Desde hace un mes Maribel Albalat (València, 47 años) no sabe en qué día vive. “Tengo que pararme a pensar porque nunca sé si estamos a domingo o lunes”, dice la que desde hace tres años es la alcaldesa de Paiporta, uno de los municipios más afectados por las inundaciones del pasado 29 de octubre. Como muchos vecinos, en la tarde de aquel martes tuvo que poner a salvo a su familia del agua que de repente inundó la planta baja de su casa. Desde el momento en que vio la fuerza con la que entraba, supo que en el pueblo habría muchos muertos. “Paiporta no se inundaba nunca y no estábamos preparados”, comenta, sentada en su despacho en la sede del Ayuntamiento, muy cerca del Barranco del Poyo. Las últimas cifras oficiales hablan de 45 fallecidos. Ante la magnitud de la tragedia y la enormidad de los esfuerzos que hacen falta la reconstrucción, lo único que exige es que las autoridades, eso es el Gobierno y la Generalitat, “se coordinen y se pongan de acuerdo”.
Ha pasado un mes desde las inundaciones. ¿Como alcaldesa, pero también como vecina, cómo resumiría lo que ha ocurrido en las últimas cuatro semanas?
¿Estamos mejor? Sí. ¿Es suficiente? No. La situación de Paiporta sigue siendo crítica. Seguimos teniendo que atender a la población en necesidades básicas y así procuramos hacer. Pero la afectación aquí fue total. La riada golpeó a todo el municipio. Al final nos llamamos pueblo, pero somos 29.000 habitantes y eso no es fácil de gestionar para una administración local, una administración que además esa noche se quedó sin recursos, como todos. Los primeros días fueron muy, muy caóticos. Luego, poco a poco, pudimos ir poniendo orden y marcando prioridades. La primera era alimentar a la población y darle agua potable y hemos ido avanzando en ese aspecto. Pero necesitamos muchos más recursos porque la situación de Paiporta es caótica por la cantidad de problemas que tenemos, por la dimensión de la desgracia.
Imagino que ha estado usted metida en un bucle desde el 29 de octubre…
No sé en qué día estoy. Tengo que pararme a pensar porque nunca sé si estamos a domingo o lunes. Normalmente cuando veo menos gente digo 'creo que hoy es fin de semana…'
¿Qué recuerdo conserva de la tarde/noche del 29 de octubre?
Al final yo soy la alcaldesa, pero también soy ciudadana de Paiporta. Vivo en una calle bastante céntrica de las últimas que se pudieron limpiar en vía pública por su ubicación. Ese día estaba casualmente en casa e iba a salir porque siempre que hay lluvias damos una vuelta con el teniente de alcalde. Ya me estaban comentando que iba el río con agua, pero no la cantidad que luego vino. De repente nos dimos cuenta de que estaba ya en nuestra calle. Empezamos a poner toallas porque de una manera muy inocente pensamos que con una fregona podríamos controlarlo. Y en mi casa empezó a entrar muchísima agua, así que cogí a mis hijos, mi marido y nos fuimos con lo puesto a la primera planta. Ahí hubo mucha inquietud porque delante de mi casa teníamos unos vecinos que vivían en planta baja que no tenían opción de subir y les llegaba el agua al cuello. Al final, pudieron salir.
En el momento en que subí arriba y vi la fuerza que llevaba el agua donde yo estaba –que no era cerca del río, sino a 300 metros– yo ya sabía que iba a haber muchas víctimas porque Paiporta no se inunda nunca y la gente no estaba preparada para eso. Y son muchos muertos: personas mayores en plantas bajas que no han podido salir; gente al que le pilló en la calle, otros que fueron a sacar su coche del garaje y perecieron allí. Y por desgracia, también hay alguna familia, con niños pequeños. Solo en mi calle han fallecido cuatro personas.
Después de un mes, ¿se ha hecho usted una idea de lo que falló esa noche o en esos días?
Yo no lo sé. Y la verdad es que le he dedicado poco tiempo, porque saberlo no me resolvía la cantidad de problemas que tenía y sigo teniendo. Yo lo único que sé es que algo pasó. Algo pasó que no estaba previsto. Yo no sé si hay responsabilidades personales u orgánicas o ha fallado algo. Pero lo que tengo claro es que no nos puede volver a pasar. Hay que tomar a partir de ahora medidas importantes respecto al Barranco del Poyo porque hay un cambio climático que nadie puede negar.
Usted ha sido elegida con el PSOE. Las inundaciones han golpeado a ayuntamientos de todos los colores políticos. Vosotros, los alcaldes de la ‘zona cero’, ¿cómo estáis viviendo o habéis vivido el pulso que hemos visto en estas semanas entre la Generalitat y el Gobierno central?
Lo vivimos con incredulidad y les pedimos, les exigimos que se coordinen y se pongan de acuerdo. Yo he dicho desde el principio que yo no iba a estar ahora echando las culpas a unos o a otros porque teníamos problemas mucho más importantes. A mí saber si fue este o aquel, no me resuelve ahora que mi vecino tenga comida todas las noches o que tengamos que llevarle el agua embotellada porque no puede bajar de su casa.
Creo que las instituciones tienen que analizar cómo han funcionado, cómo se han coordinado, porque ha habido descoordinación y no, no ha ayudado. Pienso que se podían haber hecho las cosas con un poco más de celeridad. Aunque lo que nos ha pasado es lo que nadie preveía y no estábamos preparados para ello.
Estábamos aquí durante la visita de los Reyes a Paiporta, el domingo 3 de noviembre, acompañados por el presidente del Gobierno y el de la Generalitat. Presenciamos lo que pasó. Al principio también se dijo que era gente de fuera del pueblo. Pero en las calles de Paipoirta sí que se palpaba el enfado de la gente…
Nunca debemos llegar a la violencia, eso no es justificable. Pero yo advertí de que la tensión en Paiporta iba en aumento porque tardaron muchos días en llegar a la población.
¿A quién advirtió?
Advertí a la comitiva antes de que llegaran. Porque tuvimos una visita en el puesto de mando avanzado y estuvimos con ellos. Entonces cuando dijeron de venir, les dije que podían encontrarse con un ambiente un poco más hostil de lo que suelen y lo sabían y decidieron ir igual.
Y cuando usted vio lo que paso, ¿qué pensó?
A mí las situaciones violentas me afectan mucho, porque no forman parte de mi manera de ser y me cuesta mucho. Lo que pasa es que yo entendía el porqué estaba pasando aquello, porque yo estaba aquí en mi pueblo y me paraba la gente y me preguntaban dónde están el ejército, dónde están los bomberos, dónde está el Estado, dónde está la Generalitat, dónde están todos… Nosotros íbamos cubriendo todo lo que podíamos, llevándoles medicinas a casa, comida caliente, haciendo todo lo que podíamos. Pero yo creo que la gente esperaba despertarse el día 30 con Valencia y con Paiporta tomadas por Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y por la Generalitat. Y eso no fue posible. Entonces se sintieron abandonados y es un sentimiento que yo entiendo.
¿Cree que hubo también elementos de la extrema derecha que actuaron ese día?
Seguro, pero yo no soy capaz de decir quién fue el que ejecutó, el que actuó.
Los alcaldes son la autoridad en primera línea. ¿Ha cambiado su relación con los vecinos en estas semanas? ¿Se ha tenido que enfrentar también a ese mismo enfado, a esa misma frustración?
Es complicado. Me encuentro gente que no lo entiende, que me pide explicaciones de lo que está pasando. También me encuentro mucha gente que me dan más abrazos que nunca.
Usted es topógrafa de formación. La topografía de su ciudad ha cambiado a la fuerza. ¿Qué sensaciones tiene también pensando en el futuro?
Paiporta no va a ser la misma. Yo tengo la esperanza porque creo en la ciudadanía de Paiporta, en que si podemos tendremos una Paiporta mejor. Pero Paiporta no será la misma. Esto nos ha cambiado ahora para mal. Pero a futuro esperemos que se vaya reconduciendo.
Uno de los grandes problemas que tiene Paiporta en este momento es el cierre de los colegios… Y no hay fecha para su apertura.
En Paiporta se han visto afectados todos los colegios. Cuando primero nos dijeron el día 7 que iban a abrir el 11 y nos lo dijeron fuera de Paiporta, en el puesto de mando avanzado yo les decía: “Venid a Paiporta y lo veis, porque me parece increíble. Si traéis un ejército, además del ejército que tenemos, si traéis otro ejército, pues igual…” En algunos hay daños a las estructuras, y de uno nos han dicho que no va a abrir. Pero luego están las reparaciones, las cocinas llenas de lodo, mucha humedad, hay que cambiar los materiales que utilizan en las clases de infantil, hay que hacer controles de sanidad… No hemos dejado de trabajar. Luego se supone que tenían que venir [las empresas contratadas por la Generalitat] a ponerlos a punto. Vienen, pero no es suficiente. Lo que se está haciendo no es suficiente.
Pero la Conselleria de Educación insistía hasta hace unos días en que iban a poder abrir el pasado lunes…
Tenían una resolución del día 15. Luego decían “aproximadamente”, pero “aproximadamente” no sabemos si será un día, dos o un mes. Nosotros estamos trabajando para poderlos abrir con seguridad. Si no hay seguridad, no.
Los de secundaria sí que han podido iniciar en el instituto. Sobre todo, han empezado los de segundo de Bachillerato pensando en sus pruebas de acceso a la universidad. Tenemos toda la semana reuniones con la comunidad educativa donde están los directores de los centros, están también las AMPAS y tomamos decisiones conjuntas. Lo primero que dijimos es que no se iba a abrir si no había condiciones de seguridad. Y eso lo tenemos todos clarísimo. Yo les he pedido ahora que me pasen listados de necesidades y previsión para que le podamos exigir a Conselleria que nos busque una ubicación externa, si es que así lo deciden los centros.
¿Habrá que poner barracones?
Se tendrán que poner seguro. Eso requiere una planificación y es lo que estamos pidiendo para Paiporta. Porque no hay ni un colegio de primaria e infantil abierto.
Estuve en la única panadería que ha abierto y la titular decía que va a ser también la única que se queda porque los dueños de las demás ya le han comentado que van a cerrar. Y una de las cosas que llama la atención ahora, aquí como en los otros pueblos afectados por la DANA, es que hay muy pocos comercios abiertos…
En Paiporta, cero. Hasta hace una semana solo habían abierto algunas farmacias por responsabilidad. Teníamos en el centro de salud dispensación de medicamentos de crónicos o de urgencias, pero las farmacias por responsabilidad empezaron a abrir, pero eran los únicos negocios que abrían esta semana. Alguno más se ha animado, pero estamos hablando de 15-20 establecimientos para una población de casi 30.000 habitantes que tenía más de 400 negocios de comercio local abiertos.
¿Cree que mucha gente se acabará yendo del pueblo?
No lo sé. Mucha gente se ha quedado o vivían fuera y han venido a su primera residencia o porque quieren estar colaborando y ayudando. Y quieren saber exactamente cómo se resuelve todo. El futuro es incierto porque esto no estaba escrito en ningún sitio. A veces me recuerda a la película Lo imposible que habla de un tsunami que era lo que nadie preveía que pudiese pasar. Pues aquí era un poco lo mismo. Al final esa cantidad de agua, con esa fuerza, con ese crecimiento en tan poco tiempo, era lo imposible, lo que nadie esperaba que pudiese pasar. Y nos pasó. Entonces ahora el sentimiento de la gente es de mucha inquietud ante el futuro.