La quinta ola ha golpeado con fuerza entre los jóvenes, pero ha arrastrado también con ella a los grupos de mayor edad. En cuestión de un mes, la incidencia entre mayores de 70 y 80 años se ha multiplicado por diez. Los octogenarios han pasado de registrar una veintena de casos por 100.000 habitantes en julio a casi 300 en agosto. Los mayores de 50 y 60 también han escalado hasta incidencias de 350. Las residencias han vuelto a convertirse en foco de rebrotes, con más contagios y muertes que en los meses anteriores pero sin asemejarse a otras olas. “Nos preocupa el incremento de casos, fueron las instituciones más golpeadas al comienzo de la crisis y adoptaremos las medidas necesarias para que estos centros sean seguros”, ha dicho este miércoles la ministra de Sanidad, Carolina Darias.
Escribe Mónica Zas Marcos.