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Guitarras y robots: el plan para enseñar electrónica del padre español de Arduino

David Cuartielles lleva dando clases desde que era un adolescente. Cuando tenía 13 años, echó una mano con el álgebra vectorial a una compañera. Como compensación, le regaló un par de calcetines que él conservó para recordar que la educación consiste “en compartir conocimiento con otras personas”.

Tiempo después de aquella experiencia, y ya como profesor de la Escuela de Artes y Comunicación de la Universidad de Mälmo (Suecia), este ingeniero creó junto a dos italianos y dos estadounidenses una placa azul nacida una placa azul nacidaprecisamente con el fin de enseñar electrónica a los jóvenes. Lograron con creces su meta: su criatura revolucionó el ‘hardware’ libre y se convirtió en una herramienta imprescindible del movimiento ‘maker’.

Doce años después de cofundar Arduino, un periodo en el que ha recorrido el mundo evangelizando sobre las bondades de crear y compartir ‘cacharreando’, este zaragozano se ha embarcado en un nuevo proyecto, Abierto, que también tiene a la formación como protagonista: aspira a aunar recursos educativos tecnológicos en su página para que cualquiera pueda utilizarlos fácilmente en las aulas.

“Abierto es ahora mismo una semilla que estoy intentando plantar para colaborar con el profesorado que crea contenido, principalmente en español”, ha explicado Cuartielles en el podcast de Hoja de Router. Que la información se plasme en la lengua de Cervantes no es baladí. Quiere demostrar “la tesis de que se genera muchísimo contenido tecnológico en español” pese a que, a su juicio, no llega al público general de forma adecuada.

Así que, con algo de dinero de la fundación Puig y el apoyo de Ashoka, la labor de un ingeniero experto en KiCAD (un ‘software’ de diseño de circuitos electrónicos) que actualmente es el único empleado del proyecto, y la colaboración de otros compañeros ha puesto en marcha una nueva iniciativa que está dando sus primeros pasos.

“Lo que estamos intentando crear es un repositorio de contenido creado por profesores y para profesores”, señala Cuartielles. Una guitarra sin cuerdas pero con mucha miga electrónica es su primer juguete educativo.

Fenderino, una educativa guitarra en miniatura

Un Arduino, una ‘shield’ (un elemento que se conecta con la placa para añadirle capacidades), un ‘jack’ de audio, un altavoz piezoeléctrico, un interruptor, un potenciómetro, luces led, botones…. Esos son algunos de los elementos que componen Fenderino, un original instrumento ‘do it yourself’ bajo licencia Creative Commons que, gracias a sus botones, emite sonidos electrónicos con los que podemos intentar recrear desde el mítico ‘Highway to hell’ de AC/DC al popular ‘Despacito’ de Luis Fonsi.

Cuartielles ha publicado todo el código en el GitHub de Abierto con el fin de que tengamos todos los detalles para montar este divertido instrumento nosotros mismos. “Es una versión de la guitarra del Guitar Hero pero libre, y la puedes emplear como quieras”, señala Cuartielles.

Aunque él convirtió a Fenderino en una pequeña guitarra (“la forma del instrumento influye muchísimo en la actitud de la gente sobre cómo se toca cada música”), la idea de crear este original cacharro no fue suya, sino de dos maestros con alma ‘maker’ de la Escola Diocesana de Navàs, un municipio barcelonés de unos 6.000 habitantes.

Ambos están detrás de Instròniks, una iniciativa para unir música y electrónica que nació en esas aulas. Marc Sibila, profesor de tecnología, intentaba enseñar electrónica a los chicos que no habían logrado acabar la ESO. No logró captar su atención hasta el día en que trasteó con un potenciómetro que emitía un sonido más grave o más agudo cuando giraba. Los chicos se interesaron entonces por aprender cómo se generaba ese sonido.

Tras consultar al profesor de informática Jordi Divins, ambos comenzaron a usar Arduino para sus proyectos. Precisamente en una de las placas que compraron encontraron información sobre el Maker Faire que iba a celebrarse en Roma, el mayor evento para ‘makers’ de Europa. Ni cortos ni perezosos, se marcharon a la capital italiana. El tamaño de la feria superaba sus expectativas, así que escribieron por Twitter a Cuartielles para saber si estaba por allí. “David, con su afán de ayudar a la gente, nos dijo 'tal día a tal hora nos vemos'”, rememora Jordi. Gracias a él, regresaron a Navàs con un proyecto en mente: crear una suerte de ‘makespace’ en su propia escuela para enseñar tecnología valiéndose de sus peculiares instrumentos electrónicos.

Con ayuda de placas, cables o luces que después colocan en cajas metálicas reutilizadas, han creado un Flutrònik Flutrònik(que permite tocar melodías inspirándose en los instrumentos de viento) o un Arcoditrònik (destinado a generar armonías) que han llevado a varios eventos. Quien lo desee puede construirlos con los esquemas eléctricos y el código que comparten en su web, y, además, ellos mismos venden los kits con las piezas.

El Fenderino de Instròniks, mucho más rudimentario que el actual (su ‘shield’, de mayor tamaño, iba dentro de una caja) nació tras una charla con el profesor de música. Algunos alumnos se desmotivaban cuando tocaban un instrumento y no lograban buenos resultados, así que idearon uno que sonara más o menos bien si se seguía el ritmo, independientemente de la nota.

“Siempre me ha llamado la atención ver cómo la gente se aventura a probar con tecnología en las aulas y presentar retos al sistema sistema educativo tradicional”, alaba Cuartielles. Atraído por el invento, el cofundador de Arduino lo mejoró, les mandó una primera versión para que lo perfeccionaran y, de la noche a la mañana, anunció que iba a vender cien unidades. Ese mismo día ya tenía varios compradores.

“Es una posibilidad de desarrollar algo que nosotros mismos con nuestros conocimientos y recursos no podríamos hacer”, describe Divins. “Abierto nos ha abierto las puertas a extender nuestro producto a nivel mundial, primero por el renombre que tiene David, que le conocen en todo el mundo, y por todo el equipo que tiene detrás”.

La web de Abierto vende el kit para que tengamos un Fenderino por 47 euros (si optamos por comprarlo con la placa de Arduino incluida). Es una forma de “recuperar el coste de haber diseñado la ‘shield’”, afirma Cuartielles. Instalando librerías, se pueden generar diferentes tonos, reproducir voz humana pregrabada o incluso convertirlo en un instrumento que emite notas MIDI, una funcionalidad que ha desarrollado (y por supuesto compartido) uno de los primeros compradores.

Otra fan del proyecto también ha publicado todos los detalles para montar el Fenderino en inglés, de forma que pueda llegar a todas partes del mundo. De hecho, el plan de Instròniks es montar una pequeña campaña de ‘crowdfunding’ para crear un completo manual de cómo dar clases de música con el Fenderino, además de seguir mostrando sus instrumentos allá donde tengan la oportunidad.

El futuro de Abierto: por y para profesores

Además de hacer accesible el Fenderino a todos los profesores que deseen usarlo en sus clases, Abierto está empezando otros proyectos con educadores. Uno de ellos es un libro para enseñar tecnología a niños para el que está contando con la colaboración de dos profesoras del colegio madrileño Manuel Núñez de Arenas. También están trabajando con la comunidad de Escornabot, que ha creado una serie de robots de muy bajo coste basados en Arduino para enseñar programación a los más pequeños.

Abierto está dando esos primeros pasos teniendo claro su objetivo pero no su forma futura. “No sabemos si se constituirá como una fundación o solamente como un proyecto que colabore con Arduino o con una empresa. Eso no importa mucho”, explica Cuartielles. “Lo que importa es que podamos buscar un formato sostenible que funcione para ayudar a la gente, principalmente a profesores y educadores”.

Unos cuantos años después de comprender, en base a su propia experiencia, que educar es compartir, el cofundador español de Arduino, hoy un referente mundial en el campo del ‘hardware’ libre, sigue poniendo su granito de arena para mejorar la enseñanza.

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Las imágenes son propiedad, por orden de aparición, de Fabrice Florin, Abierto e Instròniks