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Opinión - España: una democracia atascada. Por Rosa María Artal

Nunca tantos se jugaron tanto

Vista general de la Asamblea de Madrid. EFE/Fernando Alvarado/Archivo
11 de marzo de 2021 22:19 h

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¿Quién dijo que la vida política era aburrida? Tras las elecciones catalanas, parecía que nos acercábamos a una etapa de reacondicionamiento de todo el ecosistema político. Pensábamos que no tendríamos nuevos procesos electorales durante los próximos 20 meses. Creíamos que se abría una etapa para reflexionar sobre lo que nos esperaba en el futuro inmediato. Y empezábamos a ver el final del túnel que ha significado la pandemia, a la vez que divisábamos la ilusión de una salida de la crisis social y económica que tanto nos ha castigado. Pero, de repente, el volcán dormido ha vuelto a entrar en erupción. Tras la anunciada moción de censura en Murcia, Isabel Díaz Ayuso ha decidido disolver la Asamblea de Madrid y convocar elecciones para el próximo 4 de mayo. Nos esperan semanas de gran agitación.

Madrid en el foco nacional

En los últimos días, los cuarteles generales de todos los partidos representados en la Comunidad de Madrid han permanecido reunidos intentando entender qué es realmente lo que ha pasado y cuál debe ser la estrategia a seguir. Esta particular batalla en Madrid puede ser determinante para el futuro de la política española de los próximos años. No hay un solo partido, de los seis que tienen en la actualidad representación parlamentaria, que no se enfrente en estas elecciones a un reto decisivo. Posiblemente, nos encontramos ante las elecciones autonómicas madrileñas más importantes de la historia democrática.

Curiosamente, la primera pugna en este proceso electoral va a tener lugar en los tribunales. Parece ser que hay alguna duda de la legalidad de la convocatoria. Salvo sorpresas inesperadas, nos introduciremos en un combate cruento mezclado con la pandemia, las vacunas, Bárcenas, las peleas dentro del Gobierno, el emérito, las 'voxadas' y… la Semana Santa.

La derecha en 2019

En las autonómicas de mayo de 2019, Díaz Ayuso superó el 22% de los votos. Ciudadanos rozó el 20%. Monasterio no llegó al 9%. Apenas seis meses después, en las generales, los resultados cambiaron significativamente. Ciudadanos perdió 10 puntos y se quedó por debajo del 10%. Esta caída le permitió al PP crecer hasta el 25% (3 puntos más que en las autonómicas de mayo). Vox duplicó su cuota con amplitud y se fue por encima del 18% (10 puntos más). De aquí se parte en realidad. 

Los interrogantes parecen claros. En primer lugar, medir la previsible caída de Ciudadanos. En el caso del PP y Vox, observar la evolución de la visible tendencia de acercamiento que han vivido en estos dos últimos años. Ambas formaciones competirán por ver quién se muestra como la fuerza más contundente para enfrentarse a la izquierda y quién de las dos, si Ayuso o Monasterio, es capaz de sacudir con mayor firmeza a la oposición. El tono de la campaña no va a ser muy suave. 

El todo o nada de IDA

La decisión de Díaz Ayuso de ir a elecciones es imposible de valorar hasta no ver el resultado final. Junto a su asesor de cabecera, Miguel Ángel Rodríguez, ha dado un paso al que venían dando vueltas hace tiempo. Llegó el momento del todo o nada. Si no consigue la mayoría suficiente para gobernar, su carrera política quedará seriamente tocada. Si se queda en la oposición, todo su recorrido político se quedará estancado. Su derrota implicaría además un durísimo revés para los populares, que habrían perdido su cuota más importante de poder en España. Podría precipitar una crisis irrecuperable de la formación, que va a ver acompasada la campaña electoral con los juicios vinculados a la corrupción de sus gobiernos, precisamente en Madrid. 

Además, la líder madrileña habría echado un órdago a todo el mundo, presente y no presente. Va a por todas. Si consigue doblegar a la izquierda, destruir a Ciudadanos y superar con amplitud a Vox en la misma jugada, Casado debería echarse a temblar ya que nadie podrá evitar que intente convertirse en candidata a La Moncloa. Sería imparable. En la noche electoral del 4 de mayo, pase lo que pase, dentro del PP será imposible la unanimidad emocional. Ningún resultado es bueno o malo para todos por igual.

El sinvivir de Ciudadanos

La jugada de Ciudadanos presenta algunas dudas. No sabemos si eran conscientes de lo que iba a desencadenar en Madrid. El sentido común lleva a pensar que si no querían romper más que en Murcia, Arrimadas debería haber comparecido a primera hora de la mañana del miércoles para reforzar los acuerdos con el PP en el resto de España. Tenían un sólido argumento para acabar con la coalición en Murcia debido a los casos de corrupción. Sin embargo, su silencio dejó abierta de par en par la puerta del adelanto electoral en Madrid. Ayuso llevaba tiempo sopesándolo a la espera de una oportunidad.

Las alternativas de Ciudadanos son complejas en cualquier escenario. Parece evidente que caerá en su resultado, pero casi con cualquier representación parlamentaria que obtuviera podría tener un papel clave en una balanza siempre tan equilibrada como la de Madrid. Su objetivo será conseguir superar el 5% de los votos para obtener algún escaño que valdrá su peso en oro. Su mensaje de campaña solo puede tener un argumento: el de recuperar el centro político y ser la llave que evite que los extremismos puedan ser decisivos. El resultado de estas elecciones será la clave que definirá si el partido tiene algún futuro en la vida política española.

La oportunidad de Vox

Rocío Monasterio es sin duda una de las figuras más destacadas de Vox. Es una rival dura de batir y que goza de enorme afinidad entre sus seguidores. Para Vox, esta convocatoria puede ser trascendental porque va a ser la primera vez en la que los populares se presenten con su destino absolutamente ligado al de Vox. Necesitan superar con amplitud a la extrema derecha para no quedar a sus expensas, por lo que la única posibilidad que tiene Díaz Ayuso de salir adelante es yendo hombro con hombro junto a ellos. El famoso discurso de Pablo Casado dirigido a Santiago Abascal en la moción de censura del pasado mes de septiembre habrá muerto definitivamente.

Vox, por el contrario, tiene el objetivo de llegar a superar al PP o, al menos, de presentarle una seria batalla cara a cara. La idea del sorpaso sobrevuela en todos los sondeos a nivel estatal. Los resultados de Catalunya en los que Vox arrasó a los populares han dejado huella y tienen motivos para soñar con ampliar su territorio e intentar doblegarles. El desgaste del PP es evidente y podrá ir en aumento a medida que todos los próximos procesos judiciales en su contra sigan avanzando.

Una izquierda desnivelada

En las autonómicas de 2019, el enfrentamiento entre Más Madrid y Podemos generó una grave crisis en la izquierda. Los socialistas fueron la fuerza más votada por encima del 27%. Con Íñigo Errejón a la cabeza, Más Madrid se acercó al 15%. Y Podemos estuvo a punto de quedarse fuera de la Asamblea ya que superó la barrera límite del 5% por solo 56 centésimas. En noviembre, en las generales, el PSOE mantuvo el 27%. Sin embargo, Pablo Iglesias y Errejón invirtieron sus resultados de mayo. Unidas Podemos superó el 13% y Más País no llegó al 6%. 

Parece evidente que los socialistas intentarán reforzar la idea del voto útil de la izquierda para conseguir una mayoría indiscutible que le permita gobernar doblegando el frente de Ayuso y Vox. Es una incógnita cómo plantearán una nueva pugna fratricida los excompañeros de partido. Resultará clave para que ninguna de las dos formaciones caiga del umbral del 5%. De lo contrario, la victoria de la derecha podría hacerse realidad.

Para el PSOE, una oportunidad inesperada

Los planes del PSOE para Madrid parecían manejarse con calma. Todo hacía indicar que el destino de Ángel Gabilondo era convertirse en Defensor del Pueblo, previo pacto con el PP. La idea de quién podía sucederle como líder en la Comunidad se planteaba con calma, sin mayor urgencia, pero el repentino e inesperado adelanto electoral ha echado por tierra cualquier plan. Necesitan decidir en muy poco tiempo quién puede asumir la responsabilidad de intentar evitar que Díaz Ayuso se consolide como presidenta y que la extrema derecha aumente su control sobre la política madrileña.

Su reto es decidir si Gabilondo es el candidato o si hay otra alternativa con mayor capacidad para hacer que miles de votantes progresistas —que no habían ido a las urnas en las últimas convocatorias electorales— se movilicen para impedir que el tándem Ayuso-Monasterio llegue al poder. Se busca un liderazgo que despierte una potente fuerza emocional que rompa el asentado abstencionismo de decenas de miles de votantes en la izquierda madrileña. 

Un nuevo test para Unidas Podemos

Madrid ha sido un territorio especialmente conflictivo para la izquierda más allá del PSOE en los últimos años. La ruptura de Íñigo Errejón y Manuela Carmena con Pablo Iglesias dio lugar hace dos años a la presentación de dos candidaturas en abierta competencia en un espacio que hasta esa fecha había sido una de las fortalezas del mundo Podemos en su implantación nacional. En las autonómicas y municipales, UP se quedó al borde del abismo al no contar con candidatos con la suficiente capacidad de atraer a un buen número de votantes. En las generales, con Iglesias como cabeza de lista, volvieron a recuperar fuerza.

Su primer dilema será decidir si mantienen a Isa Serra como su candidata oficial. La experiencia anterior no fue buena, aunque ahora se unen dos factores. Por un lado, es más conocida que entonces. Por otro, cabe suponer que no tendrá que competir con una figura del peso de Errejón. Hay voces que empiezan a pedir que el desencuentro entre pablistas y errejonistas finalice y se produzca un reagrupamiento. A día de hoy, cuesta pensar que sea posible, aunque en política nada acaba siendo imposible.

Las opciones de Más Madrid

La situación de la formación liderada por Errejón es muy particular porque se juega su subsistencia. Puede quedarse por debajo del umbral del 5% y perder su capacidad de influir en la vida política madrileña. Aunque también podría desempeñar una labor decisiva al tener la capacidad de virar hacia UP o hacia el PSOE, buscando una alianza que a ambos partidos les daría mayor solidez y competitividad. Nadie tiene tantas opciones encima de la mesa como ellos.

Evidentemente, el resultado de estas elecciones para Más Madrid es trascendental. Su presencia a nivel nacional se limita precisamente a su rol en la Comunidad de Madrid. No se puede permitir de ninguna manera quedar fuera de la Asamblea. La gran duda es cuál es la mejor opción para garantizar y reforzar su futuro en la política española.

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