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Cuando hay 70 accidentes laborales al día: ¿en qué fallamos para que el entorno del trabajo no sea seguro?

Todavía no se conoce la identidad del trabajador que falleció electrocutado en Ciudad Real nada más empezar el año en una subestación eléctrica de la localidad ciudadrealeña de Alcolea de Calatrava. Desde Comisiones Obreras advierten de que esto no es una situación excepcional. Tampoco se conoce realmente la empresa para la que trabajaba este hombre de 40 años que se convirtió en la primera víctima mortal del año por un accidente laboral.

El padre de Rubén falleció en junio del año pasado mientras realizaba sus labores de carpintero. Tuvo que ser transportado en helicóptero y luego fue enviado a su casa, donde falleció. La familia sigue a la espera de la “autopsia definitiva” para dilucidar si efectivamente la muerte se debió a un accidente laboral o no.

Mientras tanto, han luchado durante meses para poder gestionar las pensiones de viudedad de su madre y de orfandad de su hermana. “Yo no imaginaba que todo fuera tan sin corazón”, describe. “La Seguridad Social y la mutua lo único que han hecho ha sido echarse los balones el uno al otro”, remata.

70 accidentes al día

Estos dos casos son una muestra muy pequeña de la realidad de los accidentes laborales y las consecuencias que tienen en la sociedad. Son situaciones trágicas, tras las que hay todo un sistema que parece no responder para ofrecer garantías de salud y seguridad laboral a sus trabajadores y trabajadoras. Solo en Castilla-La Mancha se registraron entre enero y noviembre del año pasado casi 24.000 accidentes laborales, de los cuales 32 fueron mortales, según las estadísticas del Ministerio de Trabajo. Esto supone unos 70 accidentes de este tipo al día.

¿En qué se está fallando? La respuesta concreta no existe. “Es una de nuestras prioridades, de lo que más nos preocupa”, asegura Nuria Chust, viceconsejera de Empleo, Diálogo Social y Seguridad y Salud Laboral de Castilla-La Mancha. “Tenemos que ser especialmente cautelosos, no podemos olvidar que tras cada accidente hay una persona trabajadora, y su familia”, recalca. Pero como las causas son múltiples, al igual que sus consecuencias, Chust aboga por seguir fomentando la cultura preventiva. “Su importancia es tal que requiere que lo trabajemos desde casi las escuelas”.

No podemos olvidar que tras cada accidente hay una persona trabajadora, y su familia

Raquel Payo, secretaria de Salud Laboral de CCOO, coincide en que generar cultura preventiva alrededor de esta lacra es fundamental, pero no es lo único. “Lo que realmente está fallando es la gestión preventiva, y para eso necesitamos a los sindicatos. La representación sindical es fundamental para poder atajar este tipo de tragedias”, señala. “Se sabe que la situación en materia preventiva no es la mejor, ni es buena”, describe, y el ejemplo de Castilla-La Mancha es claro, puesto que los últimos datos la sitúan como la cuarta comunidad autónoma con mayor incidencia de accidentes laborales. “Es una barbaridad”.

Payo apunta a que se ha ido registrando una cierta mejora, si se comparan, por ejemplo, los datos de 2023 con los de 2022. “Pero esto simplemente pone de manifiesto que todavía tenemos mucho por hacer”. La sindicalista apunta a que una de las principales medidas a tener en cuenta es trabajar la formación que se recibe en prevención de riesgos laborales.

Falta de control, externalización y recursos humanos

“No estamos bien formados, y la necesidad de formación es básica”, reflexiona la profesora María Segarra, que coordina el Máster Universitario en Prevención de Riesgos Laborales de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). “Muchas titulaciones no forman en ello, y lo que nos interesa es que las empresas y sus técnicos tengan el mejor conocimiento posible de lo que se necesita para poder actuar en consecuencia”, repasa la experta.

Para Segarra, uno de los “principales problemas” es que las empresas trabajan con servicios de prevención ajena y se aborda de forma externa, una práctica que sindicatos como Comisiones Obreras han denunciado de manera histórica a lo largo de los últimos años.

Falta el control en el proceso y para eso existe una figura, el recurso preventivo, que no se está aplicando

“Llevan muchas empresas a la vez, sin gran profundidad y vemos que algo está fallando en eso”, resalta Segarra. Además, critica que no se comience con un “análisis de los accidentes” ya ocurridos para poder proceder con la prevención en el puesto de trabajo. “Falta el control en el proceso y para eso existe una figura, el recurso preventivo, que no se está aplicando”, señala la docente.

“Es tan sencillo como que no podemos permitirnos el lujo de que un trabajador se suba a una cubierta sin que nadie controle si lleva su arnés. Sencillamente, no puede ser. Esta medida, que es el control, es la que no se está llevando a cabo”, recalca Segarra. A esto añade que en todos los foros de prevención se habla de este recurso, y de su “poca eficacia”.

“Es difícil encontrar las razones, podemos apuntar a muchas. No podemos hablar de dejadez, es mucho más complicado de lo que parece llegar a reducir la siniestralidad porque sencillamente se requiere de recursos humanos formados, y eso es dinero, algo que no podemos olvidar”, reflexiona. En esto también entra la Inspección de Trabajo, de quien se requeriría una “mayor labor”. “Muchas veces parece que las empresas cumplen sólo cuando se les observa, que no cumplen hasta que no son sancionadas o pueden serlo”, lamenta.

“Carencia informativa”

Raquel Payo advierte de que existe una “carencia informativa importantísima” entre trabajadores y trabajadoras, que desarrollan su labor “sin tener condiciones seguras y saludables”. Por eso, comenzará una campaña para conocer el estado de su formación. “Quién se la ha dado, por un lado, y qué necesidades tienen al respecto”, explica. De todos modos, la sindicalista advierte de que la formación es una obligación empresarial que se debe ofrecer. 

“Con demasiada frecuencia vemos cómo la totalidad de las empresas en la región tienen una documentación preventiva elaborada, pero realmente no existe una aplicación real. Y las empresas deben cumplirlo”, recalca. 

Los trabajadores temporales suelen tener poca o ninguna formación en seguridad laboral

Trabajos precarios, “de la mano” de los accidentes

Desde CCOO también recalcan que la precarización va “de la mano” de los accidentes laborales. “Los trabajadores con contratos precarios asumen las condiciones de trabajo impuestas para no perderlo. Por eso, también se debe trabajar en garantizar un empleo de calidad, en el que se puedan exigir condiciones seguras y saludables”, señala Payo.

Aunque puntualiza que no se deben “criminalizar” los sectores, alerta de que son aquellos con temporalidad más alta los que registran más accidentes. “Lo dicen las estadísticas”, resalta. Por ejemplo, el de la logística en los periodos de mayor consumo. “Los trabajadores temporales suelen tener poca o ninguna formación en seguridad laboral y asumen así riesgos que de otra manera no asumirían, porque temen que no vuelvan a llamarlos”, explica.

Para la viceconsejera de Seguridad Laboral, Nuria Chust, enfrentar este problema es una “responsabilidad conjunta y compartida”. “No es únicamente de las administraciones públicas, sino de la sociedad en su conjunto. Patronales, sindicatos, responsables de prevención, mutuas y también del ámbito sanitario”, señala. 

Finalmente, Chust apunta a que no se puede apuntar a los trabajadores, porque “raramente” son la “única causa”. “Los accidentes laborales son un drama, una tragedia que se puede evitar. Lo importante es que tenemos que saber dónde dirigir nuestras actuaciones. Pero todo debe estar acompañado de recursos económicos y materiales”.