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Israel ordena el bloqueo total de la franja de Gaza y deja a los palestinos sin electricidad, alimentos ni combustible

El recuento de víctimas en el lado israelí, después del brutal ataque del grupo palestino Hamás este fin de semana, es de 900 muertos –según los medios locales– y más de 2.500 heridos, incluidos 157 en estado grave. Al mismo tiempo, 560 gazatíes han fallecido, entre ellos 91 niños, y más de 2.900 están heridos, después de los bombardeos que están golpeando incesantemente Gaza desde el domingo por la noche y hasta el momento.

Los ataques han causado muchas víctimas y graves destrozos en dos campos de refugiados de la franja, el de Shati, en la capital, y el de Yabalia, en el norte del pequeño territorio densamente poblado. En ambos han quedado destruidas dos mezquitas. También la localidad de Beit Hanoun, en el norte de la franja, ha quedado hecha escombros, según la agencia de noticias AP. De acuerdo con el medio independiente egipcio Mada Masr, un ataque aéreo israelí alcanzó la puerta del paso fronterizo de Ráfah, que separa Gaza de Egipto, este lunes por la noche.

Casi 137.000 personas han buscado cobijo en 70 refugios de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Gaza, después de haber abandonado sus casas por temor a los bombardeos. Una de esas escuelas en la que había familias desplazadas ha sido alcanzada por una bomba, pero solo sufrió daños materiales. Hasta 14 instalaciones de la UNRWA han sido atacadas, según denuncia la propia agencia.

Aparte de las bombas y los misiles lanzados sobre Gaza, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha anunciado este lunes el bloqueo total del enclave costero, lo que significa que dejará de recibir suministro de electricidad, alimentos, combustibles y todos los productos que entraban en gran parte desde Israel.

“No habrá electricidad, alimentos ni combustible” que provengan de Israel, ha señalado el ministro, según un comunicado de su oficina. “He dado una orden: Gaza estará bajo un cierre total. Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia”.

Gaza ya se encuentra bajo bloqueo por aire, tierra y mar desde 2007, cuando Hamás tomó el control de la franja, donde viven hacinados más de dos millones de habitantes y que cuenta con una sola central eléctrica que necesita combustible para funcionar y abastecer a hospitales y otras instalaciones básicas. Muchos alimentos también entran a la franja desde Israel, ya que el enclave no dispone de suficiente agua ni medios para cultivar hortalizas o criar animales.

“Cortar los alimentos, el agua y el combustible representaría una grave violación del derecho internacional y un intento de castigar a toda una población. Constituiría un crimen de guerra”, ha escrito en X (antes Twitter) Jan Egeland, del Consejo Noruego para los Refugiados.

La organización Human Rights Watch también ha denunciado en un comunicado que las políticas israelíes contra la población de Gaza son “un castigo colectivo ilegal, que es un crimen de guerra”. Amnistía Internacional ha recordado, de la misma manera, que “tener como blanco a civiles de forma deliberada, llevar a cabo ataques desproporcionados e indiscriminados que matan o hieren a civiles son crímenes de guerra”. Ambas ONG defensoras de los derechos humanos han pedido a los dos bandos hacer todos los esfuerzos por proteger a los civiles en esta confrontación, que es la más grande en muchos años entre Israel y los palestinos.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha advertido de que la situación humanitaria en Gaza era “extremadamente grave” antes de estas hostilidades y “ahora no hará sino deteriorarse exponencialmente”. “Se necesitan desesperadamente equipos médicos, alimentos, combustible y otros suministros humanitarios, así como acceso para el personal humanitario”, ha dicho este lunes. Guterres ha pedido que se permita el acceso de Naciones Unidas para brindar ayuda humanitaria de manera urgente.

300.000 reservistas y un centenar de rehenes

Todo indica que los bombardeos sobre Gaza no cesarán y Gallant ha pedido que se intensifiquen, según ha informado su oficina. El principal portavoz del Ejército, Daniel Hagari, había asegurado anteriormente que Israel va a seguir atacando “de esta forma, con esta fuerza, continuamente” la franja, con una intensidad que ha ido en aumento desde el sábado y con especial virulencia en el día de hoy.

Las Fuerzas de Defensa de Israel han llamado ya a filas a unos 300.000 reservistas desde que declararon el estado de guerra el sábado, pocas horas después del brutal ataque coordinado de Hamás, con hombres armados infiltrándose en territorio israelí y el lanzamiento de miles de cohetes sobre el sur del país. En la mañana del lunes, más cohetes han impactado en territorio israelí y las sirenas han vuelto a sonar en las zonas próximas a Gaza, de donde han sido evacuados la mayor parte de los residentes hacia lugares más seguros. Por la tarde, los cohetes han alcanzado Jerusalén y varias personas han resultado heridas.

Hagari también ha informado de que las unidades del Ejército han recuperado el control de las comunidades en las que habían penetrado los milicianos palestinos, aunque todavía podría haber alguno en territorio israelí, por lo que la precaución es máxima. El portavoz ha destacado que nunca se habían llamado a tantos reservistas, de forma tan rápida, y ha afirmado: “Estamos a la defensiva”.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha asegurado hoy que “esto es sólo el principio”, después de que el fin de semana prometiera una “venganza poderosa” por el ataque de Hamás, que tomó por sorpresa no sólo a los ciudadanos israelíes, en un día festivo nacional, sino también a los servicios de seguridad e Inteligencia de Israel, los cuales están siendo muy cuestionados.

Lo más delicado de esta situación para Netanyahu, su Gobierno y las fuerzas de seguridad israelíes es la presencia de decenas de rehenes –aún no ha sido confirmado el número exacto– que fueron tomados por los milicianos palestinos durante su incursión en Israel y llevados a Gaza. Este lunes, Hamás ha amenazado con ejecutar a un rehén civil israelí por cada bombardeo sin previo aviso en Gaza.

Anoche, el teniente coronel Jonathan Conricus señaló que “un gran número de civiles y soldados israelíes permanecen secuestrados en Gaza. Son muchos muchos israelíes”, aunque no dio cifras concretas “a la espera de ulteriores confirmaciones”. Los grupos islamistas Hamás y la Yihad Islámica se han atribuido la captura de 130 personas, entre las que habría oficiales del Ejército, aparte de civiles, según la Agencia EFE.

Entre los secuestrados podrían estar dos ciudadanos españoles que se han visto afectados por el ataque de Hamás: un hombre y una mujer que viven muy cerca de la frontera con Gaza, según han informado a elDiario.es fuentes de los servicios de Información. Las autoridades españolas se afanan en estos momentos en conocer si su desaparición responde a que han sido secuestrados y llevados a territorio palestino, o si fueron víctimas de los disparos de los milicianos palestinos que irrumpieron en su lugar de residencia.

Las fuentes consultadas por este periódico descartan que fueran asistentes a la fiesta de música que se celebraba el pasado fin de semana, cerca de la franja de Gaza, donde habrían fallecido unas 260 víctimas mortales, según los cuerpos rescatados hasta ahora en ese lugar en medio del desierto al que accedieron fácilmente los milicianos palestinos. Según la agencia Reuters, 30 de los asistentes a la fiesta han aparecido este domingo, después de haber permanecido escondidos.

“Este es nuestro 11-S”, ha declarado Richard Hecht, portavoz internacional del Ejército israelí: “No ha sido un ataque contra un edificio, ha sido también contra una fiesta que estaba teniendo lugar junto a la franja de Gaza, han atacado a civiles, han ido a por abuelas, niños, bebés... Todo el mundo está afectado, todo el mundo conoce a alguien, a desaparecidos, a soldados muertos”.

Desde Washington, el Departamento de Estado ha confirmado el fallecimiento de cuatro ciudadanos estadounidenses en Israel, pero las autoridades aún no saben cuántos están desaparecidos y podrían estar muertos o secuestrados.

Este lunes también se ha sabido que los suegros del ministro principal de Escocia, el nacionalista Humza Yousaf, han quedado “atrapados” en Gaza, donde se encontraban en una visita familiar cuando estalló la violencia este fin de semana. “Como muchos sabrán, mi mujer es palestina. Su madre y su padre, mis suegros, que viven en Dundee, que viven en Escocia, han estado en Gaza y, me temo, están actualmente atrapados”, ha dicho Yousaf a los periodistas.

“A pesar de los mejores esfuerzos del Ministerio de Exteriores británico, nadie puede garantizarles un paso seguro hacia lugar alguno”, ha agregado el ministro principal, quien ha condenado de forma “inequívoca” el ataque de Hamás del pasado sábado. “No sabemos si mi suegra y mi suegro, que no tienen nada que ver con Hamás ni con ataque terrorista alguno, como la mayoría de gente de Gaza, sobrevivirán a la siguiente noche o no”, ha lamentado.

Respuesta de la UE y la ONU

Desde la Comisión Europea ha llegado este lunes la decisión más dura hasta el momento: la suspensión de los pagos para ayuda al desarrollo a Palestina y la revisión del conjunto de las ayudas, que ha cifrado en 691 millones de euros. La decisión ha sido tomada a pesar de que los fondos de Bruselas no sirven en ningún caso para financiar a Hamás, tal y como han apuntado los portavoces de la Comisión.

“La escala del terror y la brutalidad contra Israel y su gente es un punto de inflexión”, ha dicho el comisario húngaro de ampliación y vecindad, Oliver Varhelyi, a través de la red social X (antes Twitter). 

La Unión Europea ha condenado desde el primer momento el ataque de Hamás y ha afirmado que Israel tiene “derecho a defenderse”, al mismo tiempo que ha apelado a evitar una “escalada regional”. Preguntados por si la reacción israelí entra dentro de sus parámetros, los portavoces de la Comisión se han limitado hoy a insistir en que esa defensa tiene que entrar dentro de los límites del derecho internacional. Así, el portavoz para asuntos internacionales, Peter Stano, ha asegurado que “es importante ver que la gente de Palestina no sufre”. 

Mientras, el alto representante, Josep Borrell, ha convocado para mañana, martes, una reunión de urgencia de los ministros de Exteriores “para discutir las implicaciones y consecuencias” de la situación, en la que los 27 “considerarán las respuestas y próximos pasos”.

Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU mantuvo a última hora del domingo una reunión sobre la actual escalada y estableció como prioridad la protección de los civiles israelíes y palestinos, y la contención del conflicto. Sin embargo, los quince miembros del Consejo no emitieron un comunicado o una condena unánime de la violencia.

La embajadora de Malta, Vanessa Frazier, señaló que en esa reunión a puerta cerrada se reconoció tanto el derecho a la autodeterminación de Palestina “a través de la paz y no la violencia” como el derecho a la autodefensa de Israel “proporcionado y en línea con la ley internacional”.

También en Nueva York, la misión de Irán ante la ONU negó la implicación de este país en el ataque del sábado de Hamás, grupo islamista al que Teherán apoya.

“Apoyamos enfáticamente y sin dudas la causa de Palestina; sin embargo, no estamos implicados en la respuesta palestina, que ha sido tomada sólo por Palestina”, ha aclarado la misión iraní en un comunicado recogido por medios iraníes. “Las resolutivas medidas tomadas por Palestina constituyen una legítima defensa contra siete décadas de opresiva ocupación y crueles crímenes cometidos por el ilegítimo régimen sionista”, ha añadido en ese texto recogido por medios iraníes.

Ayer, el diario estadounidense Wall Street Journal acusó a Teherán de ayudar a Hamás a planificar el ataque desde agosto y de dar luz verde a su inicio. El rotativo citaba fuentes del grupo palestino Hamás y del libanés Hizbulá, que aseguraban que miembros de la Guardia Revolucionaria iraní habían ayudado en la gran operación, denominado “Tormenta de Al Aqsa”.

Sin embargo, el Gobierno de Estados Unidos ha afirmado que no hay pruebas de la supuesta implicación de Irán en el ataque sorpresa del pasado sábado, que es el más grande lanzado jamás por los palestinos contra Israel.

La comunidad internacional está además muy pendiente de un segundo frente, en el norte de Israel, en la frontera con Líbano, donde este lunes se han vuelto a registrar incidentes. El Ejército israelí ha informado de que sus soldados “mataron a varios sospechosos armados que se infiltraron en territorio israelí desde territorio libanés” y helicópteros militares han respondido atacando varios puntos en el país vecino.

El Ejército libanés ha confirmado en un comunicado que “áreas fronterizas están siendo objeto de bombardeos aéreos y de artillería por parte del enemigo israelí” y ha pedido a los residentes de la zona que “tomen las máximas precauciones y no vayan a las zonas adyacentes a la divisoria”, donde la tensión permanece elevada desde ayer.

Las sirenas antiaéreas han vuelto a escucharse hoy en el norte de Israel, tras “dos lanzamientos de morteros” desde Líbano –según el Ejército israelí–, aunque el grupo chií libanés Hizbulá ha negado estar detrás del lanzamiento de proyectiles. El grupo sí confirmó haber atacado ayer con morteros Israel en apoyo a los palestinos, cuya causa siempre es abanderada por Hizbulá en su propaganda.