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La mentira de Vox contra la inmigración: los trabajadores extranjeros han disparado la economía de El Ejido

Familias con sus hijos en la feria montada en la plaza del ayuntamiento de El Ejido.

Sergi Pitarch

El Ejido, y los municipios del Poniente de Almería, se han convertido en el bastión de Vox tras las elecciones andaluzas. El partido de extrema derecha que dirige Santiago Abascal ha cosechado sus mejores resultados en esta zona llegando a ser la primera fuerza con casi el 30 por ciento de los votos en la ciudad que vio nacer a Manolo Escobar y que le ha puesto una plaza y una calle. El cantante que popularizó el himno oficioso de España.

Vox ha centrado su campaña electoral en un discurso antiinmigración que, en estas zonas es como mínimo contradictorio. El 33,86 % de la población de El Ejido es extranjera, perteneciente a 90 nacionalidades, aunque los más numerosos son los marroquíes que son más de 17.000, casi el 20 % de la población total. La llegada de estas personas ha sido clave puesto que su mano de obra ha servido para la consolidación del modelo de agricultura intensiva en invernaderos que ha permitido al municipio convertirse en una de las zonas más ricas de Andalucía y a la provincia en la segunda en renta per cápita.

“Su aportación al modelo de agricultura intensiva almeriense ha sido creciente hasta acabar convirtiéndose en un elemento clave para su consolidación: sin su presencia la escasez de mano de obra podría haberse convertido en una importante restricción a su expansión”, explica el profesor Andrés Sánchez Picón, quien ha elaborado numerosos trabajos sobre el “milagro” agrícola almeriense, que se ha convertido en los últimos años en la despensa de Europa.

Sánchez Picón considera que la mano de obra inmigrante es “un factor productivo absolutamente imprescindible”. El profesor e investigador de la Universidad de Almería puntualiza que no cree que hayan sido los agricultores los que han abrazado la marca Vox porque “va contra su lógica económica”. “La contradicción que alimenta la percepción negativa no está dentro de los invernaderos, sino fuera. Donde se disputan los servicios sociales por nivel de renta, es más un conflicto social entre dos comunidades”, argumenta.

Sánchez Picón atribuye también ese crecimiento de Vox al “cabreo” motivado por el conflicto catalán y el cansancio de una parte importante de la población por un Gobierno autonómico en manos desde hace 36 años por el mismo partido.

El boom de la economía almeriense se fraguó a finales de los años noventa del siglo pasado y ha seguido creciendo durante los primeros 18 años del siglo XXI, teniendo menos problemas con la crisis que otras zonas de España. En estos momentos, el ínidce de paro en ciudades como El Ejido, Vícar o Níjar ronda según la Encuesta de Población Activa (EPA) el 12 %, varios puntos por debajo de la media española y 10 menos que la media andaluza.

Almería ha pasado en esos años de ser la segunda provincia de Andalucía más pobre a ser la segunda con mayor PIB y renta per cápita, solo superada por Sevilla. Al mismo tiempo y como palanca de ese crecimiento se situó la llegada de la inmigración. De 29.000 personas extranjeras en 2001 se pasó a 136.000 en 2017, según un informe del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada.

Pablo Pumares, director del Centro de Estudios de las Migraciones y las Relaciones Interculturales, también considera la inmigración como “fundamental” para el progreso económico de Almería. “El 60 % de la mano de obra asalariada es extranjera, por lo que es imprescindible para los agricultores que tienen pequeñas explotaciones -la mayoría del modelo de invernadero, unos 8.000 en toda la provinca-”, apunta. Pumares alerta de que hay una “notable segregación residencial” en zonas del Poniente de Almería, lo que no ayuda a la convivencia.

Este experto también es de la opinión de que el discurso antiinmigración ha favorecido que Vox se diparara, pero no ha sido el único vector. “Catalunya ha sido importante, pero también el sentiminento de animadversión hacia la Junta por el abandono institucional que critican muchos sectores de la población”, afirma. Este investigador teme que ahora el partido de extrema derecha que ha obtenido 12 diputados “machaque” mucho con la inmigración y puede generar conflicto.

Carlos Balaguer, un arquitecto de El Ejido, ha analizado el crecimiento de Vox barrio por barrio y su relación con la inmigración. Balaguer concluye que los barrios donde más convivencia hay entre la gente llegada de otros países y los autóctonos es donde el partido de extrema derecha ha obtenido peores resultados. En barrios cerrados de alto poder poder adquisitivo como Almerimar, Vox ha obtenido porcentajes de casi el 40 %.

“En el núcleo central de El Ejido como la calle Manolo Escobar o La Loma de la Mezquita -donde reside la población extranjera- Vox no es la opción mayoritaria”, apunta, quien se apoya en el mapa “¿Qué votaron tus vecinos en las elecciones andaluzas?” publicado por eldiario.es.

Para este arquitecto experto en tasación de viviendas, “los que vivimos aquí lo hemos experimentado y sabemos muy bien que la inmigración no es un problema”. Y propone espacios públicos de interrelación ciudadana -El Ejido solo tiene un parque- para la convivencia de las distintas comunidades. También reclama inversión en educación, “porque los colegios y el número de alumnos inmigrantes que tienen se han convertido en la primera causa de los cambios residenciales en la ciudad”. “No todo está perdido”, asegura.

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