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'Emojis' y 'stories' para darse a conocer entre los jóvenes: el Congreso se reinventa en su 150 aniversario

Mario Escribano

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Si las instituciones son ya un asunto tedioso para muchos ciudadanos, el efecto se multiplica cuando se trata de adolescentes y jóvenes. Incluso en el Congreso de los Diputados, donde las habituales broncas suelen desembocar en mayor desidia. Pero allí han decidido darle la vuelta a la tortilla. Desde hace un par de años, la Cámara Baja abre sus puertas a través de redes sociales, donde divulga el funcionamiento de la cámara, así como “su patrimonio artístico, histórico, documental y bibliográfico”. Una labor que tiene lugar justo cuando el Palacio de las Cortes cumple 150 años.

El Congreso ha apostado fuerte por Instagram, la más utilizada entre los jóvenes. Las publicaciones del perfil, que cuenta con más de 16.000 seguidores, son “planificadas, gestionadas y analizadas por los asesores de comunicación” del Congreso, explican a este periódico desde la institución. El objetivo, detallan, es “ofrecer una perspectiva diferente de la Cámara y de implicar a los visitantes e invitarles a que compartieran sus fotos y su experiencia sobre la visita”.

Uno de los métodos para darse a conocer son las llamadas 'stories', que son fotografías -generalmente acompañadas de texto- que permanecen en línea durante 24 horas (también existe la opción de fijarlas de forma permanente en el perfil). A través de esta vía realizan encuestas de todo tipo sobre el patrimonio o comparten infografías sobre procesos parlamentarios, como fue la investidura de Pedro Sánchez.

“A diferencia de la cuenta de Twitter, mucho más vinculada al día a día, a la difusión de la actividad y al seguimiento de las sesiones, en Instagram se realiza una aproximación a la actualidad desde otro punto de vista”, especifican. Más allá de este perfil, añaden que también buscan llegar a “perfiles con intereses personales o profesionales en el patrimonio, en la historia y en la política”.

De acuerdo con los datos aportados a este periódico, los jóvenes de 25 a 34 años son el tramo de edad que más seguidores concentra la cuenta del Congreso. Después están los que tienen entre 18 y 24 años, y algo por detrás, los de 35 a 44.

“El lenguaje y los contenidos se piensan de modo que sean atractivos y comprensibles para los usuarios que no son ”expertos“ o desconocen el funcionamiento, la organización y el significado de la Cámara”, comentan sobre los contenidos. A modo de ejemplo, los siguientes.

El primer retrato del Congreso

La inauguración del Palacio de las Cortes, el edificio que alberga el Congreso de los Diputados, tuvo lugar el 31 de octubre de 1950. “Hay un bullicio extraordinario en las calles de Madrid, desde las primeras horas de la mañana. Los balcones lucen colgaduras y la multitud corre impaciente para situarse en los lugares más estratégicos”, contaban las crónicas de la prensa local, donde aparecieron los primeros retratos del hemiciclo, como este.

Desde aquel día, los retratos que se han hecho del Palacio de las Cortes son innumerables, tanto en número como en formato. El hemiciclo comparte con sus seguidores buena parte de ellos, como este, correspondiente a la puerta principal durante la Guerra Civil. El autor era un joven Juan Miguel Pando, que entonces tenía 21 años y fue contratado por Associated Press, una de las agencias más importantes del mundo.

¿Por qué el Congreso es semicircular?

Como no podía ser de otra forma, la forma de los parlamentos también es herencia de Ilustración, donde se buscaba “proyectar la imagen de unanimidad de la asamblea”. “Pensaban que, con esa estructura, los diputados serían capaces de formar una opinión sin la necesidad de interactuar demasiado entre ellos”, explican desde el Congreso en una de sus últimas publicaciones.

A este dato histórico lo acompaña el plano inicial del hemiciclo, construido a mediados del siglo XIX, a instancias del arquitecto Narciso Pascual y Colomer. Así lo definía entonces: “En el centro del Palacio, aislado por medio de una galería y constituyendo la parte principal de esta suntuosa fábrica, se levanta el gran Salón de Sesiones, cuya forma semicircular es análoga en un todo a la que hay en varias capitales de Europa”.

El 'signo propio' de los políticos

“¿Sabías que algunos líderes políticos son bautizados con un signo propio con el que se les identifica en Lengua de Signos?”, preguntaban desde la cuenta de Instagram del Congreso, donde animaban a “adivinar a quién correspondía cada uno” junto una intérprete de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE).

Los signos elegidos, explican, “hacen referencia habitualmente a una característica reconocible de la misma”. Cuando no es así, se opta por el deletreo. Aquí algunos de los líderes que tienen su 'signo propio'.

Dos generaciones de ujieres

En el Congreso de los Diputados no solo trabajan parlamentarios, periodistas y asesores. También hay todo un equipo de trabajadores que se encargan de facilitar el desarrollo institucional. Una de esas figuras indispensables pero alejadas de los focos son los ujieres, a los que el equipo de comunicación ha dedicado un pequeño reportaje en vídeo.

Paloma Santamaría, la más veterana, lleva media vida allí. Literalmente: entró con 36 años y hoy tiene 72. “Somos un punto de referencia para quienes vienen nuevos a esta casa”, defiende en el corto, en el que enseña las instalaciones: “Cuando entré aquí no había móviles, simplemente estaba el teléfono de la portería general y nosotros, que pasábamos las notas a mano”.

Pero si Santamaría es la veterana, a su lado está Carlos Solís, el más joven de los ujieres -22 años-, que entró hace menos de un año. “Impresiona bastante la importancia del lugar, no solo a nivel arquitectónico, también lo que aquí se hace”, reconoce este joven funcionario, que cree que “el futuro del Congreso será similar”, más allá de las innovaciones tecnológicas: “En esencia seguirá siendo como hasta ahora”.

También está disponible una versión más larga, que se puede ver en YouTube.

La fascinante biblioteca de la Cámara

Quizá muchos ciudadanos no sepan de su existencia, pero el Congreso cuenta con una biblioteca propia dentro de sus instalaciones. Su magnitud “deja impresionados a parlamentarios, cronistas, estudiosos e investigadores”, explican, pues cuenta con 228.000 volúmenes (físicos y digitales).

Pero no solo hay cantidad en este lugar. Allí se encuentran, relacionan en el Congreso, “un Boecio de 1500, un Erasmo de Rotterdam de 1521 o una edición del Fausto de Goethe de 1878”, además de “medio centenar de manuscritos de los siglos XVI y XVII”. Incluso una treintena de Quijotes; “entre ellos, una edición en pergamino de 1735”.

En el plano cualitativo también está la arquitectura del lugar, pues su estructura y diseño se han mostrado inalterados desde 1853, año en que fue concebida. Entre sus joyas, la pintura de la bóveda, “El templo de las leyes”, fechada en 1898 y obra de José María Gamoneda, que entonces era el oficial de la Secretaría del Congreso.

Con motivo del Día del Libro, el Instagram del Congreso ofreció algunos detalles históricos en su cuenta: “Una escalera de caracol divide el espacio en dos plantas y dos entreplantas sobre las que se reparten incontables estanterías que muestran una pequeña parte de la colección, pues el resto se encuentra en los bajos del Congreso”.

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