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Opinión - ¡Nos comerán! Por Esther Palomera

PERFIL

John Fetterman, alcalde de un pueblo industrial, superviviente de un infarto en campaña y ahora senador demócrata

Adam Gabbatt / Pittsburg (Estados Unidos)

10 de noviembre de 2022 23:12 h

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Se podría decir que fue el expresidente republicano Donald Trump quien lanzó la carrera política de John Fetterman, el demócrata de Pensilvania que se ha hecho con el escaño de senador del estado en las elecciones legislativas de este martes.

En los días posteriores a las elecciones presidenciales de 2020, que dieron la victoria al candidato demócrata Joe Biden, Trump denunció de manera falsa la existencia de un fraude electoral generalizado, también en el estado de Pensilvania, donde Fetterman era vicegobernador. 

Fetterman no dudó en reaccionar. En una entrevista con la cadena MSNBC, el político demócrata afirmó que “el presidente (saliente) no es diferente de cualquier otro trol de las redes sociales”, en un comentario aplaudido por los detractores de Trump en Estados Unidos y más allá.

Cuando más tarde Trump anunció que demandaría a Pensilvania por un supuesto pero inexistente fraude electoral, la respuesta de Fetterman fue igual de contundente. “El presidente puede demandar a sándwich de jamón”, aseguró.

Mientras los estadounidenses permanecían pegados a sus pantallas a la espera de los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 –Biden no fue declarado ganador hasta cuatro días después del día de las elecciones, después de que los estados, incluido Pensilvania, contaran minuciosamente sus votos–, las burlas televisadas de Fetterman a las afirmaciones cada vez más desquiciadas de Trump le dieron notoriedad nacional. Una notoriedad que estas semanas ha capitalizado en su campaña al Senado.

Fácil de reconocer

Probablemente tampoco le ha perjudicado ser fácilmente reconocible. Con más de dos metros de altura, y prácticamente siempre ataviado con una sudadera con capucha y pantalones cortos, Fetterman, que es calvo, va tatuado y tiene barba. Es fácil identificar entre la multitud.

Su aspecto, y su pasado como alcalde de Braddock, una pequeña localidad siderúrgica de Pensilvania que ha vivido momentos muy convulsos, se prestan también a su imagen pública: un demócrata de clase obrera, alguien duro, que no se anda con tonterías y que defiende a los ciudadanos de a pie.

Fetterman ha trasladado ese aura y popularidad a su campaña para el Senado y en las primarias demócratas el político de 53 años lideró las encuestas por 20 puntos casi durante toda la contienda, ya que su postura progresista sobre el aumento del salario mínimo, el derecho al aborto, la asistencia sanitaria y la legalización de la marihuana obtuvo un amplio apoyo.

A punto de morir

Todo parecía ir a la perfección hasta que el 13 de mayo Fetterman sufrió un derrame cerebral. Los médicos le extrajeron un coágulo de sangre del cerebro y le implantaron un marcapasos. Fetterman ganó las primarias demócratas –estando ausente– cuatro días después, pero la recuperación ha sido larga.

Fetterman estuvo “a punto de morir” a causa del ictus, según explicó él mismo. Se mantuvo alejado de la campaña durante meses, antes de reanudar sus contadas apariciones públicas en agosto, pero ha seguido teniendo dificultades para hablar y seguir la conversación de los demás. En un debate en octubre con Mehmet Oz, el candidato republicano, se instalaron dos pantallas de 70 pulgadas frente a los candidatos que retransmitían las transcripciones de las preguntas del moderador y las respuestas de Oz.

“A veces no oigo con claridad, así que uso subtítulos para poder leer lo que están diciendo”, explicó durante una entrevista con la NBC en octubre: “Y de vez en cuando se me escapa una palabra. O a veces se me mezclan dos palabras. Pero mientras tenga subtítulos, soy capaz de entender exactamente lo que me preguntan”, asegura.

La aparición de Fetterman en el debate, en el que tropezó con sus frases y le costó refutar las declaraciones de Oz, preocupó a los demócratas. En los días previos a la votación, los sondeos parecían indicar que había poco margen entre un candidato y el otro. “Quiero hablar sin tapujos del elefante en la habitación”, dijo Fetterman durante el debate, mientras intentaba adelantarse a cualquier crítica. “Tuve un derrame cerebral. Soy plenamente consciente de ello”, indicó.

Fetterman se refería a Oz, cuya campaña lanzó ataques desagradables. Una persona del equipo de Oz, Rachel Tripp, no dudó en afirmar que Fetterman podría haber evitado el derrame cerebral si “hubiera comido verdura alguna vez en su vida”.

Por su parte, durante la campaña, Fetterman y su equipo utilizaron la personalidad franca y divertida de la que hizo gala tras las elecciones de 2020 y criticaron a Oz por todo, desde las quejas sin ton ni son del republicano sobre el precio de las “crudités” hasta la falta de un vínculo real de Oz con Pensilvania (Oz vivió en Nueva Jersey durante décadas antes de mudarse a Pensilvania, a una casa que pertenece a la familia de su mujer, en octubre de 2020. Anunció su candidatura al Senado dos meses después).

Una vida acomodada

La imagen de Fetterman como un héroe de clase trabajadora y que tiene los pies en la tierra le permitió posicionarse como lo opuesto a la imagen elitista y de hombre rico de Oz, y apelar así a una amplia cantidad de gente. Pero la realidad es bastante más compleja. El demócrata tiene un máster de la Universidad de Connecticut y un máster de Harvard y ha contado haber crecido en un entorno “acomodado” gracias al exitoso negocio de seguros de su padre.

Fetterman ha reconocido que durante prácticamente la totalidad del tiempo que fue alcalde de Braddock, durante 13 años, sus padres lo apoyaron económicamente, ya que solo recibía 150 dólares mensuales por ese cargo. Su familia le ayudó hasta que se convirtió en vicegobernador de Pensilvania en 2019.

Sin embargo, no hay hipocresía en Fetterman. Decidió no mudarse a la mansión del vicegobernador cuando fue elegido y se quedó en Braddock, donde vive, como ha dicho a menudo a las personas que han asistido a sus mítines, frente a una fábrica de acero.

Su pasión por la ciudad es visible en su antebrazo derecho, donde varios tatuajes marcan las fechas en las que nueve personas murieron “por violencia” en Braddock mientras él era alcalde, la mayoría por disparos.

Tras haber pasado la mayor parte de su carrera política al frente de un pueblo de 2.000 habitantes, Fetterman representará ahora a toda la población de Pensilvania, de casi 13 millones. El miércoles se dirigió a una multitud de simpatizantes y su discurso parecía indicar que se siente preparado para ese reto.

“Esta campaña siempre ha consistido en defender los derechos de los que han caído y se han vuelto a levantar. Se centra en el futuro de cada comunidad de Pensilvania, de cada pequeña localidad o de cada persona que se haya sentido alguna vez abandonada”, dijo Fetterman. “Apostamos por la gente de Pensilvania y nunca nos habéis defraudado”, aseguró.

Traducción de Emma Reverter.