Dos semanas de bandazos del PP y Feijóo sobre la gestión de la DANA y el papel de Mazón
En menos de 24 horas, el PP ha pasado de presumir por boca de su portavoz nacional, Borja Sémper, de “no entrar en el barro” y de “no contribuir a que la política española se emponzoñe más” a señalar directamente al Gobierno por no haber actuado antes y con más contundencia en València para, supuestamente, no ayudar a una comunidad autónoma donde gobierna la derecha. Así lo explicitó el martes el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, en un nuevo bandazo discursivo del PP dos semanas después de la DANA en la que han muerto más de 200 personas.
El PP ha pasado por diferentes estados de opinión y modelos de oposición en los últimos 15 días. A veces, al mismo tiempo. Al día siguiente de la DANA, el Congreso celebró la habitual sesión de control al Gobierno de los miércoles. Después de un par de preguntas, los de Feijóo pidieron suspender una de las sesiones más importantes para la oposición, aquella en la que sus diputados confrontan con todos los ministros.
El PP planteó, además, no abordar la reforma legal para renovar RTVE. El Ejecutivo se opuso y Feijóo zanjó: “Allá ellos y su responsabilidad”. El líder de la oposición dijo que “un país se define en momentos así” en una de las salas más simbólicas del Palacio de Congreso. “No entiendo el respeto selectivo a las víctimas”, lamentó. “La única prioridad política en este momento debería de ser agradecer el trabajo de la gente que está intentando salvar víctimas”, dijo.
Esa misma tarde, el líder de la oposición se desplazó a Letur (Albacete), donde la DANA también golpeó con dureza y provocó siete muertos. Apenas habían pasado unas horas de la tormenta y, en declaraciones a los medios, Feijóo fue comedido y, aunque ya deslizó que el Gobierno debería declarar la emergencia nacional y hacerse con el mando, centró su mensaje en la “colaboración institucional”.
Un día después, el jueves 31, cuando las víctimas ya superaban la decena y con cientos de desaparecidos, el PP protagonizó su primer bandazo. Feijóo acompañó al presidente valenciano en una visita a un centro de emergencias. A su puerta, el líder de la oposición alabó la gestión de Carlos Mazón y comenzó a arremeter contra el Gobierno central. Primero puso en duda la información que habían proporcionado organismos estatales como la Aemet y las confederaciones hidrográficas. Después reclamó “alguna colaboración” del Gobierno con la Generalitat.
Feijóo ponía ya en duda la labor del Gobierno menos de dos días después de la DANA. Minutos después fue el propio Mazón el que lo dejó en evidencia. Junto a Pedro Sánchez alabó la “colaboración” y la “comunicación” con el Ejecutivo.
Contra Mazón
Tras las palabras del presidente de la Generalitat que pusieron en cuestión las de su jefe de filas, y ante las primeras informaciones sobre las malas decisiones del Consell y de las ausencias de Mazón, el PP optó por ponerse de perfil y no defender expresamente al Ejecutivo valenciano.
Feijóo, y con él sus dirigentes y los demás barones autonómicos, dejaron solo al president valenciano. El líder del PP optó por asumir la indignación ciudadana del primer fin de semana tras la DANA, cuando Sánchez sufrió una agresión durante una visita a Paiporta. En una declaración sin preguntas de los periodistas, trató de ponerse al frente de un discurso que señaló la supuesta ausencia del Estado en la gestión de la catástrofe: “No es el Partido Socialista Obrero Español. No es el PP. No son el resto de los partidos políticos, no es el Gobierno de España o la Generalitat de Valencia. No es el presidente del Gobierno, ni de la Generalitat, ni, por supuesto, soy yo. Es el pueblo español. Son nuestros compatriotas valencianos. Por eso, no voy a caer en nuevas críticas al Gobierno”.
Casi una semana después de la DANA, Feijóo reclamó de forma expresa la declaración de la emergencia nacional, y dijo que lo habían hecho “desde el primer día”, lo que no solo ponía en duda la labor del Gobierno central, sino también la de Mazón que sería incapaz de gestionar la catástrofe.
Al choque entre Feijóo y Mazón se sumaron, más silentes que otra cosa, los demás barones del PP. Solo algunos como Juan Manuel Moreno o Alfonso Fernández Mañueco reclamaron expresamente la emergencia nacional y que el Gobierno central asumiera el mando. El resto optó por evitar hablar y, por tanto, de posicionarse con el líder nacional o con su homólogo valenciano.
Con todo contra el Gobierno
El 6 de noviembre, una semana después de la DANA, el PP anunció el apoyo de sus diputados a la convalidación del decreto-ley del Gobierno para liberar 10.600 millones de euros que se destinarán a las primeras ayudas a los afectados.
El anuncio del PP escondía un nuevo bandazo del partido para ponerse de nuevo en primera línea de defensa de Mazón. Una posición que los de Feijóo ya no han abandonado desde entonces. Al menos, en público. “No hay duda y es absolutamente indiscutible que el presidente Mazón y toda la Generalitat se han volcado con todo lo que tenía desde el primer momento”, dijo la secretaria general, Cuca Gamarra. “Nos gustaría poder decir lo mismo del Gobierno de España”, añadió.
Ese mismo día, miércoles, Esteban González Pons tachó de “chantajista” al Gobierno y planteó que Sánchez es “malo de maldad”. El jueves fue el turno del portavoz parlamentario, Miguel Tellado, quien acusó de “mala fe” al Ejecutivo. Y defendió que Mazón estuvo “perfectamente informado” durante las horas críticas del martes 29 en las que él comía durante horas con una periodista, supuestamente para ofrecerle la dirección de la televisión autonómica, mientras se debatió en el comité de crisis si enviar o no una alerta a todos los ciudadanos a través de sus teléfonos móviles.
La alerta se envió, pero pasadas las ocho de la tarde. Muchos de los que la recibieron estaban, literalmente, con el agua al cuello o intentando salvar las vidas de sus vecinos. El presidente de la Generalitat se había ido a esa comida tras despreciar la decisión de la Universidad de València de suspender las clases el 29. Durante casi tres horas estuvo encerrado en un restaurante con la periodista a la que, según la versión oficial, intentaba convencer para designarla directora general de la televisión valenciana. Todo eso, mientras el PP atacaba al Gobierno y al PSOE por no paralizar la votación del decreto de RTVE el día después de la catástrofe.
Este miércoles, Feijóo ha profundizado en su estrategia. Pese a que Borja Sémper dijo la víspera que el PP ayudaría a “quitar el barro de las calles” y, también, a que “ese barro no se traslade a la política”, su jefe de filas obvió lo que, según fuentes de la dirección, era una consigna a todo el partido.
En una entrevista en Antena 3, Feijóo dijo este martes que el Gobierno no actuó porque la Generalitat es del PP, y lo tachó de “fallido”. Pero, además, justificó las ausencias de Mazón y dijo que el problema era dónde habían comido Marlaska, Robles o Terea Ribera. La vicepresidenta del Gobierno y candidata a vicepresidenta de la Comisión Europea es ahora el principal objetivo del PP y están dispuestos a todo con tal de sacarla del próximo equipo de Ursula von der Leyen.
Por la tarde, en la sesión de control en el Senado, el Gobierno abundó en su estrategia de no confrontar con el PP, mientras la oposición fue incrementando sus ataques. La portavoz, Alicia García, llegó a criticar que el Ejecutivo “solo” hayan “tenido prisa para detener a los vecinos por un escobazo a un Sánchez a la fuga”. No fue la única banalización de la agresión al presidente del Gobierno.
Los ataques más furibundos los dirigió el PP contra la vicepresidenta Teresa Ribera, a la que acusan de inacción en la crisis para frustrar su nombramiento como comisaria europea y sobre la que en las últimas horas llegaron a pronosticar que será imputada en una hipotética investigación sobre la gestión de la catástrofe.
Este miércoles comparecerán el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y la de Defensa, Margarita Robles, en el Congreso y el Senado, respectivamente. El jueves llegará el turno de Carlo Mazón en las Cortes Valencianas. Tres intervenciones, con sus debates, que marcarán el devenir inmediato de la política española con el PP lanzado a intentar desgastar al Gobierno por la DANA de València.
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