Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Feijóo deja solo a Mazón ante su investigación judicial
Un fardo judicial persigue a Mazón: el nexo causal de los 228 homicidios imprudentes
OPINIÓN | 'La Unión Europea cambia de identidad', por Enric González

Las mujeres posdoctoradas que quieren cambiar el futuro de África: “El desafío es que nuestras investigaciones sean apoyadas”

Flora Sylvie Houndjrebo durante la visita al Centro de Tratamiento de Úlcera de Buruli (CDTUB) en Lalo, Benín

Soraya Aybar Laafou

Cotonou (Benin) —
15 de marzo de 2025 21:55 h

0

La doctora Flora Sylvie Houndjrebo mira el móvil con el ceño fruncido. Cuando descuelga la llamada comienza una riña que masculla entre carcajadas. Al terminar, vuelve a fijar la mirada en la pequeña pantalla, que teclea con fuerza. No han pasado dos segundos y ya está revisando un montón de papeles que sujeta con la otra mano. “Como mujer posdoctoranda, tengo un gran reto: debo conciliar mi vida familiar con mi faceta profesional y estudiantil”, expresa frente a la serenidad del mar en calma en la costa de Ouidah en Benín : “No es nada fácil, pero no me importa, este es mi sueño y lo estoy cumpliendo”, recalca antes de dibujar una sonrisa de orgullo.

A sus 46 años, Houndjrebo, socióloga de formación, ha participado en numerosas publicaciones académicas sobre las barreras a la participación social de las personas con discapacidad en zonas endémicas de Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) en Benín y Costa de Marfil. Ahora, con la mirada puesta en el posdoctorado, también trabaja como punto focal en Benín de Fundación Anesvad como gestora de proyectos mientras imparte cursos en diferentes disciplinas. “Aunque nunca he parado de investigar, mi vida siempre ha girado en torno a mi familia, y si era apta o no para la situación familiar”, explica.

Si atendemos a los datos mundiales, según Naciones Unidas, las mujeres representan el 33% del total de investigadores, pero en la práctica, solamente alrededor del 12% ocupa puestos de académicas científicas. Por su parte, África subsahariana solo suma el 2,5% de los investigadores a nivel mundial, entre las cuales poco más del 30% son mujeres. Cuando miramos los datos por regiones del continente africano, el norte de África, con Túnez, Argelia y Egipto a la cabeza, recoge el mayor número de mujeres investigadoras y posdoctoradas. Ahora, según los últimos datos de la Unesco, otros países de África Occidental como Benín, Costa de Marfil o Senegal están tomando posiciones. 

Ante la falta de acceso a la información, iniciativas nacionales 

“No existen estadísticas oficiales nacionales, pero cuando voy al campus universitario o hago trabajo de campo, solo veo mujeres con vocación real. Costa de Marfil, por ejemplo, está repleto de mujeres investigadoras que trabajan sobre el terreno”, explica la doctora. Aun así, la académica resalta un problema que perpetúa en el contexto beninés: el acceso a la información. “El hombre puede obtener rápidamente la información en los periódicos o mientras ve la televisión, mientras tanto, la mujer está en la cocina. Esto significa que es más probable que el hombre acceda a puestos de trabajo con mayor facilidad porque ha sabido postularse antes que nosotras, no porque sea más válido”, cuenta. 

Ante la ausencia de visibilidad del talento femenino, el Ministerio de Asuntos Sociales y Microfinanzas de Benín ha creado el Compendio de Competencias de las Mujeres en Benín, una aplicación digital con una base de datos centralizada que registra información relacionada con las inscripciones de las mujeres en la plataforma. “Es una forma para que los reclutadores en los diferentes ámbitos laborales, desde la política, la economía o la salud, entre otros, no tengan una excusa para decir que no pueden contratar a mujeres”, explica Houndjrebo. Actualmente, se han registrado alrededor de 3.000 mujeres en la aplicación oficial. 

No todo se queda en la información, también habla de autoridad. “No os estoy enseñando nada [a Occidente] cuando os cuento que nosotras también vivimos en un sistema patriarcal en el que el hombre tiene el poder”, revela con recelo. “Cuando estamos en un foro, en el hospital, en un debate, las dudas siempre van dirigidas hacia los hombres. El hombre es una institución académica per se”, bromea. “Con el proceso de la globalización, los gobiernos entendieron que debían de promocionar a toda costa la inclusión de las mujeres en la sociedad, aunque fingieran hacerlo. Eso es lo doloroso”, sentencia. 

Gloria Dada desde Nigeria: “Es un privilegio y un desafío a la vez”

Gloria Dada plantó la semilla del cambio en un laboratorio de la Universidad Ahmadu Bello en Nigeria y desde entonces el tallo no ha parado de brotar. Como profesora asociada de bioquímica ha colaborado en diferentes proyectos internacionales, especialmente con la Universidad de Bremen en Alemania y recientemente ha terminado su posdoctorado en el Instituto de Salud Carlos III en España. Con el apoyo de programas como la Beca de Todas de Fundación Anesvad, Science by Women y LEARN Africa. En una entrevista con este medio, Dada destaca que “estas becas no solo propiciaron asistencia financiera, sino también oportunidades invaluables para colaborar, ampliar mi alcance de investigación y asegurar financiación para proyectos más grandes”.

“Ser investigadora postdoctoral en África es un privilegio y un desafío a la vez. Existe un potencial inmenso para realizar investigaciones innovadoras que impacten directamente en la salud pública, en particular en el abordaje de enfermedades tropicales desatendidas. Sin embargo, este potencial a menudo choca con barreras sistémicas: fondos de investigación limitados, infraestructura inadecuada y la lucha por ganar visibilidad en los círculos de investigación globales”, explica Dada. “El desafío no es solo realizar investigaciones, sino garantizar que sean reconocidas, apoyadas y traducidas en un impacto en el mundo real”, añade. 

Gloria Dada comparte que el camino para las mujeres investigadoras en África continúa siendo empinado: “Más allá de los desafíos generales que supone realizar investigaciones en entornos con recursos limitados, existen prejuicios de género profundamente arraigados que hacen que las oportunidades de liderazgo sean escasas”, explica. “Lograr la paridad de género en la ciencia no se trata solo de aumentar los números, sino de una representación significativa. El verdadero cambio se produce cuando las mujeres tienen un lugar en la mesa para dar forma a las prioridades científicas, las políticas y las decisiones de financiación”, añade.

Inès desde Benín: “Tenemos deberes que no tienen los hombres”

Aunque nació en Cotonou, ha crecido toda su vida en Ouidah, donde se siente en casa. Sonagnon Inès Elvire Agbo es socio-antropóloga medicinal especializada en género y, además de trabajar y publicar con Flora Sylvie Houndjrebo, también ha participado en otros proyectos relacionados con cuestiones de negociación en salud comunitaria, sobre todo en el caso de los relevos comunitarios de grupos de apoyo en la lucha contra la úlcera de Buruli al sur de Benín. Durante su doctorado se focalizó en la convergencia y divergencia entre la medicina tradicional y la moderna en la lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas. Ahora, inmersa en su investigación posdoctoral, quiere conocer cuál es el impacto social para las mujeres que contraen las enfermedades tropicales de la piel.

“Debemos tener en cuenta el género en la lucha contra las ETD. Los cuerpos se pueden curar, sí, pero las cuentas que socialmente paga la mujer al salir del hospital son peores que las médicas”, dice desde Benín.

Agbo sujeta un lápiz y garabatea algunas de las palabras que verbaliza durante la conversación. “Salud” es una de ellas. “Son pocas las mujeres que ocupan puestos de decisión en el campo de la salud, pero con el paso del tiempo, cada vez son más”, sonríe. “Yo conseguí terminar mi doctorado y empezar mi posdoctorado con muchas dificultades. Ya sabes, problemas administrativos y organización del trabajo sumado al propio peso social de ser mujer en el mundo. Tenemos deberes que no tienen los hombres: tienes que casarte, cuidar de tu marido, tener hijos…”

A pesar de que todavía hay normas sociales en términos de prejuicios o, como sentencia la académica, la política actual del país está inmersa en un cambio generacional que confluye con la paridad entre hombres y mujeres, incluido las niñas. “Como en los últimos años hemos visto una disminución en el número de niñas que van a la escuela, el Gobierno ha decidido tomar parte. Ahora todas están exentas de pagar la tasa escolar”, explica. 

Patrice Talon, que gobierna el país desde 2016 y que revalidó su poder en 2021 hasta 2026, introdujo la escolarización gratuita para las niñas con el objetivo no solo de garantizar una educación de calidad y una participación en el desarrollo del país, sino también para evitar que desde edades tempranas quedaran relegadas a los cuidados del hogar, familiar o matrimonios precoces. “Aunque la tasa de educación de las niñas ha llegado a la universidad, muy pocas consiguen acceder a puestos de doctorado o posdoctorado”, señala Agbo. 

En el contexto político, y tras las elecciones legislativas de enero de 2023 en Benín, el país culminó con progresos notables en términos de representatividad de las mujeres en la Asamblea Nacional. En comparación con la legislatura anterior, actualmente hay un 18,4% más de mujeres entre los escaños, es decir, una tasa del 25% en comparación con el 7% de las mujeres elegidas durante la octava legislatura entre 2019 y 2023. Este avance en paridad parte principalmente de las reformas sobre la Constitución sumado a los años de lucha, reivindicaciones y cabildeos de las redes de mujeres líderes en organizaciones de sociedad civil e instituciones internacionales. 

“A pesar de todo, lo más importante es rodearse de personas que puedan y quieran apoyarte”, cuenta poco antes de finalizar la entrevista. Inès se levanta de la silla, recoge sus papeles y avanza por una sala donde ya no se atisban los últimos rayos de sol de la tarde. “Flora y yo solo somos unas de tantas”, concluye para terminar el encuentro.

Etiquetas
stats