Hace un año los pequeños, medianos y grandes terratenientes agrícolas del campo de Cartagena recogían pingües beneficios gracias a unos excelentes precios de la lechuga y el brócoli. Pensaban que en 2024 sucedería lo mismo y todos apostaron por aumentar la plantación de esas hortalizas, pero no contaban con el bloqueo de Francia que les ha impedido colocar el producto en los mercados europeos y ha arruinado el negocio.
Coincidiendo en el tiempo, el Ministerio de Transición Ecológica riega la Región de Murcia con 16’2 millones de euros y un objetivo: “la restauración y mejora ambiental en el ámbito agrícola para contribuir a la recuperación de la funcionalidad ecológica del Mar Menor”. Los proyectos son para reducir el uso de fertilizantes nitrogenados y en general, desarrollar una agricultura más ecológica.
Entre las beneficiarias están las patronales agrarias: AILIMPO recibirá 375.000 euros; COAG, mayoritaria en la comarca, se llevará 298.000 euros; ASAJA 640.000; la patronal exportadora, Proexport, se embolsa 388.000 euros; las cooperativas de FECOAM consiguen 173.000 euros, y la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena tendrá 1’76 millones de euros para “renaturalización de balsas de riego”.
Los terratenientes perdiendo dinero por las coyuntura europea y climática mientras las patronales agrarias que cada vez sienten más lejanas se llevan los millones calentitos. Eso escuece.
Añadamos que la sequía avanza por mucho que el partido negacionista saque su bandera contra la Agenda 2030; que los fondos de inversión y grandes empresas que están comprando el campo murciano exigen beneficios ya, hoy, les importa un pito el medio ambiente; que donde había lechugas habrá placas solares fotovoltaicas merced a la diversificación del negocio de los propietarios del dinero; que las poderosas multinacionales del nitrato presionan porque quieren seguir vendiendo fertilizantes; que a los agricultores les multan hasta por quemar sus podas sin darles alternativa a esa práctica; que el limón se está tirando; que de pronto el campo ha descubierto la globalización, queremos vender frutas y hortalizas a 147 países pero que nadie nos venda a nosotros…
Con esos aditamentos es más fácil comprender la tractorada ilegal y el cabreo de los terratenientes. Los jornaleros, hasta donde yo sé, no se han manifestado, a pesar de la precariedad laboral del sector.
Los problemas se resuelven con diálogo y política, no sembrando el caos en Murcia. Lo que pasó los días 6 y 7 de febrero de 2024 debería tener consecuencias políticas. Sin contar los millones de euros perdidos por la paralización de los diferentes sectores productivos, ¿qué les parece el secuestro de los hospitales públicos de Murcia y Cartagena? No, muchos médicos y médicas, enfermeros y enfermeras, no llegaron a su trabajo o lo hicieron muy tarde. Las ambulancias no pudieron circular con normalidad. Pacientes con cita médica la perdieron, se jugó con la vida de las personas, las mismas que luego van al supermercado y pagan el tomate o la lechuga a precio de oro.
Claro que hay atender al campo, necesitamos una agricultura fuerte y sostenible, pero no sembrando el caos. Los del 6-F reventaron la convocatoria del 21-F bien manipulados a través de WhatsApp por una banda organizada de negacionistas (de la UE, de la ONU, del Estado de Derecho, de las Autonomías, de la democracia, del machismo, de la ciencia, del clima, …) afines a Vox con el apoyo de Vox en la Región. Que el vicepresidente y responsable de Emergencias, José Ángel Antelo, siga en su puesto a día de hoy después de alentar una acción ilegal que bloqueó el acceso a las urgencias hospitalarias es una demostración más de que estamos en una Región fallida, donde sembrar el caos sale gratis, donde convertimos en líder agrícola a un Guerrero coprófago, Diego Conesa Guerrero.
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