El fracaso del contenedor amarillo y el regreso de las botellas retornables
El contenedor amarillo ha fracasado como herramienta para recuperar la enorme cantidad de botellas de plástico de usar y tirar que se utilizan cada año: en 2023 se recogieron unas 88.000 toneladas de un total de 214.000 puestas en el mercado. Un 41,3%, muy lejos del 70% obligatorio indicado por la ley, según el cálculo del Ministerio de Transición Ecológica.
La consecuencia inmediata de este bajo porcentaje oficial –más allá del impacto ambiental– es que, como establece la Ley de Residuos, “se deberá implantar, en todo el territorio nacional y en el plazo de dos años, un sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR)”, como recuerda el informe ministerial.
Los datos han llegado casi al mismo tiempo que los países están reunidos en Busán (República de Corea) para intentar crear al fin un tratado internacional obligatorio que reduzca la basura de plástico que contamina el medio ambiente. La organización WWF calculó que “cada minuto se vierten 33.800 botellas de plástico al mar Mediterráneo” en toda su cuenca.
Devolver los cascos en la tienda
El SDDR consiste, básicamente, en que las botellas de plástico deberán poder devolverse en las tiendas como ya se hizo durante muchos años con sus primas de vidrio, los denominados cascos. En este sistema, cada botella tiene un valor económico (unos céntimos) que, a modo de fianza, adelanta el consumidor al comprar la bebida. Esa cantidad se le devuelve al cliente cuando retorna la botella al comercio. El envase se recupera así para reciclarse o reutilizarse.
La medida responde al incumplimiento de los objetivos de recogida separada de botellas de plástico incluidos en esa norma de residuos, aprobada en 2022. El texto establecía que, a más tardar, en 2023 debía haberse recolectado separadamente el 70% del peso de las botellas respecto “al introducido en el mercado”. En 2027 debería alcanzarse el 85% y en 2030, un mínimo del 90%.
La misma ley dice que si en alguno de esos años intermedios no se han conseguido los niveles indicados, se activará el sistema de retorno (SDDR). Hasta ahora, los datos de recogida provenían de la entidad Ecoembes, encargada de gestionar el contenedor amarillo (llamado sistema integrado de gestión) porque “mayoritariamente los envasadores de productos [los responsables de la gestión] han optado” por esa modalidad, aclara el Ministerio.
Ecoembes –organización creada por las empresas envasadoras para cumplir esa obligación de encargarse de los residuos de envases– había informado anteriormente de que en 2023 “se recuperó selectivamente el 73,4% de las botellas de plástico en España”. Sin embargo, los cálculos oficiales de Transición Ecológica distan mucho de ese porcentaje y han activado la implantación del SDDR.
Si se hubiera conseguido el porcentaje indicado por Ecoembes de recogida debería ser dificilísimo encontrarse con botellas de plástico tiradas por cualquier lado. Y es justo lo contrario, las encontramos en casi cualquier sitio
“Se siente un poco como una reivindicación y una victoria del mundo ecologista”, dice el responsable de Campañas de Greenpeace, Julio Barea, al referirse al informe gubernamental. “Llevamos 15 años intentando mostrar lo que estaba pasando en realidad. Los datos del Ministerio se quedan lejísimos de lo que ofrecía Ecoembes”. Y añade: “Si se hubiera conseguido ese porcentaje de recogida debería ser dificilísimo encontrarse con botellas de plástico tiradas por cualquier lado. Y es justo lo contrario, las encontramos en casi cualquier sitio”.
Ecoembes justifica que las cifras de Transición Ecológica correspondientes a la recogida municipal mediante el contenedor amarillo, “son prácticamente idénticas” a las suyas, pero que el ministerio “apenas incorpora en su cálculo las cantidades recogidas fuera del hogar y que representan el 40% de las botellas recogidas selectivamente”. Fuera del hogar significa, por ejemplo, hospitales, cárceles, centros educativos, residencias o centros deportivos.
Para Ecoembes esta discrepancia “evidencia una necesidad urgente: aclarar y consolidar de manera oficial y definitiva una metodología de medición. Aclarar las reglas de juego”.
Tan solo ha habido dos cálculos en paralelo de una fracción de residuos cuyos datos de recogida selectiva nunca antes se había tenido que contabilizar. Y obviamente si no hay un criterio unificado y claro, el resultado difiere
El informe oficial del Gobierno afirma que Ecoembes “ha comunicado a las admninistraciones públicas para el año 2023 que ha recogido separadamente a través de las recogidas privadas fuera del hogar 219.424 toneladas de residuos de envases”. De esta cantidad, 126.213 toneladas son plástico, de acuerdo con Ecoembes. Sin embargo, no todo ese plástico es de los tipos utilizados para botellas (PET y PEAD). De hecho, el análisis del Ministerio deja el total de botellas recolectadas separadamente en ese flujo en 14.000 toneladas.
Así que de las 214.000 toneladas de botellas puestas en el mercado en 2023, en el contenedor amarillo municipal –los desechos domésticos– se recogieron unas 74.000 toneladas y “fuera de los hogares” esas 14.000 toneladas. El porcentaje se queda, pues, en el 41% cuando debía alcanzarse el 70%.
Ecoembes insiste en que “tan solo ha habido dos cálculos en paralelo de una fracción de residuos cuyos datos de recogida selectiva nunca antes se había tenido que contabilizar. Y obviamente si no hay un criterio unificado y claro, el resultado difiere”.
Barea apunta que “ahora toca hacer una ley estatal para implantar el sistema de retorno de botellas en todo el territorio y que los distribuidores se hagan cargo”. El ambientalista subraya que “en los países donde está implantado este sistema y funciona correctamente se recoge mucho más. En Alemania se calcula que es un 90%”. Y remata que, “en todo caso, entre el 40% actual en España y ese 90% hay mucho margen para ir mejorando”.
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