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El aeropuerto de Sevilla da un estirón con la vista puesta en alcanzar la cifra de 10 millones de pasajeros al año

Antonio Muñoz, Marifrán Carazo, Raquel Sánchez y el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández.

Antonio Morente

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El aeropuerto de Sevilla se puso en su momento de punta en blanco con un nuevo edificio que, diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, entró en servicio con la vista puesta en la Expo 92. Desde entonces, en San Pablo se han ido haciendo pequeños retoques pero ninguna gran intervención como la que ahora se ha presentado, impulsada porque en 2019 se alcanzaron los 7,5 millones de viajeros y por poco le saltaron las costuras. Ahora, transcurridas tres décadas desde su inauguración y tras un inversión que sumando todos los conceptos ronda los 80 millones de euros, se ha ampliado la terminal por el norte y por el sur, lo que abre la puerta a alcanzar los diez millones de pasajeros al año.

Es decir, que el aeródromo hispalense aumenta su capacidad un 33%, aunque eso será cuando estén rematados todos los trabajos, lo que no ocurrirá hasta finales de año. Pero como ya se ha terminado la parte más importante, la ampliación de la terminal por el sur, este jueves se plantaba en las instalaciones la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, para resaltar que se gana un 42% más de superficie útil y se sientan las bases para futuros crecimientos. Todo ello, subrayaba, con la vista puesta en que el conjunto sea más confortable y accesible, como demandan hoy los viajeros, además de que se adapta a la nueva forma de operar de las compañías aéreas, “cada vez más orientada a la eficiencia en los tiempos de escala”.

Es, resaltan desde el propio aeropuerto, un cambio de concepto, más centrado en la experiencia del propio pasajero. Esto se traduce en que la zona sur se une al vestíbulo de viajeros y se elimina el pasillo de preembarque, con lo que resulta un espacio más diáfano y luminoso. Por lo que hace a las cifras, valga como referencia que se pasa de 13 a 19 puertas de embarque, aunque también aumentan las líneas de inspección de pasajeros, las cintas para la recogida de maletas y los controles de pasaportes tanto en llegadas como en salidas, con equipos que agilizan el proceso con un doble mecanismo de comprobación: biometría y huella dactilar.

Clave para la recuperación económica y turística

Al margen de la ampliación de la terminal se ha recrecido también la pista de vuelo y se trabaja en estos momentos en reforzar la central eléctrica que abastece al aeropuerto, cuya actividad en 2021 generó alrededor de 5.600 empleos directos y 454 empresas. Ahora el objetivo es afianzar San Pablo entre los diez aeródromos más importantes de España, siempre teniendo en cuenta que en Andalucía el gran referente es el de Málaga, que en 2019 rozó los 20 millones de pasajeros. En este sentido, las autoridades lo que saludan es que la ampliación de las instalaciones sevillanas llega en el mejor momento para apuntalar la recuperación económica y turística de la ciudad.

Así lo apuntaba el regidor hispalense, Antonio Muñoz, que este jueves se declaraba como “un alcalde feliz” porque esta infraestructura es “fundamental” para remontar la crisis provocada por la pandemia y además “se adapta a las necesidades del viajero del siglo XXI” con su apuesta por el confort y el entretenimiento. Muñoz no escondía que el objetivo a partir de ahora es contar con más compañías aéreas y más viajeros, para así continuar con la tendencia (tres años consecutivos de récords históricos de pasajeros) que cortó de raíz el coronavirus.

La conexión ferroviaria con San Pablo

Eso sí, todavía queda por delante la “asignatura pendiente” de la “ansiada” conexión entre San Pablo y la estación de Santa Justa, en el centro de la ciudad. En la misma línea abundó la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, que recordaba que “Sevilla es la única gran ciudad española sin conexión directa por tren al aeropuerto”. Y como la capital hispalense “necesita y merece” este proyecto, su departamento ya ha encargado el estudio informativo para definir la mejor solución, aunque lo importante de verdad será cuando llegue el momento de definir la financiación.

Los mensajes de Carazo y Muñoz tenían como destinataria directa a la propia ministra allí presente, Raquel Sánchez, que recogía el guante aunque no con la rotundidad que le hubiese gustado a Junta y Ayuntamiento. En su intervención, con la que se cerró el acto, se limitó a apuntar que se están analizando “todas las alternativas” para esta conexión, aunque sin llegar a mencionar la opción ferroviaria. A lo más que llegó fue a asegurar que la iniciativa que se elija “responderá a la nueva realidad” y será “la más factible y sostenible” teniendo en cuenta los criterios económicos y ambientales, sin comprometerse a que el modelo por el que se apueste sea el tren.

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