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La jueza eleva la condena a Jaime Botín por contrabando de un Picasso a tres años de cárcel y multa de 91,7 millones

El Juzgado de lo Penal número 27 de Madrid ha elevado la pena impuesta al expresidente de Bankinter Jaime Botín que pasa a ser de tres años de prisión y multa de 91,7 millones de euros por intentar sacar del país en 2015 el cuadro Cabeza de mujer, valorado en 26,2 millones de euros, escondido en su barco el velero Alix.

Así lo recoge un auto aclaratorio la de la sentencia condenatoria, que imponía una condena de 18 meses de cárcel y sanción por importe de 52,4 millones de euros por los mismos hechos. La sentencia todavía no es firme. Pero, de confirmarse esta condena, Botín entraría en la cárcel al superarse la barrera de los dos años que habitualmente supone el ingreso en prisión si así lo determina el juez. Esta condena se asemeja a la solicitada por la Fiscalía, que pedía para Botín cuatro años de cárcel y una multa de 100 millones de euros.

En esta resolución aclaratoria, realizada a instancias de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado, la magistrada expone que el delito por el que se condenó a Jaime Botín se ha de imponer en su mitad superior, por lo que de conformidad con el artículo 66.6 del Código Penal debe hacer frente a una pena de prisión de tres años y un día y la multa de 91.700.000 euros, con responsabilidad subsidiaria de cuatro meses.

El empresario ha defendido siempre que no se trataba de contrabando pues el cuadro “fue pintado en el extranjero” y allí habría tenido “su domicilio permanente”, a bordo del Alix. Lo cierto es que Cabeza de mujer fue adquirido por Botín en la galería Marlborough Fine Art Ltd de Londres en 1977, pero el cuadro no fue elaborado allí. Pablo Picasso lo pintó hace más de un siglo en Gósol, un pueblo leridano que entonces no llegaba a los 800 habitantes, en la primavera de 1906.

La Junta de Calificación, Valoración y Exportación de bienes del Patrimonio Histórico Español aseguró en diciembre de 2013 que no existe una “obra semejante” en España por ser de las pocas que se conservan de la llamada “etapa Gósol”. Con tales datos, la Audiencia Nacional confirmó hace cuatro años “que se trataba de un Bien de Interés Cultural que en ningún caso podía salir de España”.

Botín conocía perfectamente el valor histórico del cuadro, por eso lo habría ocultado en su lujoso velero Alix con la ayuda de su capitán y se dirigía con él a Córcega, lugar desde donde tenía planeado volar hasta Ginebra.

Previamente, el acusado había intentado vender Cabeza de mujer a la prestigiosa casa de subastas Christie's, que lo pensaba sacar a la puja en su sede de Londres en febrero de 2013. Sin embargo, Botín necesitaba una licencia de exportación y, ante la imposibilidad de que el Ministerio de Cultura se la concediese, decidió dar un paseo marítimo a bordo del Alix acompañado de la obra millonaria.