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Tres asesinatos y tres días de violencia racista: Vox recuerda el pasado de El Ejido al nombrar a su nuevo coordinador local

El anuncio de que Juan José Bonilla será el nuevo coordinador de Vox en El Ejido ha vuelto a traer a la memoria lo que ocurrió en el año 2000 en el municipio almeriense. Bonilla es hijo de un agricultor que fue asesinado por un hombre marroquí, que justo antes había matado a otro agricultor. El acuchillamiento de una joven en un mercado del pueblo, también a manos de un marroquí y pocos días después, generó una oleada de violencia contra los inmigrantes, vandalismo, palizas y turbas callejeras.

Vox recordó esos sucesos cuando informó del nombramiento de Bonilla. “Juan José Bonilla, el hijo de un asesinado por un marroquí en el 2000, nuevo coordinador de Vox en El Ejido”; “Juanjo Bonilla, nuevo coordinador de Vox en El Ejido. Su padre fue uno de los agricultores asesinados antes de los disturbios de febrero del año 2000 en el Poniente”, tuiteó. En un post en Facebook, informó de que tiene 42 años, es abogado de profesión y tiene dos hijas.

“Nuestra política es la que es, pero no se trata de remover aquello”, dice Juan Francisco Rojas, presidente del partido en Almería. Rojas explica que esos tuits hacían referencia al contenido de la noticia en sendos medios locales, que recordaban el trágico pasado de Bonilla. “Al salir la noticia, fue identificado como el hijo de uno de los fallecidos. Pero no fue Vox”, asegura Rojas. “Esos hechos sucedieron. Son hechos desgraciados. Las personas fueron juzgadas, pero esto no significa recordar eso”. Vox no se limitó a retuitear la noticia, sino que copió titular y subtítulo, y los incorporó a su propio tuit.

El nombramiento de Bonilla refuerza un perfil que el partido ya tenía en sus filas, el de víctimas o familiares directos de víctimas, ya sean víctimas del terrorismo, como Ortega Lara o Francisco José Alcaraz, que será su primer senador, o de otros crímenes de sangre con gran repercusión social, como Antonio del Castillo (padre de Marta del Castillo) o Juan José Bonilla. El portavoz de Vox en Andalucía, Francisco José Contreras, señaló este jueves que es “comprensible” que una persona con “esa circunstancia biográfica trágica” se haya “preocupado más por los problemas de inmigración irregular”. 

El caso de El Ejido

El Ejido tiene una población censada de 84.710 personas, según el INE. En las elecciones autonómicas, Vox fue el partido más votado en El Ejido, con el 29,51% de los votos. Los extranjeros censados suponen en torno al 32% de la población, de los que aproximadamente el 60% son marroquíes, según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. El Poniente almeriense, zona con una gran presencia de mano de obra extranjera, fue el gran caladero de votos de Vox, que obtuvo en la provincia de Almería el 16,78% de los sufragios.

El partido de extrema derecha está ahora dando forma a sus agrupaciones locales, y deberá nombrar pronto a sus candidatos en las elecciones municipales. Juan Francisco Rojas asegura que el nombramiento de Bonilla refuerza el proyecto municipalista de Vox en El Ejido, donde el partido ha pasado de 20 a 200 afiliados. “Él es afiliado, tenemos conocimiento de su labor profesional, es abogado y agricultor, y con capacidad de trabajo”. Fue designado por el comité ejecutivo provincial, que mantuvo con él varias reuniones.

Rojas dice que Bonilla no hablará ante los medios hasta al menos la semana que viene, después de que se celebre una reunión de coordinación en la que se establezcan las pautas de trabajo. También aclara que su nombramiento como coordinador no implica necesariamente que vaya a ser candidato a la alcaldía: “El 23 de febrero, cuando se celebre la asamblea general, sabremos la forma de designar candidatos”.

Los “disturbios” de 2000: una oleada racista

El padre de Juan José Bonilla fue asesinado el 22 de enero del año 2000 por Cherki Hadij, que pocos minutos antes había matado a José Ruiz Fines. Hadij, un temporero marroquí empleado por Bonilla, fue condenado por la Audiencia Provincial de Almería a 35 años de prisión. El tribunal entendió que atacó por sorpresa a los dos agricultores. A Ruiz Fines le golpeó repetidamente con una piedra, porque le había recriminado que estuviese apaleando a un perro. A Bonilla, que paró su furgoneta para auxiliar a Ruiz, lo degolló con un cuchillo.

Pocos días después, Encarnación López fue apuñalada mortalmente, también en Santa María del Águila (en el municipio de El Ejido). El autor del crimen, que sufría una esquizofrenia paranoide, fue condenado a once años de cárcel en 2003.

Los tres crímenes fueron el antecedente directo de tres días de disturbios y persecuciones a los inmigrantes marroquíes de El Ejido. Muchos vecinos del pueblo, armados con barras de hierro y bates de béisbol, lo llamaron “la caza del moro” y duró del 5 al 7 de febrero. Se escribieron muchas crónicas, que cuentan que se arrasaron locutorios, carnicerías y restaurantes.

Juan Miralles, director de Almería Acoge, vivió en El Ejido aquellos días de asedio, y cuenta que de la sede de la entidad reventaron hasta los fluorescentes del techo. Hubo persecuciones, palizas, incendios de vehículos y casas, algunas con gente dentro, y amenazas a extranjeros, y también a periodistas, policías y políticos. El subdelegado del Gobierno, Fernando Hermoso, estuvo cerca de ser linchado. Decenas de inmigrantes se refugiaron en la comisaría de Policía.

De todo eso dan cuenta también algunos vídeos, en los que chavales a cara descubierta explican que han entrado en un bar y dos inmigrantes “se han llevado una paliza”. Para facilitar la ola xenófoba se cortaron algunas carreteras, de modo que los refuerzos policiales tuviesen más difícil llegar a los núcleos donde se perseguía a los inmigrantes. Aquellos días se comprobó lo difícil que es controlar a la masa cuando ésta clama venganza. La turba llegó a vejar a religiosas del pueblo por el hecho de ayudar a los inmigrantes, según recuerda Miralles. La crónica de El País asegura que el comportamiento de la Policía fue, en general, pasivo.

“Si se deja que sea la masa, no la población o los ciudadanos, sino la masa convertida en turba quien controle la situación y decida lo que está bien y mal, pasan esas cosas”, recuerda hoy Juan Miralles. El Ayuntamiento, liderado entonces por Juan Enciso, tomó el mando y rechazó con cajas destempladas el control del Gobierno. “Se dijo que el único que podía intervenir era el Ayuntamiento, y evidentemente no lo hizo bien, porque era demasiado parcial para gestionarlo bien”.

Durante una semana, Almería Acoge y otros mediadores sociales se dedicaron a apaciguar los ánimos y evitar una reacción. “Lo más sencillo fue reconstruir la mezquita a la que pegaron fuego, nuestro centro o las carnicerías halal; lo más difícil es recuperar lo que se ha trabajado de años de ir eliminando las sospechas, recelos, estereotipos, que haya contacto y se pase de la coexistencia a la convivencia”.

Miralles alerta de que las condiciones de integración y convivencia no han mejorado en El Ejido, y cree que manipular a la masa es “facilísimo”: “Lo podía hacer un predicador en la Edad Media anunciando el fin del mundo, un santo anunciando que todos somos hermanos, y cualquier líder político extremo que por desgracia no nos faltan los ejemplos”.

Vox recordó estos “disturbios” cuando anunció el nombramiento de Juan José Bonilla, su nuevo líder en un municipio que hace 19 años sufrió varios asesinatos y una oleada de violencia racista sin precedentes.