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Alberto Zerain y Jonatan García alcanzan y equipan el Campo 2 del Annapurna

Alberto Zerain y Jonatan García.

“Ha sido potente, la entrada a la montaña”. Así resumía Alberto Zerain sus primeros días en las estribaciones del Annapurna, su objetivo de esta primavera en el marco del proyecto 2x14x8000. Y es que esta montaña, la décima más alta del mundo no está siendo especialmente generosa de momento. Tras una jornada larga y muy dura a causa del exceso de peso que llevaban los alpinistas, Alberto y Jonatan alcanzaban y equipaban el Campo 2. “Mañana veremos qué depara la ruta francesa y probaremos la alemana, a pesar de que no está en buenas condiciones” afirma Alberto Zerain.

Las tres avalanchas sucedidas a primera hora de esta mañana han alcanzado a las expediciones chilena y noruega que, además del pertinente susto, han sufrido pérdidas de material. Alberto y Jonatan, por su parte, han sido capaces de evitarlas.

La enorme grieta aparecida hace dos días en la parte alta de la vía alemana (holandesa, en realidad), daba al traste con los planes de todas las cordadas reunidas en la zona. La ruta se hacía inviable, por lo que todos los equipos decidían afrontar un ascenso por la vía francesa, conocida por estar muy expuesta a avalanchas y desprendimientos de seracs. “La francesa hay que hacerla con cuidado para no ”comprar todos los boletos“ ironizaba Alberto sobre la peligrosidad de la vía. ”En los 6.000 metros es donde empieza el verdadero peligro de la ruta. De momento vamos poco a poco“.

Ahora, con el Campo 2 ya montado, ambos se plantean su siguiente paso: o bien hacer un ascenso rápido y ligero para tantear el terreno de la vía que no contaban con escalar, o bien salir ya cargados con material para montar el Campo 3. “El problema es que no estamos del todo aclimatados, así que no podemos permitirnos hacer una burrada y subir muchos metros. Los planes, en cualquier caso, dependerán de que no cambie el tiempo y de cómo encontremos ambas rutas”.

Por otra parte, la meteorología también ha dejado patente que en el Annapurna nada es fácil. El domingo, después de subir material al Campo 2 y volver a descender para pasar la noche al 1, el tiempo cambió bruscamente. En muy poco tiempo pasaron de descansar al sol a soportar un viento huracanado dentro de las tiendas. “Hacia las cinco de la mañana el aire arrancaba la tienda de cuajo. Menos mal que estábamos aquí, porque si no, se la hubiese llevado”, contaba Alberto poco después, cuando el amanecer trajo algo de calma.

Las dos vías

La cara norte del Annapurna es un inmenso caos de grietas, y seracs. Especialmente conocida es la banda de seracs que cuelgan al borde un gigantesco escalón conocido como la hoz del Annapurna. Este resalte, que cruza la parte alta de la pared de lado a lado, deja caer, de manera totalmente aleatoria, gigantescos trozos de hielo que caen barriendo la ladera.

La vías francesa y alemana (que en realidad fue abierta por holandeses en el año 1977 y probablemente es conocida en España como alemana por una confusión entre deutsch y dutch) son comunes en la parte baja de la montaña, más o menos hasta el Campo 2. A partir de ahí, la vía alemana, que en los últimos años se ha convertido en la normal de la cara norte, efectúa un amplio flanqueo para apartarse de la trayectoria de caída de los seracs que se desprenden de la hoz. Utilizando un espolón muy marcado en el lado izquierdo, se encarama sobre el campo de hielo que cubre la parte alta de la montaña y después gira, mucho más arriba, de vuelta hacia la cumbre.

La vía francesa, en cambio, encara directamente la subida desde el Campo 2, internándose en el caos de grietas que cubren esta parte de la ladera. Se asciende, durante demasiado tiempo, bajo la espada de Damocles que supone la hoz. El peligro es constante y totalmente objetivo, pues al contrario que las avalanchas, el riesgo de caída de seracs no se puede predecir.

Los índices de fatalidad de ambas vías son en realidad parejos y en ambas rutas las avalanchas han demostrado ser el mayor peligro (15 fallecidos por avalancha en cada ruta, sin contar la zona común). Sin embargo, cabe matizar que la vía holandesa es mucho más frecuentada que la francesa, lo cual da una idea de la peligrosidad de esta última.

Aún con las dos posibilidades abiertas, esperemos que la suerte les acompañe pues la prudencia le ha sido acreditada a Alberto muchas veces.

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