Guía práctica para no perderse en PhotoEspaña
Julio se ha convertido en el mes de la fotografía en Madrid y en España. Tanto es así que PHotoEspaña ha querido este año dedicar su edición número 17 a nuestra fotografía. Una mirada poliédrica a la riqueza y la pluralidad de nombres, obras y técnicas utilizadas por los fotógrafos españoles que se hilvana en forma de un gran mural de más de un centenar de exposiciones que abarcan la historia de nuestra fotografía desde sus orígenes a la actualidad.
En total, desde hoy y hasta el 17 de julio (las fechas oficiales de PHE aunque hay exposiciones que se prolongan hasta el mes de septiembre), podremos ver 108 exposiciones con obras de 440 artistas, de los que más de 310 son españoles, en ciudades como Madrid, Alcalá de Henares, Alcobendas, Getafe, Cuenca y Zaragoza. Sedes a las que se suman este año otras invitadas como Cádiz, Almería, Londres o Arles.
Esa panorámica comienza con exhibiciones como Fotografía en España, 1850-1870, en la Biblioteca Nacional de España, donde nombres como Charles Chlifford, José Martínez Sánchez o Jean Laurent y otras obras anónimas demuestran la relevancia que adquirió la recién llegada fotografía en la España de finales del siglo XIX como difusora de estampas cotidianas, avances industriales o el día a día de la actividad cultural y urbana, o la muestra dedicada a Joan Vilatobà, uno de los referentes del pictoralismo cuya obra podemos ver en el Museo del Romanticismo. El relato prosigue avanzando en nuestra historia con nombres tan desconocidos e imprescinidbles rescatados en este edición de PHE como Antoni Arissa u otros más conocidos e igual de indispensables como Josep Renau o Eugeni Forcano (Real Academia de las Artes de San Fernando). Tampoco faltan en la programación los nuevos fotógrafos de hoy pegados a las nuevas tecnologías ni los grandes nombres de nuestro tiempo como Chema Conesa (Alcalá, 31) o Alberto García-Alix y José Manuel Navia (CBA). Para no perderse, recorremos una docena de exposiciones de PHE trazando un retrato generacional de nuestra historia en imágenes imperdibles.
Arissa. La sombra y el fotógrafo. 1922-1936
Ocho décadas ha pasado a la sombra, desconodida y oculta la obra de uno de los fotógrafos españoles más representativos de la vanguardia fotográfica. Ahora PHE y el Espacio Fundación Telefónica rescatan a Antoni Arissa con la primera muestra antológica dedicada a este tipógrafo catalán tenía en la fotografía su pasión artística. Una muestra que a través de 166 fotografías redescubre “un eslabón que faltaba en la historia de la fotografía española”.
Arissa, que solo vio una exposición suya con 26 obras, cultivó el estilo pictorialista a principios de los años 20 para evolucionar a la modernidad y la llamada Nueva Visión de las vanguardias, de la que es su máximo exponente. Una etapa que quedó interrumpida con la Guerra Civil. “Fue cuando la modernidad quedó olvidada, con fotógrafos como Arissa, Català Pic o Masana, porque no existían páginas ni exposiciones donde mostrar sus obras”, explicaba ayer uno de los comisarios de la exhibición Rafael Levenfeld. “La singularidad de Arissa es la de un artista perdido en un periodo fructífero y fundamental de la historia de la fotografía españoña”, añadía Valetín Vallhonrat.
Por eso, esta exposición recoge toda una evolución estilística de un ojo que captura imágenes primero centrado en las temáticas más costumbristas para llegar a una fotografía en la que la composición, trabajada por medio de la luz, el ángulo y la toma, se torna abstracta y figurativa. Así, esta restrospectiva pasa de esa primer época (1922-1928) centrada en la mitología popular, con imágenes de personajes de la labranza, niños solitarios como sacados de un cuento de los hermanos Grimm y retratos iconoclastas dentro esa etapa pictorialista que representan personajes y escenas del imaginario colectivo, a una mirada y una técnica que evoluciona hacia nuevas soluciones visuales con personajes que ya no forman parte de un relato sino que son un elemento compositivo más de una imagen que se empiezan a desdibujar. Finalmente, cultiva la Nueva Visión (1930-1936), corriente en la que produce su obra más cuidada con composiciones abstractas donde prima la visión del fotógrafo y su construcción de la realidad en un discurso imprescindible para entender el devenir de nuestra fotografía.
José Ortiz Echagüe. Norte de África
Ortiz Echagüe es, probablemente, una de las figuras más importantes de la fotografía del siglo XX en España dentro y fuera de nuestro país. Comenzó a hacer fotos en 1989 y no dejó la cámara hasta que tenía 87 años y porque perdió la vista. Su obra, dicen los entendidos, es inclasificable ya que abarca tantos planos y estilos que va desde rasgos pictorialistas hasta el documentalismo. La exposición Norte de África de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando nos lleva al norte de Marruecos a través de imágenes aéreas, paisajes y retratos que relatan la forma de vida de los habitantes del Rif. Esta serie fue uno de sus primeros trabajos y, además de ser uno de los más desconocidos, sentó las bases de lo que después serían sus obras de madurez más célebres centradas en series costumbristas de la España de los años 30 a los 50.
Josep Renau. The American Way of Life
Sus fotomontajes críticos con la sociedad americana de los años 50 no pueden estar más de actualidad tanto en temática como en estética. El valenciano Josep Renau fue una de las figuras más destacadas del fotomontaje y el cartelismo español. Concibiendo el arte como un arma revolucionaria, su militancia en el Partido Comunista y su posterior exilio a México tras la Guerra Civil determinaron un trabajo con importante una carga documental y un firme objetivo de interferencia social. De tintes muy pop, influenciado por sus inicios en la pintura y adaptando el universo de las revistas que comenzaban a nacer en la época como Life o Paris Match, Renau “subvierte la realidad, creando un universo fantástico pero que muestra verdades que estamos sufriendo”, aseguraba ayer el comisario de la muestra Josep Vicent Monzó.
La Guerra Fría, el capitalismo, la mujer como objeto, el racismo, los derechos humanos, la sociedad vanal o el Ku Kux Klan son los temas sobre los que giran los 69 fotomontajes de The American Way of Life que podemos ver en Círculo de Bellas Artes. Una serie que, aunque marginada y hasta censurada en su momento, fue pionera en el uso del color en el fotomontaje (técnica a la que llegó por casualidad al encontrar un cromo pegado sobre una revista y conocer el trabajo de la revista comunista AIZ y de Heartfield), las imágenes a sangre y en ahondar en una crítica con tantas lecturas como capas tenía cada imagen. Porque Renau no dudaba en manipular o colorear una imagen de Cappa o Malthus, un cartel de cine o un posado de éxito en la prensa de la época para hacer llegar al público su ácida crítica social y política.
Otra exposición imperdible es esta que recurrera también en el Círculo de Bellas Artes la obra de uno de los colectivos de fotógrafos más influyentes de España. La Palangana nació en 1959 huyendo del pictorialismo y el academicismo imperantes para dar un testimonio realista y veraz de la España de su tiempo. Por eso, sus integrantes deciden dejar el idealismo franquista y girar su mirada al mundo rural y la periferia de las ciudades en una época de éxodo del campo a las urbes. En “La Palangana” fueron “testigos de su tiempo”, en unos momentos en los que el país “no contaba con un espejo en el que mirarse, sino más bien con un retrovisor de una España folclórica y poco fiel”, aseguraba ayer José María Parreño, comisario de la exposición.
Ramón Masats, que recibió el lunes el Premio PhotoEspaña de esta edición, Francisco Ontañón, Gerardo Vielba, Fernando Gordillo, Gabriel Cualladó y así hasta diez amigos fueron los integrantes de La Palangana. Y aunque no tuvieron una actividad conjunta ni larga sí aportaron ese enfoque realista a la forografía española del que después bebería el Neorrealismo. “La Palangana fue el síntoma de otra forma de mirar”, recalcaba Parreño. Diez miradas, más bien, independientes y coincidentes en estética y técnica sin las que no se entiende la fotografía de la última mitad del siglo XX.
Tan lejos, tan cerca. Documentalismo fotográfico en los años 70
Icónicas son muchas de las imágenes de Koldo Chamorro, Cristina García Rodero, Fernando Herráez, Cristóbal Hara, Anna Turbau y Ramón Zabalza que perviven en nuestra memoria como recuerdos de un pasado nada lejano. La sociedad rural, la vida en los pueblos, la cultura y las tradiciones más ancestrales, las fiestas populares o el costumbrismo cotidiano no escaparon a la mirada personal y alejada de prejuicios de estos seis fotógrafos que son los más representativos del documentalimo español surgido en la década de 1970. Una obra alejada del neorrealismo y el pintoresquismo imperante en el franquismo que podemos ver en la exposición Tan lejos, tan cerca. Documentalismo fotográfico en los años 70 en el Real Jardín Botánico-CSIC y que se centra en esa mirada que retrata una realidad al borde de la desaparición o la transformación insondable del tiempo.
Además, también en el Real Jardín Botánico-CSIC se podrá ver En el recuerdo, una muestra que recupera la obra de Piedad Isla junto al trabajo de otras cinco fotógrafas, como Roseel Meseguer o Beatriz Rubial, para hablar de la memoria personal y social y la fugacidad del tiempo.
Philip-Lorca diCorcia. El lenguaje del narrador
Paramos ahora ante el trabajo de uno de los fotógrafos estadounidenses en activo más influyentes e innovadores. En El lenguaje del narrador, Philip-Lorca diCorcia ha traído al Centro de Artes de Alcobendas una seleccion de sus obras realizadas entre 1987 y 2007 en la que el autor parte de narraciones inexplicables que quiere que termine construyendo la imaginación del espectador... porque al fin y al cabo, como dijo el fotógrafo, una imagen tiene tantas explicaciones como personas. Conocido por ampliar el campo artístico de la fotografía y con imágenes que funden la documentación y el montaje y los ámbitos público y privado, en esta muestra podremos ver algunas de las fotos más famosas de diCorcia como las que forman parte de la serie Street Work, Heads o Hustlers, en las que retrató a prostitutos de Los Ángeles.
También podremos ver en este centro la obra de Rafael Sanz Lobato, otros de los grandes nombres de la fotografía española, en una muestra que a través de 60 imágenes recorren escenas cotidianas captadas en lo que él llamaba “documentalismo de fin de semana”, es decir en sus viajes por los pueblos de España, y que le hicieron ser uno de los precursores del documentalismo que después heredaron García Rodero o Hara, así como la de la estadounidense Nancy Newberry, que en A medio camino de Midland habla sobre la ciudad y sus mitos como metáfora de un espacio psicológico que contecta a la gente con un lugar.
Elemento latente. Diez fotógrafos de América Latina
Dejamos España para adentrarnos en la fotografia latinoamericana. Casa de América acoge tres exposiciones que pretenden trazar un lienzo sobre las líneas estéticas y compositivas que se están imponiendo entre los fotógrafos de América del Sur. En Elemento latente. Diez fotógrafos de América Latina el trabajo de una decena de artistas pone la mirada sobre esos personajes anónimos e historias que podrían pasar desapercibidos pero sirven para plantear aquí otras realidades. De este modo, Marlos Bakker reflexiona sobre el coche como lugar privado y de exposición; Karina Muenh investiga los feminicidios en Bolivia; Rómulo Peña lo hace sobre el alto índice de suicidios en un poblado de Venezuela o Gustavo Lacerda se centra en los albinos brasileños.
También se puede visitar la exposición Chile en fiesta, que muestra la mirada de Alejandra Undurraga y Catalina Riutort a partir de un libro impulsado por Catalina Darraidou sobre las festividades más extendidas en el país andino, y Gigantos, donde la brasileña Raquel Brust nos presenta sus retratos hiperdimensionados de personas anónimas que se proyectan e integran en el paisaje urbano.
Polonia y España. Europa del Este y del Oeste. O SPUTNIK y NOPHOTO. Este es el binomio de la exposición Mapping the bling spots, que se puede ver en la Fundación Lázaro Galdiano, y que une la producción de estos dos colectivos fotográficos nacidos a principios del siglo XXI para investigar aspectos históricos, socioculturales y geográficos de sus respectivos entornos inmediatos. La muestra, que reúne más de 100 fotografías e incluye la publicación de un fotolibro con sus archivos, persigue descontextualizar los proyectos de cada colectivo para generar una nueva lectura en el que ambas realidades geográficas se mezclan y confunden en un espacio ficticio común.
Testigos de las revoluciones árabes
Enero de 2011. Una fecha histórica en la que miles de tunecinos salen a la calle para reivindicar derechos sociales y mejoras laborales en un país que vive bajo una dictadura. Fue el inicio de la llamada primavera árabe. A Túnez le siguen otros lugares como Egipto, Bahrein, Libia, Yemen... Allí estuvieron Ricardo García Villanova (liberado en marzo tras más de seis meses secuestrado en Siria y Premio de Periodismo Internacional 2013), Diego Ibarra, Manu Bravo (Premio Pulitzer 2013), Maysun, Guillen Valle y Alfonso del Moral, seis fotoperiodistas españoles que fueron testigos de las manifestaciones, las revueltas, la persecución y la violencia vivida en estos años. Y que ahora nos la muestran tan descarnada como la han capturado con sus cámaras fotográficas la realidad que subyace tras los titulares de prensa en la esta exposición que se puede ver en el Centro de Historias de Zaragoza.
Decía ayer Joan Fontcuberta, comisario de esta exposición, que hemos pasado de ser Homo Sapiens a Homo Fotográficos. “Vivimos en un mundo con una enorme saturación de imágenes”, explicaba, “desde que nos levantamos estamos viendo y produciendo imágenes. Tantas que no nos da tiempo a verlas todas. Las imagenes se han secularizado, ya no son algo sagrado, y han pasado a ser un acto de comunicación”.
“El mundo digital ha condicionado una manera muy intensa todo el universo icónocio. Las imágenes ya no representan la realidad sino que son parte del mundo”, añadía Fontcuberta. Esa sociedad en la que estamos inmersos hoy es la que recoge Fotografía 2.0, una muestra en la que una veintena de artistas nacidos a partir de 1970 interpretan este mundo hiperconectado de producción masiva de imágenes, producto de la globalización y el poscapitalismo. La muestra se estructura en tres ejes que van desde la idea del voyeurismo y ese Gran Hermano que nos vigila constantemente, como podemos ver en la serie de retratos de los personajes más poderosos de la City de Londres capturados con estética de cámara de videovigilancia de Daniel Mayrit; las nuevas memorias y narrativas familiares que pasan del álbum a los blog o el Facebook creando una nueva identidad social, que vemos en el Data Recovery de Diego Collado, que nos habla sobre la pervivencia de la imagen en formato digital; y los accidentes imprevistos de la propia tecnología que sirven a los fotógrafos para crear un nuevo vocabulario o posfotografía. De este modo, nacen obras como las de Manuel Fernández, que ha servido de imagen para esta edición de PHE o la crítica a la sociedad vanal y narcisista del selfie con el famoso que presenta en CelebriMe Jon Uriarte.
P2P. Prácticas contemporáneas en la fotografía española
Por último, seguimos mirando a la fotografía contemporánea. P2P, en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, surge como un proyecto de Charlotte Cotton y Luis Díaz Díaz e Iñaki Domingo de la plataforma 30y3 para reunir las prácticas y teorías más innovadoras de la joven fotografía española de hoy en día. A partir de la obra de 24 artistas como Cristina de Middel, Carla Andrade, Íñigo Aragón, Alberto Feijoo u Olmo González, la muestra pretende crear una conversación visual entre todos ellos para reflejar el dinamismo y la variada cantidad de técnicas, ideas y contextos fotográficos y redes creativas de las que tiran los artistas en la actualidad.