Unas horas después de ser abroncado por Donald Trump en Washington, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, volvió este sábado a Europa entre abrazos y palabras de apoyo. Al llegar a Downing Street, en Londres, el primer ministro británico, Keir Starmer, salió a buscarle, lo saludó con un abrazo al que no acostumbra y enfatizó que el ucraniano era “muy, muy bienvenido”.
“Tienes pleno apoyo en todo el Reino Unido”, le dijo Starmer (las encuestas de opinión muestran, de hecho, un respaldo mayoritario a Zelenski y el pueblo ucraniano). El primer ministro británico también señaló sonriente hacia los espontáneos que coreaban en la calle cánticos de apoyo con banderas ucranianas y carteles de Stand with Ukraine. “He visto a mucha gente, y quiero agradecerte a ti y al pueblo británico vuestro apoyo tan grande desde el principio de esta guerra, gracias a ti, gracias a tu equipo”, dijo con tono emocionado el presidente ucraniano, a quien los actuales líderes de Washington acusan ahora de “desagradecido”.
El Reino Unido ha querido marcar la diferencia con las últimas horas pasadas por Zelesnki en Estados Unidos al recibirle con honores justo antes de la cumbre con líderes europeos que ha convocado Starmer para este domingo.
En la sustancia, el Gobierno británico anunció un préstamo a Ucrania de 2.260 millones de libras (2.740 millones de euros) que se pagará con bienes rusos congelados como parte de las sanciones al régimen de Putin.
Y, de manera más simbólica, Carlos III improvisó una invitación a su casa de campo de Sandringham este domingo por la tarde. El rey había invitado hace unos días a Trump a una visita de Estado, aunque hay un movimiento de protesta y una petición para que desinvite al presidente de Estados Unidos después de su comportamiento el viernes.
El presidente ucraniano está en Londres para unirse este domingo a la cumbre de líderes europeos centrada en defensa. El debate sobre la seguridad para Europa es más urgente ahora que no puede contar con Estados Unidos, su principal y más poderoso aliado hasta hace mes y medio.
Los líderes de más de una docena de gobiernos europeos, la UE y la OTAN ya tenían prevista la reunión para empezar a planear una fuerza de paz en Ucrania sin Estados Unidos. El desafío que ahora tienen sobre la mesa es mucho mayor. “Hoy ha quedado claro que el mundo libre necesita un nuevo líder. Depende de nosotros, europeos, aceptar este desafío”, dijo Kaja Kallas, la jefa de Política Exterior de la UE, el viernes por la noche después de unas horas dramáticas para el futuro de Europa.
La semana de intentos infructuosos de acercarse y complacer a Trump acabó con la avalancha de reproches contra Zelenski y en defensa de Vladímir Putin por parte del presidente de Estados Unidos, su vicepresidente e incluso algunos de los partidarios de Trump acreditados como prensa en la Casa Blanca. Antes de la escena inédita para cualquier presidente en la historia de Estados Unidos, ya había quedado claro que las visitas del presidente francés, Emmanuel Macron, y Starmer no habían cambiado el desinterés de Trump por la seguridad de Ucrania y el resto de Europa ni la exclusión de los europeos de las negociaciones entre Moscú y Washington.
El plan para la cumbre de Londres es examinar “los siguientes pasos para planear garantías de seguridad” si se llega a un acuerdo de paz en Ucrania, según Downing Street. El Reino Unido repetía el viernes que quería que Estados Unidos se implicara con vigilancia, fuentes de inteligencia y aviones militares, aunque ya antes de la reunión con Zelenski no había ninguna señal de que lo fuera a hacer.
Lo que tal vez no esperaban los europeos es que Trump y JD Vance, su número dos, abroncaran con hostilidad a Zelenski en un discurso que mezcló ataques contra el presidente ucraniano, comentarios despectivos sobre su atuendo, desprecio a las víctimas de la guerra, insultos a Joe Biden y buenas palabras para Putin.
Unos minutos después de la escena en directo (“buena televisión”, según Trump), llegó el primer mensaje de apoyo en público de un líder europeo, el primer ministro de Polonia, Donald Tusk. Y justo después los de los presidentes Pedro Sánchez, Macron y casi todos los líderes europeos. Starmer dijo que había llamado a Zelenski y a Trump después de la bronca y que el apoyo del Reino Unido a Ucrania es “inquebrantable”.
El presidente Pedro Sánchez está entre los asistentes a esta cumbre convocada por el primer ministro británico para “impulsar la acción europea sobre Ucrania” que “asegure la futura soberanía y seguridad” del país. Además de España, están invitados jefes de Estado y de Gobierno de Francia, Alemania, Italia, Polonia, Finlandia, Suecia, Noruega, Países Bajos, República Checa, Rumanía y Canadá, y la presidenta de la Comisión Europea, el presidente del Consejo Europeo y el secretario general de la OTAN. También asiste el ministro de Exteriores de Turquía.
Antes de la cumbre, Starmer charla de manera telemática con los líderes de las repúblicas bálticas, las más preocupadas por la amenaza de Rusia. Así, casi todos los gobiernos en la UE y/o en la OTAN participan en las conversaciones de este domingo. No están invitados, en cambio, los líderes de Hungría y Eslovaquia, cercanos a las posturas de Putin y los más reticentes a ayudar a Ucrania. El húngaro Viktor Órban defendió este viernes a Trump.
Starmer y Macron han sido los más claros sobre su disponibilidad de enviar tropas a Ucrania. El primer ministro británico dijo en Washington que su país está “dispuesto a poner soldados en el terreno y aviones en el aire para apoyar el acuerdo” y en colaboración con sus aliados. “Esa es la única manera de que la paz dure”, dijo este jueves en la rueda de prensa con Trump.
En el Reino Unido, la mayoría de los ciudadanos apoyan el envío de soldados a Ucrania dentro de una fuerza europea para mantener la paz, según la última encuesta de YouGov.
Macron explicó este viernes durante una visita a Portugal que su país y el Reino Unido ya han propuesto “soluciones concretas para dar garantías de seguridad en el terreno” con el consentimiento de Ucrania y que los europeos deben cambiar de estrategia sobre su defensa.
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, comentó antes de la cumbre de Londres que se trata de “construir sobre el creciente impulso para aumentar el apoyo a Ucrania” y “fortalecer la seguridad y la defensa de Europa”. El apoyo concreto dependerá de cada Estado miembro.
La incógnita de más peso es qué hará Alemania cuando logre formar nuevo Gobierno de coalición. El futuro canciller, Friedrich Merz, fue contundente la noche de las elecciones en sus críticas a Estados Unidos y abogó a favor de que la UE se haga cargo de su propia defensa. Incluso cuestionó la existencia de la OTAN en su forma actual para junio, cuando se celebra la próxima cumbre en La Haya. A la reunión de este domingo asiste el todavía canciller Olaf Scholz, más reticente a enviar tropas.
El Gobierno italiano ha sugerido que podría participar en una misión si hubiera una coordinación por parte de Naciones Unidas, aunque hay división en la coalición. Starmer se reúne antes de la cumbre con la primera ministra, Giorgia Meloni, que tiene una relación más tensa con Macron. Según el Corriere della Sera, Meloni reprochó a Macron su visita a Trump esta semana y sus propuestas de una fuerza de paz, y le espetó: “Me gustaría saber en nombre de quién has ido a Washington”. Macron contestó, según el diario: “De Francia”. Este viernes, Meloni pidió una cumbre entre la UE, Estados Unidos y otros aliados sobre Ucrania sin expresar ninguna palabra de apoyo a Zelenski como los demás líderes.
Entretanto, el Gobierno de España, a la cola de los países europeos en ayuda militar y humanitaria enviada hasta ahora a Ucrania, repite que el debate sobre la participación en una misión con tropas es “prematuro”.
Algunos países más pequeños aseguran que están dispuestos a colaborar más de lo que lo han hecho hasta ahora. Irlanda, que no es miembro de la OTAN, podría participar en una fuerza para mantener la paz, según le dijo su primer ministro a Zelenski este jueves.
Poca ayuda de Trump
Starmer y Macron intentaron con sus visitas a Washington que Trump acepte participar de alguna forma en las “garantías de seguridad” para Ucrania si hay un acuerdo de paz o alto el fuego para evitar nuevos intentos de invasión rusa.
El jueves, unas horas antes de la visita de Zelenski a Washington, Starmer se deshizo en elogios hacia el “liderazgo” de Trump y le llevó una carta de invitación del rey Carlos para una visita de Estado mientras repetía insistentemente que era “histórico” haber sido invitado dos veces por el monarca (en realidad, no es un caso único). Trump alabó su “bello acento” con la devoción habitual de los estadounidenses hacia el acento británico de cualquier región y dijo varias veces que Starmer se ganaba “lo que quiera que le paguen” por sus esfuerzos para convencerle. Pero también dejó claro que su posición no ha cambiado.
Al ser preguntado por las “garantías de seguridad”, Trump insistió en hablar sólo de los trabajadores de Estados Unidos que estarían en Ucrania extrayendo los minerales si el Gobierno ucraniano acepta el acuerdo que le quiere imponer (Trump canceló horas después la firma del pacto, que Zelenski quería seguir negociando).
En la rueda de prensa con Starmer, una periodista interrogó a Trump sobre una versión más fácil de ayuda, por ejemplo, seguir compartiendo información de inteligencia con Ucrania y los aliados sobre los movimientos de Rusia. Pero Trump ni siquiera se comprometió a eso y subrayó la ayuda militar que ya había dado Estados Unidos a Ucrania. Incluso, volvió a repetir la mentira que le corrigió hace unos días Macron de que los europeos sólo habían prestado dinero que esperaban de vuelta.
Trump no ha puesto pegas al despliegue europeo, pero el Kremlin repite en público por ahora que no aceptará “ninguna opción” que incluya tropas para mantener la paz tras un posible acuerdo.
¿Podéis solos con Rusia?
Tal vez el momento más significativo de la visita de Starmer, al menos ante las cámaras, sucedió durante la charla más distendida con la prensa en el Despacho Oval. Fue el minuto en que Trump respondió a la pregunta de un periodista de qué haría si los soldados británicos que Starmer está dispuesto a desplegar en Ucrania fueran atacados. Trump evitó comprometerse a defenderlos.
“Siempre he sido muy fan de los británicos, pero no necesitan mucha ayuda. Se pueden cuidar ellos solos muy bien”, dijo Trump mientras Starmer apenas se movía y mantenía un gesto muy serio. En unos segundos de tensión, añadió “si necesitan ayuda, siempre estaré con los británicos”, pero rápidamente puntualizó de nuevo que “no necesitan ayuda”. “Lo habéis hecho muy bien, ¿no?”, preguntó Trump a Starmer y le dio la mano, tal vez notando la incomodidad del líder que tenía al lado. “Sí, lo hemos hecho bien”, contestó Starmer. “Pero también siempre nos hemos apoyado mutuamente entre nuestros países. Por eso creo que esta es la mayor alianza para la prosperidad y la seguridad del mundo”.
Pero Trump no asumió su idea y, para rematar, le dijo a Starmer: “¿Podéis con Rusia vosotros solos?” “Buenooo”, contestó el primer ministro británico con una risita nerviosa mientras otros en la sala se reían entre dientes ante el (¿tal vez?) chiste de Trump.
¿Y la UE?
Entretanto, los gobiernos de la Unión Europea siguen pidiendo algún papel formal antes de que sigan avanzando las conversaciones entre Rusia y Estados Unidos sobre Ucrania.
El próximo jueves, los Veintisiete se reunirán en otra cumbre extraordinaria en Bruselas. Una de las opciones es el nombramiento de un enviado especial de la UE para que esté presente en algunas de las conversaciones, según adelantó la agencia Bloomberg y ha confirmado elDiario.es.
La Comisión Europea también plantea la creación de un mecanismo para que sea más fácil para los Estados miembros gastar en defensa, según informa desde Bruselas nuestra corresponsal, Irene Castro. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, habla de “esfuerzo europeo” en ese aumento del gasto; para financiarlo gana peso la opción de la emisión de deuda conjunta. Además, los gobiernos pueden aumentar sus presupuestos militares individuales y la Comisión tiene la opción de que eso no penalice en el cumplimiento de los umbrales de deuda pública y déficit presupuestario.
Varios líderes europeos ya han asumido que no pueden contar con Trump, incluso antes de la escenificación del rechazo del viernes en la Casa Blanca.
Como ya hizo el futuro canciller alemán, Kallas, la jefa de Política Exterior de la UE, cuestionó esta semana el papel de la OTAN sin un Estados Unidos dispuesto a colaborar.
Kallas viajó a Washington para reunirse con el secretario de Estado, Marco Rubio, que la dejó plantada cuando ya estaba allí. En una entrevista, la estonia se quejó de que la Administración Trump esté premiando a Putin pese a la invasión del país vecino.
“¿Por qué estamos en la OTAN? Porque tenemos miedo de Rusia. Y la única cosa que de verdad funciona –la única garantía de seguridad que funciona– es el paraguas de la OTAN”, dijo a la agencia Afp. “Mi pregunta es por qué tenemos que darle a Rusia lo que quiere además de lo que ya ha hecho –atacar Ucrania, anexionarse territorio, ocupar territorio– y además, ¿ahora le ofrecemos algo? Imagina si Estados Unidos después del 11-S se hubiera sentado con Osama bin Laden y le hubiera dicho ‘vale, ¿qué quieres?’ Es inimaginable”.