El PSOE gana tiempo con Junts para afrontar la negociación de los Presupuestos
Los vaticinios volvieron a errar una vez más. No habrá ruptura con Junts. O al menos, no a corto plazo. Porque el PSOE no tumbó en el Congreso su proposición no de ley para instar a Pedro Sánchez a someterse a una cuestión de confianza y porque la plana mayor de los independentistas catalanes, con Puigdemont a la cabeza, saldrá este viernes en Bruselas a demandar el cumplimiento de los acuerdos firmados pero no a volar los puentes. Y eso, ante una situación parlamentaria tan precaria, ya supone un respiro para el Gobierno, que se mantiene aferrado al propósito de impulsar la negociación de los Presupuestos Generales del Estado.
La Mesa del Congreso, que ya aplazó antes de las vacaciones de navidad su decisión sobre la tramitación de la proposición de Junts, volvió a meterla en el cajón este jueves. Lo hizo con los votos de los representantes del PSOE y de Junts en el órgano de gobierno de la Cámara y tras días de intensas negociaciones entre la cúpula socialista y la de los independentistas catalanes en la búsqueda de una salida pactada que evitara el choque total.
Y ello a pesar de que varios ministros expresaron durante la semana el rechazo explícito del Ejecutivo a la calificación de una iniciativa que consideran en la Moncloa y entre las filas socialistas inaceptable desde un punto de vista meramente formal. Porque el mecanismo constitucional de la cuestión de confianza es prerrogativa exclusiva del presidente del Gobierno y porque creen que sentaría un precedente peligroso que alteraría las reglas del juego parlamentario.
“Creo que es bastante de sentido común que una cuestión de confianza es una prerrogativa que tiene el presidente del Gobierno y que, por tanto, en la Mesa del Congreso no podemos tramitar esa proposición no de ley que, además, no tiene ningún otro tipo de efecto más allá de parecer que uno se incorpora a las competencias que tiene el propio presidente del Gobierno”, dijo la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, en una entrevista en Canal Sur este jueves.
La portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, también se mostró rotunda al respecto en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. “Hay un tema de fondo y otro de forma”, explicó Alegría. “De forma, porque es una prerrogativa exclusiva del presidente del Gobierno, y de fondo porque ¿para qué? El Gobierno cumple sus compromisos con todos los grupos”.
Pero la negociación con Junts se intensificó en las últimas horas para intentar una vía que desactivara sin demasiadas consecuencias el último escollo colocado por Carles Puigdemont en el camino de Pedro Sánchez. En el Gobierno y en el Partido Socialista están convencidos de que, a pesar de su discurso y de sus órdagos, los independentistas catalanes no están por dinamitar la legislatura porque su hipotético acercamiento con el PP está cortocircuitado por la dependencia de Vox de los de Feijóo. Y que, por eso, existe un margen real para sentarse a negociar los próximos Presupuestos Generales del Estado.
De la interlocución directa de la calle Ferraz con Puigdemont se concluyó ya hace días que un rechazo explícito a su proposición no de ley sería interpretado como un desmán y que tendría consecuencias políticas. Y no solo en lo que respecta a los Presupuestos sino a cualquier paso que el Gobierno pretenda dar en las próximas semanas en el Congreso, como la reducción de la jornada laboral o el paquete de medidas en materia de vivienda.
En Sumar, de hecho, también llegaron noticias del entorno de Puigdemont sobre las consecuencias políticas que tendría que sus representantes en la Mesa se posicionaran en contra de la proposición no de ley. Tras alcanzar un acuerdo con el Ministerio de Economía, la prioridad absoluta de Yolanda Díaz es impulsar la reducción de la jornada laboral, para lo que necesita obligatoriamente los votos de Junts en el Congreso. Díaz y los sindicatos ya trabajan desde hace meses en obtener el respaldo de grupos como los independentistas catalanes o el PNV. Y de haberse tumbado la PNL este jueves las posibilidades de cooperación con Junts hubieran sido inexistentes.
Durante esas conversaciones del PSOE con Junts se llegó a plantear también la posibilidad de reformular la proposición no de ley, como apuntaron los letrados del congreso, para “reforzar el planteamiento meramente político” sin aludir al mecanismo constitucionalmente reglado de la cuestión de confianza. Pero la decisión final fue volver a aplazar su tramitación.
Esa decisión tiene que ver con los tiempos parlamentarios, pero también políticos. Junts no tiene cupo en el Congreso para presentar una iniciativa hasta el Pleno del 25 de febrero, es decir, hasta casi dentro de un mes y medio. Y ese es un margen que en el PSOE consideran suficiente para reactivar y encauzar las negociaciones pendientes que Puigdemont cuenta como incumplimientos, como la delegación de competencias en materia migratoria o el uso del catalán en el Parlamento Europeo.
El líder de Junts ha convocado para este viernes a toda la plana mayor de su partido en Bruselas y comparecerá ante los medios. Después de advertir de “consecuencias irreversibles” para el Gobierno en caso de ser tumbada su propuesta, el panorama ha cambiado con la decisión de la Mesa de dar más margen. Las fuentes independentistas consultadas apuntan ahora a que este viernes “no se romperá nada”, aunque el expresident de la Generalitat volverá a advertir a Pedro Sánchez, una vez más, de que es él quien tiene la sartén por el mango de la legislatura. Y que para mantenerla en pie, por tanto, debe cumplir los compromisos pendientes.
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