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Lo importante antes que lo urgente

Salvador Martínez

Por Salvador Martínez

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C: control de hemorragias exanguinantes. Si no resuelves este pequeño problema, la esperanza de vida apenas llegará a los 3 minutos.

A: despeje de la vía aérea. Tienes entre 3 y 4 minutos para poder eliminar cualquier obstrucción en las vías respiratorias o tendrás un cadáver. ¡Venga date prisa!

B: valoración de la respiración. Aquí tienes unos 5 minutos para solucionar un neumotórax o una insuficiencia respiratoria y así poder llegar hasta la letra E, la última de las prioridades en esta regla mnemotécnica donde tendremos que exponer al herido para, una vez resuelto lo más acuciante, ver que otras lesiones le acompañan en esta escalera descendente de problemas a solventar.

El método CABCDE es utilizado en medicina de emergencia para la gestión de prioridades. Un método sistemático y organizado para ver qué tenemos que resolver de forma inmediata, de forma urgente. Siempre es más importante una femoral seccionada que un agujero en el pulmón que pueda derivar en un neumotórax a tensión. Recuerda, tres minutos de vida frente a cinco. Una galaxia de diferencia cuando la vida de alguien está en juego y puede morir.

Seguro que te estarás planteando a qué viene esto y que quizás no tiene ningún sentido salvo que estés ahora mismo metido en la cara norte del Eiger o en una trinchera en el este de Ucrania, pero algo tan simple me ha llevado a lo largo de la vida a priorizar las distintas situaciones que se suceden en ella como si de un accidente se tratase.

He analizado todos los problemas, ya sea en una llanura helada en medio del ártico o en una empresa, como ésta, de la misma forma y manera, e indefectiblemente, lo he terminado haciendo en todas las facetas de la vida.

Y después de casi 50 años dando vueltas por este planeta he descubierto qué no siempre lo urgente es lo importante y lo más probable es que, solucionar determinadas situaciones como si de aplicar un torniquete se tratase hace que pares una hemorragia, sí, pero no impedirá el colapso del sistema.

Muchas veces, en el día a día de cualquiera debes primero conseguir que el herido respire, y luego ya verás como paras esa herida antes de que se desangre. Sin embargo, y por desgracia, en ocasiones solo eres capaz de verlo una vez que cesan las avalanchas a tu alrededor.

He visto mucha gente actuar así, quizás sin un método, de distinta forma, pero con un mismo fondo. Gente cuya hemorragia exanguinante era un trabajo que les absorbía y su neumotórax alguien que salía de su casa con una maleta para no volver. Gente que, en muchos caso, no sabía ni cual era su herida principal. Gente que priorizaba sus decisiones como si de una baja en combate se tratase porque la guerra se libraba dentro de ellos mismos.

Todos tenemos una escala, nuestro propio sistema de valoración, quizás sin regla mnemotécnica, pero con categorías definidas. Las decisiones son complicadas y duras de tomar pero, solo recuerda que quizás es mejor vivir tres minutos desangrándote y respirando que vivir cinco minutos asfixiándote. Quizás, a veces, es mejor resolver lo importante antes que lo urgente.

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