El precio de la 'paz' en Gaza lo pagará Cisjordania
El Hotel Belén, un enorme edificio de 225 habitaciones y cuatro estrellas, solo tiene un cliente. El servicio de la limpieza pasa por donde ya está limpio; en la cafetería, un camarero espera detrás de la barra sin esperanza de que baje ningún cliente; y en recepción un hombre habla con un colega que ha venido a visitarle. Desde que empezó la guerra de castigo de Israel en Gaza —que ya suma 47.000 fallecidos—, el turismo, principal motor económico de la ciudad palestina de Belén, ha desaparecido.
La inmensa mayoría de las tiendas han cerrado y algunos comerciantes de la ciudad empiezan a preparar sus establecimientos con la esperanza de que el alto el fuego en Gaza recupere la entrada de turistas. Sin embargo, el optimismo es relativo. La inmensa mayoría de los palestinos sospecha que su vida será mucho más complicada en Cisjordania a partir de ahora.
“El alto el fuego es bueno y quizá se recupere el turismo, pero la situación en Cisjordania va a empeorar y ya hemos empezado a notarlo”, dice Abdu, comerciante, quejándose de que ha pasado varias horas parado en un control del ejército cuando normalmente tarda solo 20 minutos. “Ha llegado un momento en el que necesito salir del país”, añade.
El mismo día que entró en vigor el acuerdo, el Ejército israelí anunció un incremento de las tropas desplegadas en Cisjordania. “De acuerdo con la directiva política, el mando central del Ejército ha sido reforzado con soldados de combate para operaciones defensivas y ofensivas en Judea y Samaria [Cisjordania]”, afirmaba en un comunicado. “Las tropas estarán desplegadas en rutas clave, donde se establecerán controles adicionales para impedir la actividad terrorista”.
En la práctica, esos nuevos controles y barreras limitan el movimiento de los palestinos. Este martes, todas las rutas de entrada y salida de Ramala tenían estrictos controles militares que han provocado horas de atascos de tráfico para los palestinos que querían salir de la ciudad.
“Las fuerzas de seguridad israelíes también cerraron varios puestos de control en Jericó, establecieron puestos en Tulkarem y aumentaron aún más los registros y controles en Nablus y Tulkarem. Además, cerraron todas las entradas a Hebrón, lo que ha aislado a miles de palestinos de las comunidades vecinas e impedido en gran medida que los niños acudan a la escuela y que los residentes vayan a trabajar. Según los informes, se han instalado 13 nuevas puertas de hierro en las entradas de ciudades de toda Cisjordania ocupada”, señalaba en un comunicado la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
El ministro ultraderechista de Finanzas, Bezalel Smotrich, ha asegurado que “tras Gaza y Líbano, Israel ha empezado ahora [a implementar] un cambio en la política de seguridad de Judea y Samaria para erradicar el terrorismo”. “Esto es parte de los objetivos de guerra que se han añadido en el gabinete por la demanda de [el partido] Sionismo Religioso”.
Aumento de la violencia
Este martes en Palestina todo el mundo seguía en directo la operación militar en la ciudad de Yenín, que ha dejado nueve fallecidos. Vídeos publicados en redes muestran a un anciano cruzando la calle cargando una bolsa mientras los disparos impactan cerca de sus pies. En otro, un enfermero que camina junto a otro hombre por la calle tiene que salir corriendo cuando alguien abre fuego contra ellos.
“Las fuerzas de la ocupación [Israel] evitan que nuestros equipos alcancen a los heridos dentro del campamento de refugiados cuando recibimos los informes”, ha denunciado la Media Luna Roja Palestina. Yenín es uno de los puntos con mayor presencia de milicias palestinas en Cisjordania y durante años ha sido objeto de operaciones antiterroristas por parte de Israel.
El ministro de Defensa, Israel Katz, ha afirmado este miércoles que la operación “marcará un cambio en la estrategia de seguridad del Ejército en Judea y Samaria”. La operación está dirigida a “eliminar terroristas e infraestructura terrorista para que no vuelva a emerger en el campo tras el final de la operación: una primera lección del método de ataques repetidos en Gaza”.
El domingo, el Ejército también entró en otros pueblos palestinos y los soldados dispararon en el pecho y mataron a un niño de 14 años en Nablus, supuestamente desarmado y en ausencia de confrontaciones o choques con las autoridades, según ha informado la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
“Quieren presionar más a la población de Cisjordania. No superarán la invasión de 2002 tras la intifada, pero sus operaciones serán mucho más intensas, crearán guetos y presionarán a la gente”, dice desde su despacho del Ministerio de Cultura palestino en Ramala el escritor e historiador Hosam Abo Nasser. “Todo para lanzar el mensaje a la Autoridad Palestina y Hamás de que no van a ganar la guerra”.
Mientras que las autoridades palestinas denuncian que las consecuencias del acuerdo en Cisjordania responden directamente a una decisión política, el comandante reservista israelí, Nimrod Palmach, que sirve en Cisjordania, dice a elDiario.es que esto se debe a la “liberación de terroristas” de las cárceles israelíes por el alto el fuego.
Israel liberará a 1.167 palestinos de Gaza detenidos desde el 7 de octubre y que no participaron en los ataques de Hamás. También liberará a 735 presos palestinos, 612 de ellos condenados —284 de ellos a cadena perpetua—. El propio Yahya Sinwar, líder de Hamás y considerado el cerebro de los ataques del 7 de octubre, fue liberado en otro acuerdo en el que Israel intercambió a 1.027 presos a cambio de un solo soldado israelí.
“La presencia de cientos de terroristas convictos en estas ciudades aumenta el desafío y motiva a los terroristas que viven en ellas a cometer más crímenes. La liberación de estos terroristas sin duda inspirará a los jóvenes palestinos a elegir el camino de la violencia”, dice Palmach, añadiendo que hay que “reeducar y llevar más racionalismo a los palestinos de Cisjordania”.
“Hemos visto encuestas según las cuales el 76% de los palestinos de Cisjordania creen que los ataques del 7 de octubre fueron positivos y harían lo mismo en Judea y Samaria si tuvieran la oportunidad. Esto nos da una idea de lo que ocurrirá a nivel local en estas regiones. Israel tiene que trabajar a varios niveles: seguir combatiendo a estos terroristas que radicalizan Cisjordania y, a nivel político, tenemos que dar más impulso a los países árabes vecinos para reeducar, reducir el odio y llevar más racionalismo a los palestinos de Cisjordania”, añade.
Hamás ha respondido a las operaciones de Israel llamando a “intensificar los enfrentamientos contra el Ejército de ocupación en todos los puntos y a trabajar para frustrar la extensa agresión sionista contra la ciudad de Yenín”.
Otro de los grandes temores que repiten constantemente los palestinos de Cisjordania a raíz del acuerdo de alto el fuego es el incremento de la violencia de los colonos israelíes, frente a la que se sienten totalmente desprotegidos por el apoyo del que gozan por parte del Ejército. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU denuncia “una nueva oleada de violencia cometida por los colonos y las fuerzas de seguridad de Israel”.
Desde el domingo, grupos de colonos han atacado varios pueblos por toda Cisjordania tirando piedras, incendiando casas y vehículos de palestinos. 21 palestinos han resultado heridos, según informa Al Jazeera.
Estos ataques se producen mientras el presidente de EEUU, Donald Trump, firmaba este lunes una orden ejecutiva para revertir las sanciones de EEUU contra colonos violentos en Cisjordania. Desde los ataques del pasado 7 de octubre que desencadenaron la guerra de castigo contra la Franja de Gaza, el ministro ultraderechista de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ha entregado miles de armas a civiles israelíes, incluidos los colonos. Los asentamientos, comunidades israelíes cerradas y construidas sobre territorio palestino, han sido declarados ilegales por la Corte Internacional de Justicia.
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