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La reproducción asistida española llega a Italia, donde aún es un tabú

EFE

Roma —

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El gran número de pacientes italianas que solicitaban tratamientos de reproducción asistida en España ha llevado a varias clínicas españolas a abrir sucursales en Italia, donde la fecundación artificial sigue siendo un gran tabú.

No es casualidad el desembarco de estas clínicas en el país transalpino, ya que, según datos oficiales del Ministerio de Salud de España, cerca del 20 % de las pacientes extranjeras de la reproducción asistida son italianas.

Un porcentaje aún mayor en el Institut Marquès, un centro barcelonés que cuenta con un 70 % de pacientes extranjeras, de las cuales más de la mitad son italianas, por lo que ha abierto sedes en Milán y Roma.

“Básicamente queríamos acercarnos a las pacientes para facilitar su tratamiento e Italia es el país con el que teníamos más contacto”, explica a Efe la doctora Federica Moffa, del Institut Marquès.

También el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) ha inaugurado sucursales en Roma y Milán, mientras la Clínica Eugin tiene una consulta en Módena (norte).

Aunque son centros españoles, se rigen por la ley italiana, así que la reproducción asistida sigue vetada para las parejas lesbianas y para las mujeres solteras.

“Aunque no se puedan tratar en Italia, nuestros centros aquí hacen de punto de referencia y las podemos derivar a la sede central en España”, detalla Moffa, que asegura que las pacientes acuden a centros españoles por la “reputación”, ya que “tienen una tasa de éxito mayor que la italiana”.

Pero además, desde que en 2014 se modificó la ley italiana y se permitió la donación de óvulos para la fecundación in vitro, el “turismo reproductivo a España ha disminuido”, según señala a Efe la doctora Michela Benigna, de Institut Marquès Roma.

Las parejas que tenían que viajar a España ahora pueden quedarse en los centros italianos para hacerse tratamientos con donación de óvulos -explica Benigna-, aunque siguen dependiendo de España porque en Italia casi no hay donantes.

Es más fácil acceder a los óvulos “si el centro es español”, según Benigna, que atribuye la falta de donantes al hecho de que en Italia, a diferencia de España, donar “es un acto voluntario y gratuito”.

“Pero el problema también es cultural; la italiana es una cultura bastante conservadora, como lo demuestra que la reproducción asistida, aunque se hace desde hace años, siga siendo tabú y se reserve al ámbito privado”, lamenta la doctora.

Aunque cada vez más italianas recurran a estas técnicas de fecundación, las cifras oficiales demuestran que Italia está aún muy lejos de España, considerada líder europea de reproducción asistida.

Si en 2016 se hicieron en España un total de 175.016 ciclos y nacieron 37.503 niños por reproducción asistida (9,13% del total de bebés nacidos ese año), en Italia sólo fueron 97.656 ciclos y vinieron al mundo 13.582 niños (2,9% del total).

En 2019 nacerá el hijo de Laura y Marco -nombres ficticios-, una pareja italiana que, tras años intentando ser padres, recurrieron a un tratamiento de reproducción asistida del Institut Marquès Roma.

No quieren revelar su identidad y no han contado a su entorno que el hijo que esperan no fue concebido de forma natural: “No se lo tomarían mal, pero no se lo hemos dicho a nadie por elección propia, no queríamos”, cuenta Laura, que tiene ahora 40 años.

Les costó hacerse a la idea de que su hijo llegaría a través de este método, sobre todo a Marco, que dice que “al principio sentía vergüenza por no haber conseguido engendrar sin técnicas artificiales”.

Pero Laura lamenta que en la sociedad italiana se siga viendo como una “culpa” no conseguir quedarse embarazada.

“En Italia sigue siendo tabú, como si no tener a un hijo de forma natural esté fuera de las leyes de Dios. Pero yo estoy convencida de que si lo hemos buscado tanto, tendrá aún más amor”, apunta.

Pensaron en irse a España, pero el trabajo no se lo permitía y entonces eligieron el Institut Marquès porque España “está a la vanguardia respecto a las técnicas italianas” y Laura temía que, dada su edad, fuera complicado quedarse embarazada, aunque finalmente lo consiguió en el primer intento.

“En Italia, cuando tienes 40 años los médicos te desalientan con la idea de ser madre; en España la reproducción asistida está mucho más aceptada que aquí porque la sociedad es también más abierta”, relata Laura sin poder ocultar el “deseo” de ser madre.

Lo cumplirá el próximo año, cuando verá “de verdad” que, más allá de cómo haya sido concebido, “un hijo es un hijo, venga como venga”.