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Los incendios en Galicia desvelan “el mayor descubrimiento de arte rupestre de las últimas décadas”

Detalle del petroglifo encontrado en As Neves (Pontevedra)

David Reinero

“El mayor descubrimiento de arte rupestre de las últimas décadas en Galicia” es como presentan varios arqueólogos el hallazgo en un monte del sur de Pontevedra afectado por los incendios del pasado octubre de una superficie de petroglifos desconocida hasta ahora. Un descubrimiento el de estos nuevos grabados en piedra que avalaría “un nuevo paradigma para el arte rupestre gallego y portugués: entre el fondo de la ría de Vigo y el río Lima el animal casi exclusivo, multirepresentado, no es el ciervo, son los équidos”. La Dirección General de Patrimonio de la Xunta confirma que los nuevos petroglifos ahora descubiertos “no están catalogados y, a priori, parecen importantes”.

El descubrimiento anunciado ahora de los nuevos petroglifos se produjo el pasado 7 de diciembre en los montes de Taboexa, en el municipio de As Neves, en el valle del río Miño. El arqueólogo Xosé Lois Vilar, uno de los que los ha analizado junto con otros expertos del Instituto de Estudos Miñoráns (IEM), muy activo en la recuperación e investigación del patrimonio en todo el sur de la provincia de Pontevedra, destaca que en la zona en la que se descubrieron los nuevos petroglifos había ya otros inventariados, pero los ahora encontrados estaban enterrados y sólo pudieron ser localizados tras los incendios del pasado octubre, paradoja de la que se lamenta porque el fuego es uno de los peores enemigos de este tipo de restos arqueológicos. Fue precisamente durante una revisión del estado en que los incendios habían dejado los petroglifos ya catalogados cuando se encontraron con lo ahora descubierto.

Desde el IEM consideran los petroglifos de Taboexa “de los mejores de Galicia por su tamaño, por su tipología y por la cantidad y variedad de figuras representadas”. Según la descripción de los arqueólogos, en una gran piedra plana inclinada de entre 25 y 30 metros cuadrados (unos 6x5 metros) están grabados “unos veinte zoomorfos orientados en direcciones divergentes ocupando toda la piedra” junto con otras inscripciones abstractas. “En la parte alta presidiendo, un hombre bien sexuado, a su izquierda un cánido y debajo un équido herido por arma larga, animales de buenísima factura, buena conservación, gran tamaño y en la misma zona del petroglifo grabados usando tres técnicas distintas”, esquemática, vaciado del cuerpo y doble trazo. Según Vilar, uno de los mejores conocedores de los petroglifos gallegos, este se encontraría entre los “40 ó 50 mejores de Galicia” y sería el mejor de los encontrados en las dos últimas décadas.

Según los expertos, los zoomorfos son “claramente équidos con la cola espesa, las orejas, la ausencia de cuernas”, lo que los lleva a ratificar “un nuevo paradigma para el arte rupestre gallego y portugués: entre el fondo de la ría de Vigo y el río Lima el animal casi exclusivo, multi representado, no es el ciervo, son los équidos”. Según dicen, “en esta extensísima área geográfica sólo se conocen diez superficies claras con cérvidos, de ellas sólo una, quizás dos en Portugal, pegadas al Miño (Verdoejo) y más de cien con équidos con el mismo comportamiento que los cérvidos, perseguidos, cazados, simplemente representados en la piedra. Équidos cazados vivos o matados con el hombre como dominador de la naturaleza”.

“Este postulado comprobado en la práctica viene de afianzarse aun más con el descubrimiento en Taboexa, que confirma el nuevo paradigma”, dicen los expertos del IEM, cuya sección de arqueología y etnografía viene impulsando el Proyecto Equus, que combina los estudios zoológicos, etnográficos y arqueológicos sobre los caballos salvajes que aún siguen existiendo en la zona (equus ferus atlanticus) y el arte rupestre. Desde la Consellería de Cultura de la Xunta indican que el IEM comunicó a la Dirección General del Patrimonio la aparición de estos hallazgos, que “no están catalogados” y que “a priori, parecen importantes”. Está previsto que en los próximos días arqueólogos de Patrimonio se desplacen a la zona para inspeccionar los petroglifos, valorar su importancia y determinar qué medidas tomar con ellos.

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