Las elecciones del voto 'rufián': así creció el independentismo en el cinturón obrero de Barcelona
Castellanohablante, del cinturón obrero barcelonés e independentista. Es el perfil de Gabriel Rufián, el popular diputado de ERC en el Congreso, y un tipo de votante que el independentismo ha tratado de seducir durante años. Ahora los datos apuntan a los 'rufianes' como principal bolsa de crecimiento independentista en las pasadas elecciones del 21D, unos comicios en los que la participación fue histórica precisamente gracias a la movilización de los feudos anti independentistas.
En el conjunto de Catalunya, las listas partidarias de la secesión sumaron el 21D 105.000 votos más que en 2015, aunque el aumento de la participación tradujo esos resultados en una pérdida neta de dos décimas en el porcentaje del independentismo. Mientras, los partidarios de que Catalunya siga en España convencieron a 140.000 personas más que en 2015. Además la participación creció más en las zonas que al independentismo se le dan peor.
Ahora bien, si se observa a la distribución territorial de las ganancias y pérdidas de cada bloque, fue el aumento del cinturón barcelonés lo que hizo que el independentismo mantuviera el tipo, ante la bajada de apoyos en los graneros tradicionales del nacionalismo catalán, que se han situado históricamente del interior del territorio, en los barrios más acomodados de Barcelona o en el centro de las grandes ciudades.
En este mapa de ganancias y pérdidas del independentismo en cada sección censal, el cinturón obrero barcelonés, que queda naranja cuando se pinta según el partido ganador, se observa ahora amarillo, pues el independentismo subió en la mayoría de barrios. L'Hospitalet (+1 punto), Santa Coloma (+2 puntos), Badalona (+1,7) o Cornellà (+1,5) tiraron hacia arriba del voto independentista, pese a que en todas estas ciudades la suma de Junts per Cat, ERC y la CUP quedó por debajo del 33%.
Si en el entorno de Barcelona, en el sur y en el entorno de Lleida predominan las flechas amarillas (aumento independentista), en la costa del Maresme, alrededor de Mataró, las azules ganan por goleada, pese a ser esta una zona de tendencia favorable al independentismo y de renta más alta. Lo mismo ocurre a lo largo de la cosa gerundense, y en las comarcas de la Selva y la Garrotxa.
Esta es precisamente la tendencia que arroja el análisis geográfico del 21D: los independentistas perdieron fuelle en zonas tradicionalmente nacionalistas para ganar peso en la zona metropolitana. Mientras, los no independentistas, hicieron el camino contrario, rascando más voto en las zonas del interior o en los barrios de más renta y, aunque subieron en el cinturón, lo hicieron en menor medida que los independentistas.
El independentismo creció allí donde en 2015 eras más débil, una tendencia que además ya se había avanzado el 1 de octubre, cuando la inesperada movilización del cinturón impulsó el referéndum del 1-O. En estas elecciones, el bloque independentista creció en las zonas en las que en 2015 no llegó al 40% de los votos, y bajó en las zonas donde entonces superó con comodidad el 45%.