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OPINIÓN | Elige tu propia desventura, por Isaac Rosa
Sobre este blog

El 20D se juega en el plasma. La política espectáculo ha superado a la de las propuestas y ahora es más fácil ver a un candidato cocinando o bailando que debatiendo. Los programas que cuentan no son los electorales sino los de televisión. En este blog, Isaac Rosa repasará los mejores momentos de este 'show' en la campaña de las elecciones generales 2015.

Dos náufragos

Isaac Rosa

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El 20D se juega en el plasma. La política espectáculo ha superado a la de las propuestas y ahora es más fácil ver a un candidato cocinando o bailando que debatiendo. Los programas que cuentan no son los electorales sino los de televisión. En este blog, Isaac Rosa repasará los mejores momentos de este 'show' en la campaña de las elecciones generales 2015.

La carpintería como metáfora política: Rajoy y Sánchez sentados a una mesita, empequeñecida más todavía por el recuerdo de las mesas mostrencas de anteriores “cara a cara” PP-PSOE. Si uno ve cómo eran las de 2008 y 2011, cuando los dos partidos se repartían más del 80% de escaños, es inevitable pensar que el tablero ha menguado a la misma velocidad que el bipartidismo. Tanto, que la mesita de anoche parecía un pecio, un resto de aquellos buques gloriosos, un madero al que dos náufragos se abrazaban para no ahogarse.

De los dos, Sánchez era el que llegaba en peor situación. Mientras Rajoy tenía medio cuerpo fuera del agua, el líder del PSOE se agarraba al madero con las uñas y había empezado a tragar agua en las últimas encuestas. Así que salió en tromba: en la primera intervención reprochó a Rajoy que no fuera a más debates; y en la segunda ya estaba Bárcenas sobre la mesa. A partir de ahí, una primera hora de manoteo verbal, soltando leches en plan molinillo, ante un desbordado Rajoy y un Campo Vidal que se habría metido bajo la mesa si cupiese.

Pocas cosas más violentas que dos náufragos peleando por no ahogarse: Sánchez le metía una y otra vez la cabeza bajo el agua a Rajoy. Las pocas veces que el presidente cogía aire y hablaba, el otro le salpicaba, interrumpiéndolo. El tamaño de la mesa, con los dos a tiro de salivajo, hacía más agresivo el ataque del líder del PSOE, que golpeó sin cesar durante más de una hora. Arrojaba hasta sus propias propuestas, anunciadas con la misma ferocidad. Rajoy levantaba papeles como escudo, y Sánchez contraatacaba lanzándole portadas de periódico o un BOE con el memorándum del rescate. Tan pendiente estaba de colocar sus golpes ensayados (“el plasma”, “el IVA de los chuches”), que se le escapaban sin réplica muchas de las falsedades que soltó Rajoy entre tanta cifra que leía.