Los episodios de trombos relacionados con varias personas que recibieron la vacuna AstraZeneca han generado temor y rechazo en la sociedad: “Yo no me quiero poner esa”. Sin embargo, ese miedo apenas se ha instalado en Canarias. Menos del 1% de residentes en las Islas a los que le ha tocado inocularse la dosis han manifestado negación ante la vacuna creada por la farmacéutica británico-sueca. Por el contrario, “la respuesta a la vacunación está siendo muy alta” en el Archipiélago, como indican fuentes de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias.
El primer sábado de febrero, España recibía las primeras dosis de AstraZeneca, la tercera contra el coronavirus que se administró en el territorio nacional tras las de Pfizer y Moderna. Al mes siguiente, el Ministerio de Sanidad, dirigido por Carolina Darias, ordenó a las comunidades autónomas que paralizasen la vacunación con el fármaco creado por AstraZeneca y la Universidad de Oxford durante dos semanas por estar relacionado con episodios de trombo. Todo ello sembró el miedo y la desconfianza. No fue hasta días más tarde cuando un informe de la Agencia Europea de Medicamientos (EMA) aseguró que los beneficios de esta vacuna eran “mayores que cualquier riesgo asociado”, por lo que la gran mayoría de países que habían suspendido la vacunación con AstraZeneca reanudaron de nuevo la marcha.