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Seis nuevas piedras de la memoria en las calles de Chamberí para no olvidar el horror nazi

Instalación de una 'Stolpersteine' en Madrid en 2019

Somos Chamberí

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Este viernes Chamberí suma seis nuevas piedras Stolpersteine, cubos que recuerdan a los deportados en campos de concentración nazis frente a la última casa donde vivieron. Llegarán a los números 7 y 13 de la calle Espronceda, al 1 y el 3 de Viriato y al número 4 del paseo del General Martínez Campos, dentro de un paseo que comenzará al mediodía y que recordará a seis madrileños que acabaron en las cárceles del régimen de Hitler.

Valentín Fouce Llana, Fernando Salcedo Rabanaque, Mariano Expósito Garrido, Karl Frommknecht Grosshaus y dos miembros de la familia Ortiz Crespo (Gonzalo y Antonio) serán los recordados a los pies de las viviendas en las que residieron en Madrid, en un acto que contará con la colaboración de la Junta de Chamberí.

Hasta ahora Bravo Murillo, Viriato, Virtudes, Ponzano o Espronceda son algunas de las calles que ya cuentan con estas piedras del proyecto Stolpersteine (literalmente, “una piedra en el camino que puede hacer tropezar”), una iniciativa que puso en marcha en 1997 el artista alemán Günter Demnig y en el que ya han participado miles de ciudades europeas y argentinas.

Cada una de las piedras-placas de homenaje es un bloque de cemento de 96 x 96 x 100 mm, con una placa de bronce con el nombre, fecha de nacimiento, fecha de deportación, de asesinato… datos claves en el relato de la tragedia de cada una de las personas confinadas en algún campo nazi.a. En el caso de los españoles son mayoritariamente exiliados republicanos, internados primero en los campos franceses y, posteriormente, entregados a los nazis.

El proyecto lo comenzó el citado Demnig, cuando comenzó a instalar los adoquines en memoria de los zíngaros deportados, al principio sin nombres propios. Los encargos empezaron a llegar desde barrios politizados de Berlín, como Kreuzberg, donde se colocaban sin permiso municipal –de hecho, el ayuntamiento pretendió retirarlas y los operarios se negaron– hasta que la ola se hizo más grande y entraron en la ecuación Ayuntamientos y otras instituciones.

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