el sistema e iniciando 'la rebelión de los limones'. Una que no entiende de géneros, religiones, razas o banderas, pero sí de clases. “Me parece que las banderas y los escudos son simplificaciones insultantes. No hay bandera ni escudo que sea lo que se pretende que sea: el símbolo de lo más glorioso de un concepto. No creo en esas simplificaciones y, de hecho, me parecen peligrosas”, comenta.

“Yo no soy historiador ni sociólogo. Pero puedo hablar por aproximación: el futuro pinta negro porque está en manos de seres humanos. Y los seres humanos son frágiles y quebradizos. Y algunos, además, canallas”, describe. “Ojo, tampoco soy profeta, eh? Aunque antes, con la barba que llevaba, lo pareciese”, bromea, “lo que ocurre es que el paso del tiempo es demoledor. En todos los aspectos. ¡Os lo digo yo, mamones, que tengo 71 años!”.

En el año 9177 “mil años arriba, mil años abajo -que tampoco hay que pillarse los dedos con estas minucias”, narra el propio realizador en la película, siguen existiendo los mismos problemas que en nuestra realidad. Incluso algunos, acentuados. Pero, ¿y si alguien se preguntase por qué? José Luis Cuerda plantea la pregunta en los cines. A nosotros nos toca responder.

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