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Un diputado de Vox alaba la “audacia” del golpista Queipo de Llano
El diputado de Vox en el Congreso de los Diputados Francisco Contreras ha alabado la “audacia” del general Queipo de Llano, responsable del fusilamiento de más de 45.000 personas en Sevilla durante el levantamiento fascista de 1936 y uno de los generales sublevados clave para la rápida victoria franquista en el suroeste de la península.
Contreras ha preferido sin embargo loar la audacia del militar que consiguió que triunfara, ha dicho, “el alzamiento en 'Sevila la roja', llena de milicias izquierdistas”. “Mi abuelo, uno de los alzados, habría sido fusilado, y yo no existiría”, ha dicho para justificar las acciones del general franquista en ese territorio durante el inicio de la guerra civil.
“No buscan justicia; buscan la venganza y la asimetría. Lo civilizado es no perturbar el reposo de los muertos. Sean quienes sean”, ha dicho después de quejarse de los monumentos a los socialistas Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero.
Contreras ha expresado estas palabras apenas horas después de que la hermandad de la basílica de La Macarena, donde está enterrado el general golpista, haya afirmado que “trabaja ya” en cumplir la orden del Gobierno de sacar sus restos y la placa que los guarda del suelo de este templo, en cumplimiento con la recientemente aprobada Ley de Memoria Democrática.
“Desentierran a Queipo, dizque por la represión en Andalucía. Esa represión existió. También la audacia de Queipo, sin la cual no habría triunfado el alzamiento en ”Sevilla la roja“, llena de milicias izquierdistas”, ha lamentado Contreras, a quien se le conocen más recuerdos en público a militares golpistas.
Justificación de la ejecución de Puig Antich
Hace apenas unos meses, en julio de este año, este mismo diputado subió a la tribuna del Congreso cuando se debatía la mencionada ley de memoria, y justificó la ejecución por parte del régimen franquista del artista y activista Salvador Puig Antich, uno de los últimos ajusticiados por medio de garrote vil en la dictadura.
“El silencio no amordazará su nombre. El silencio ha amordazado el recuerdo de la señora de Esquerra [Carolina Telechea], que ha olvidado que él fue ejecutado no por ser un artista sino por disparar a un policía”, entre los aplausos de sus compañeros de la extrema derecha. Sus declaraciones provocaron la salida de todos los diputados de ERC, EH Bildu y Unidas Podemos que en ese momento se encontraban en el hemiciclo.
Puig Antich, que militaba en el brazo armado del anarquista Movimiento Ibérico de Liberación, fue detenido en una confusa refriega policial durante la que el policía Francisco Anguas falleció tras recibir cinco disparos. Aunque el arma que escondía Puig Antich solo se disparó tres veces, un consejo de guerra lo condenó a muerte por asesinar a “un funcionario público por razones políticas”.
Durante su intervención, el diputado de Vox también ha reivindicado a José Calvo Sotelo, exministro de la dictadura de Miguel Primo de Rivera y asesinado en 1936.
La portavoz adjunta de ERC, Carolina Telechea, que precisamente había leído escritos de Antich durante su intervención en el mismo debate, ha interpretado las palabras del diputado de Vox como una “justificación del asesinato” del joven antifranquista. “Eso es un delito, es apología del franquismo”, ha apostillado.
Contreras también protagonizó otro episodio nostálgico en el Congreso este año, durante el debate sobre una propuesta para declarar La Desbandá como lugar de memoria histórica e incluirlo en el Inventario Estatal de Lugares de Memoria Democrática
El diputado puso en duda entonces que la veracidad de aquella masacre perpetrada por las tropas franquistas, la aviación italiana y los buques Cervera y Baleares contra la población civil que huyó de Málaga en dirección a Almería a partir del 7 de febrero de 1937.
“Iniciativas como esta parecen dar cumplimiento a la promesa de la Pasionaria [en alusión a unas supuestas declaraciones de Dolores Ibárruri en 1974], porque no están inspiradas por la compasión sino por el deseo de revancha, la necesidad de reescribir orwellianamente la historia y la obsesión patológica por ganar por fin la Guerra Civil 83 años después de su final”, dijo, en contra del consenso histórico que cifra en 5.000 las personas fallecidas en aquel episodio.
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