Antes el ruido del tren que dejar de ver el mar: “Es una aberración”
—Ahora quieren poner unas vallas, porque dicen que el tren hace mucho ruido.
—¿Y no se verá el mar o qué? Si la gracia de la Rambla es ver el mar. Ya sabemos que tenemos el tren, lo que tendrían que hacer es soterrarlo, pero no poner vallas. Toda la vida ha sido así.
Montserrat y María Teresa son dos amigas jubiladas que conversan sentadas en un banco de madera de la Rambla de Badalona. Su preocupación es la de todos los vecinos. En la cuarta ciudad de Catalunya hay un rechazo casi unánime a las pantallas acústicas de entre tres y seis metros de altura que Adif quiere instalar para reducir el ruido de los trenes que pasan entre el paseo y la playa. La razón: impedirán ver el mar.
La negativa a estos muros resuena en las calles, pero también en el Ayuntamiento que encabeza Xavier García Albiol (PP). Gobierno y oposición rechazan la propuesta de la empresa pública que gestiona las infraestructuras ferroviarias por el impacto visual de los paneles. Además, la zona afectada –unos 100 metros de los 1.000 que ocupa el paseo– está catalogada como Bien Cultural de Interés Local (BCIL). Este domingo la Federación de Asociaciones de Vecinos de Badalona (FAVB) celebró una concentración de protesta.
Desde las cinco de la madrugada hasta las doce de la noche pasan convoyes por el litoral de Badalona, con frecuencias de cinco minutos en las horas punta. El paso de los trenes marca hasta el ritmo de las conversaciones. Cuando un tren pasa se calla y se retoma la palabra cuando ya no se le ve. “De pequeños mis hijos jugaban a decir adiós al tren”, rememora Montserrat. Así ha sido siempre y así quieren que sea.
Todas las alarmas saltaron el 14 de agosto, a raíz de una publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Allí se anuncia que el Ministerio de Transportes pretende expropiar terrenos a distintos ayuntamientos catalanes para instalar las protecciones acústicas. Hay 17 municipios afectados, entre ellos Tarragona, L'Hospitalet de Llobregat o El Vendrell, además de Badalona.
Varios de los municipios afectados han presentado su oposición a la propuesta. “Una expropiación es la última medida contra un terreno del Ayuntamiento. El que conoce Badalona lo sabe, es una aberración”, reprocha Daniel Gracia, teniente de alcalde de Territorio y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Badalona.
Representantes de la empresa pública se muestran asombrados con la agitación de los municipios. “Me sorprende muchísimo que algunos ayuntamientos digan que se han enterado por el BOE, porque no es así”, explica una portavoz de Adif a elDiario.es. Desde 2016 los pueblos y ciudades afectadas saben que hay que aplicar medidas correctoras para cumplir con la ley española y la normativa europea sobre el ruido ambiental.
Los datos dan cuenta del problema. Según el Sistema Básico de Información sobre la Contaminación Acústica (SICA), que elabora los mapas de ruido de las carreteras, aeropuertos y ejes ferroviarios del Estado, en Badalona se superan los niveles permitidos en espacios sensibles. La escuela Minguella y la residencia Dane superan en cinco o diez decibelios de ruido los 60 permitidos durante la mañana y los 50 de noche. Y en la Rambla también se supera el límite de ruido permitido en el espacio público.
¿Hormigón o muro transparente?
Si bien hay consenso sobre el objetivo de reducir el ruido, los métodos generan discrepancias. Mientras Adif sostiene que la base sería de hormigón o hierro y la parte superior transparente o translúcida, el Ayuntamiento de Badalona asegura que la propuesta que les ha hecho la empresa ferroviaria consiste en muros opacos de entre tres y seis metros.
La compañía no aclara las medidas exactas de cada una de las partes de estas pantallas. “Serán variables y en principio serán adaptables al municipio”, sostienen. “Queremos que haya consenso, pero la ley es la ley, tenemos que cumplirla”, afirman. Las licitaciones de las obras ya están programadas, pero aún no están publicadas ni adjudicadas a ninguna empresa, dice Adif.
El Ayuntamiento ha encargado a la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) que estudie alternativas a la propuesta de Adif. Jordi Romeu, investigador del departamento de Ingeniería Mecánica de la UPC, explica que ha planteado al consistorio la instalación de unas pantallas bajas, de menos de un metro de altura, muy cerca de las vías del tren, a diferencia de las pantallas de Adif, que son mucho más altas y están más lejos de los raíles. “Se puede lograr un resultado muy similar”, defiende Romeu. Estos muros de unos 70 centímetros de altura se usan en los países nórdicos y en Rusia y se están haciendo pruebas piloto en Francia, Alemania, Suiza y Japón.
Otra de las posibilidades que apunta Romeu sería instalar reductores de sonido en los laterales de la vía, pero Adif defiende su propuesta. “Teniendo en cuenta los plazos y costes de las pantallas acústicas, son la solución más eficiente”, aseguran. En cambio los investigadores de la UPC sostienen que su propuesta es menos costosa, porque se usan menos materiales y porque no hay que expropiar terrenos a los ayuntamientos, además de ser aplicable a todo el litoral.
La semana pasada García Albiol se reunió con la presidenta de Adif, María Luisa Domínguez. Del encuentro salió el compromiso de acordar una solución que permita reducir el ruido del tren pero a su vez proteger el paseo icónico de Badalona. Hablan de “trabajar de forma inmediata” en las alternativas que propone la UPC.
Mientras, el ruido del tren no espanta a los clientes de los bares y restaurantes de la Rambla. Lo que sí causa auténtico miedo a los restauradores son las pantallas acústicas de Adif. “Si nos ponen estas vallas nos afectará al comercio, porque de ver el mar a ver un muro es muy distinto”, cuenta Rosa Roca, propietaria de la horchatería Fillol. “Las pantallas quitarían el ruido, pero no veríamos el mar, con lo bonito que es”, zanja Nieves Peinado, que pasea con su marido por la Rambla. Los dos quieren que su paseo favorito siga acompañado de la brisa marina y no de un muro infranqueable.
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