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De la lavadora a la cafetera: cómo evitar que los electrodomésticos se conviertan en un foco de bacterias

Una persona utiliza los controles de la lavadora.

Marta Chavarrías

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Solemos pensar que las cosas más sucias de una casa son el inodoro o la zona del cubo de la basura. Por tanto, son zonas y objetos que acostumbramos a lavar y desinfectar con frecuencia. Sin embargo, algunos electrodomésticos de uso muy común, donde guardamos y cocinamos algunos de nuestros platos preferidos, e incluso donde limpiamos la ropa y los utensilios de cocina, también pueden estar plagados de bacterias indeseables. 

Es paradójico que muchos de los electrodomésticos que usamos para limpiar están, desde un punto de vista microbiológico, sucios. De hecho, pueden albergar diversos microorganismos que están bien adaptados para sobrevivir a condiciones duras, como detergentes y altas temperaturas. Y es que se trata, en la mayoría de los casos, de zonas que suelen descuidarse durante las rutinas de limpieza habituales, ya que pueden ser difíciles de acceder. Repasamos algunas bacterias que podemos encontrar en los electrodomésticos: ¿dónde se esconden?

Gérmenes en la lavadora

Uno de los problemas más habituales relacionados con la lavadora es el olor a humedad que desprende. Esto se debe a la acumulación de moho en el tambor, sobre todo si dejamos la puerta cerrada después de un ciclo de lavado. Con el tiempo, el ambiente cálido y húmedo dentro de la lavadora favorece la aparición de moho. 

De acuerdo con esta investigación, la lavadora tiene una carga bacteriana media estimada de 21.000 UFC/cm2 en zonas como el cajón del detergente y la junta de goma de la puerta. Igual que el lavavajillas, la abundancia y los tipos de microbios que podemos encontrar en la lavadora dependen de la frecuencia de uso, el ciclo de lavado —frío o caliente— y el tipo de electrodoméstico. 

La limpieza regular es crucial para mantener a raya estas bacterias. Para ello, lo recomendable es usar, al menos una vez al mes, un ciclo de agua caliente —a unos 60ºC— vacío con vinagre o un limpiador de lavadoras específico que pueda eliminar cualquier tipo de acumulación de detergente y olores. Debemos tener presente que los ciclos de frío no eliminan el moho ni las bacterias. 

Otra recomendación es sacar los cajones y limpiarlos con un paño antibacteriano, ya que el detergente que sobra de lavados anteriores puede generar una acumulación de suciedad si se deja durante días. Por último, pero no menos importante, es aconsejable dejar la puerta abierta entre lavados para que el interior se seque y limpiar la junta de goma con un desinfectante. 

Contaminación en el lavavajillas

Es fácil pensar que, mientras el lavavajillas está lavando platos, no necesita que le prestemos ningún tipo de atención: si su misión es limpiar, seguro que está limpio. Sin embargo, y de acuerdo con esta investigación, en este electrodoméstico se pueden crear condiciones ideales para que prosperen microbios como E.coli o Salmonella, patógenos que podemos encontrar sobre todo en los filtros y depósitos de agua, especialmente si quedan restos de comida, de jabón y grasa en zonas como el filtro y los brazos rociadores. Debemos tener en cuenta que el ambiente cálido y húmedo que se da en el interior de este electrodoméstico es un caldo de cultivo perfecto para las bacterias. 

La frecuencia de uso del lavavajillas, así como los años de antigüedad del aparato, también da forma a cómo se da esta contaminación. Si zonas como las descritas no se limpian con regularidad, es posible no solo que el lavavajillas no limpie con la misma eficacia, sino que además empiecen a producirse olores desagradables. Para evitarlo, es fundamental revisar y limpiar los filtros, ya que el agua tiende a acumularse en la parte interior, lo que en ocasiones puede llegar a provocar un fuerte olor si no se limpia. 

La nevera: la junta de la puerta más contaminada

Puede que la nevera parezca limpia por fuera, pero por dentro puede ser que no todo esté perfecto, sino todo lo contrario. Si guardamos productos frescos y carnes crudas, por ejemplo, el riesgo de que se acabe convirtiendo en un caldo de cultivo para el moho, malos olores y bacterias aumenta si no lo hacemos bien y si no la limpiamos y la reorganizamos con regularidad. 

Según este estudio realizado por el Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria del Departamento de Agricultura estadounidense (USDA), que examinó las zonas de la cocina que albergan una mayor cantidad de gérmenes, los cajones de la nevera se encuentran entre los cinco principales lugares con gérmenes, especialmente Listeria y Salmonella. Esta parte de la nevera tiende a acumular mucha suciedad y bacterias porque pueden quedar restos de alimentos como verduras que, si no se limpian con frecuencia, acaban acumulando suciedad.

También debemos prestar atención a las juntas de goma de las puertas, diseñadas para evitar que se escapen líquidos o aire. Aunque estas juntas desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de este electrodoméstico, también pueden convertirse en caldo de cultivo para moho, levaduras e incluso bacterias como E.coli o Salmonella si no se controlan.  

Se trata de zonas que a menudo solemos pasar por alto cuando limpiamos. Sin embargo, su limpieza regular es esencial para minimizar el crecimiento bacteriano y garantizar un ambiente higiénico en la cocina.

Bacterias en el microondas

Aunque no lo parezca, el microondas también puede convertirse en un caldo de cultivo para bacterias y gérmenes si no lo limpiamos y cuidamos como es debido. El problema con este electrodoméstico es que, a menudo, los alimentos salpican los laterales y la parte superior, lo que favorece la multiplicación de gérmenes si no lo limpiamos. 

Además de que los restos de comida puedan depositarse en las paredes o esquinas, el contenido de agua de los alimentos también influye en el riesgo de contaminación. 

De nuevo la limpieza es clave para evitarlo. Si las manchas se resisten a salir podemos calentar un recipiente con agua y rodajas de limón durante unos minutos. De esta manera conseguimos que el vapor humedezca la suciedad y será más fácil eliminarla. 

Cafeteras sucias

Estos pequeños electrodomésticos son también un buen lugar para que se acumulen gérmenes, ya que tienen un depósito de agua, lo que significa que están constantemente húmedas. Según el estudio Los lugares con más gérmenes en el hogar, elaborado por NSF International, los depósitos del café son un caldo de cultivo perfecto para los microorganismos. En concreto, confirma que el 50% de los reservorios examinados tienen mohos y levaduras, y el 9%, bacterias coliformes.

Un punto negativo es que no solemos tener la costumbre de cambiar de forma periódica el agua del depósito, solo nos limitamos a rellenarlo. Por tanto, una buena manera de mantenerla es limpiar el depósito cada vez que lo usamos con agua y jabón y añadiendo agua nueva.

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