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Qué debo medir en un análisis de sangre al menos una vez al año

Darío Pescador

15 de enero de 2024 22:55 h

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Con el comienzo del año y arrastrando aún los excesos de los días festivos, en los que hemos sido más permisivos con algunos de esos comportamientos alimenticios que no hacen demasiado bien a nuestra salud, decidimos incorporar nuevos propósitos para vivir de forma más saludable en los meses siguientes. Entre ellos se encuentra a menudo ponerse al día con el estado de salud, chequeo médico y analítica mediante.

Aunque hoy en día un análisis de sangre es algo rutinario, no era algo tan común hace apenas unas pocas décadas. Solo en la segunda mitad del siglo XX los análisis de sangre permitieron realizar pruebas hormonales, marcadores tumorales, pruebas de función hepática y renal, entre otros. Hoy en día las pruebas se han ampliado con el uso de la genética y la proteómica para diagnosticar enfermedades, y con una reducción del coste y el tiempo necesario para obtener los resultados.

En la mayoría de los casos, un análisis de sangre anual es un trámite y no hay malas noticias. Pero ¿Qué análisis de sangre debería hacerse? Hay algunos análisis básicos que muchos médicos solicitan anualmente, mientas que otras pruebas más especializadas dependen de los antecedentes familiares, el historial médico personal y nuestro estado de salud actual.

Solo en la segunda mitad del siglo XX los análisis de sangre permitieron realizar pruebas hormonales, marcadores tumorales o pruebas de función hepática y renal

Una vez tengamos los análisis, nuestro profesional médico debe decirnos qué significan en contexto, pero siempre es bueno tener una idea de qué es lo que estamos mirando cuando vemos esa larga lista de números. Para Carlos Enrique Rodríguez Jiménez, presidente de la Comisión de Endocrinología, metabolismo y nutrición del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, estos son los valores que no deberían faltar en nuestro análisis de sangre anual:

Hemograma  

  • Hematíes: son los glóbulos rojos que transportan oxígeno a todos los tejidos del cuerpo. Si están altos puede deberse a deshidratación o enfermedad cardíaca, y si están bajos se trata de anemia.
  • Hemoglobina: es una proteína que da su color a los glóbulos rojos y la causante de su color.
  • Hematocrito: es el volumen de glóbulos con relación al total de la sangre. Si está bajo puede señalar anemia, pero también una mayor cantidad de glóbulos blancos debido a una enfermedad, una infección o, en el peor de los casos, leucemia o linfoma. También señala deficiencias de vitaminas o minerales.
  • VCM (volumen corpuscular medio): es la media del volumen individual de los glóbulos rojos. Si es pequeño puede indicar talasemia, un tipo de anemia hereditaria caracterizada por glóbulos rojos más pequeños.
  • HCM (hemoglobina corpuscular media): mide la concentración de hemoglobina presente en un glóbulo rojo. Si es baja puede indicar anemia por falta de hierro.
  • Linfocitos: son los glóbulo blancos más importantes para el sistema inmunitario, ya que nos defienden de las infecciones. Si están altos pueden indicar una infección vírica, bacteriana o de otro tipo.
  • Neutrófilos: son el tipo más común de glóbulos blancos. Constituyen la primera defensa ante el ataque de un antígeno o agente extraño, y tanto si están altos como si están bajos pueden indicar infecciones.
  • Monocitos: son células que eliminan los microrganismos extraños y las células muertas. Si están bajos, nuestro sistema inmunitario está debilitado. Si están altos, está luchando contra una infección. 
  • Eosinófilos: son un tipo de leucocito importante en la respuesta del organismo frente a las reacciones alérgicas, el asma y la infección por parásitos, y avisa de esto cuando están elevados.
  • Plaquetas: son los componentes que ayudan a la coagulación de la sangre y a detener las hemorragias. Si no hay daños pero sus valores están altos, hay riesgo de trombosis.
  • Velocidad de sedimentación: es la que recorren los glóbulos rojos en una hora en una muestra de sangre a medida que se depositan en el fondo del tubo. Aumenta con la inflamación, las infecciones, el cáncer, las enfermedades reumáticas y las enfermedades de la sangre y la médula ósea.
  • Ferritina: es una proteína dentro de las células sanguíneas que almacena hierro para usarlo cuando se necesita. Es una medida indirecta de la cantidad de hierro en la sangre. Demasiado hierro puede indicar una enfermedad del hígado o consumo de alcohol excesivo, mientras que demasiado poco señala, de nuevo, una posible anemia.

Panel de bioquímica sanguínea

  • Glucosa: es el azúcar que todas las células del cuerpo pueden consumir como fuente de energía. Si está demasiado alta, es una señal de alarma de diabetes, pero también puede ser hipertiroidismo o problemas con el páncreas.
  • Creatinina: es un producto de desecho del metabolismo de los músculos. Si está demasiado alta puede indicar una enfermedad de los riñones. Si está baja, puede tratarse de pérdida de masa muscular por edad, una enfermedad o una dieta baja en proteínas. 
  • Urea: es el producto resultante del metabolismo de las proteínas en el hígado. Si está alta suele indicar insuficiencia renal, si está baja, una dieta deficiente en proteínas o una enfermedad del hígado, entre otras cosas.
  • Ácido úrico: si tenemos valores altos hay posibilidades de padecer gota o cálculos renales, aunque también se pueden dar niveles altos sin estas afecciones. 
  • Colesterol total: es un tipo de grasa que el organismo produce de forma natural y es imprescindible para formar la membrana de todas las células y producir hormonas, entre otras cosas. Contrariamente a lo que mucha gente piensa, el colesterol en sangre no tiene que ver con el colesterol en la dieta.
  • LDL y HLD: esta no es una medida del colesterol, sino de las partículas (lipoproteínas) que transportan el colesterol a las células (LDL) y fuera de las células (HDL). Como la aterosclerosis se produce cuando se acumulan partículas de colesterol en las arterias, se considera que tener niveles elevados de HDL es beneficioso, y niveles elevados de LDL un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares. 
  • Triglicéridos: estas moléculas es la forma en la que el cuerpo almacena y libera ácidos grasos para usarlos como energía. Si los niveles altos pueden indicar un exceso de azúcar en la dieta y un riesgo elevado de enfermedades cardiovasculares.
  • Transaminasas: son enzimas presentes en el hígado, el corazón, los riñones o los músculos. Niveles altos de SGOT (aspartato aminotransferasa o AST) y la SGPT (alanina–transferasa o ALT) pueden indicar daños en el hígado. La GGT (gamma glutamil transferasa) se filtra en la sangre cuando hay daños en el hígado o la vesícula biliar. 
  • Amilasas: un nivel alto de estas enzimas en sangre o en la orina puede ser un signo de pancreatitis, un tumor benigno o, en el peor de los casos, cáncer pancreático.
  • Lipasa: los niveles elevados de estas enzimas también pueden indicar daños en el páncreas.
  • Sodio: niveles demasiado altos de sodio en sangre son un síntoma de deshidratación o daño en los riñones.
  • Potasio: los riñones eliminan el potasio a través de la orina, si se acumula en la sangre puede indicar daño en los riñones.
  • Calcio: es un mineral que forma nuestros huesos y dientes, y es necesario para la transmisión de impulsos nerviosos.  Si hay niveles altos de calcio en la sangre suele provenir de los huesos, lo que indica que se están debilitando.
  • Hierro: de nuevo, los niveles bajos indican anemia, pero los niveles altos pueden desencadenar cirrosis, insuficiencia cardíaca o diabetes. 
  • TSH: es la hormona estimulante de la tiroides. Un nivel alto indica a veces una tiroides poco activa (hipotiroidismo), lo que hace que la glándula pituitaria sigue produciendo y liberando la TSH en la sangre. Al contrario, un nivel bajo puede indica hipertiroidismo. 
  • T4 libre: la tiroxina o T4 es una hormona tiroidea que aumenta la tasa de reacciones químicas en las células. Los niveles bajos, aquí sí, indican una tiroides poco activa (hipotiroidismo), mientras que los niveles altos indican hipertiroidismo.
  • Cortisol: aunque se conoce como la hormona del estrés, es imprescindible para el organismo. Los niveles demasiado altos indican estrés o inflamación crónica, daño en las glándulas suprarrenales o en la glándula pituitaria, mientras que los niveles demasiado bajos pueden ser también una señal de daños en la glándula pituitaria.  
  • Bilirrubina: es un pigmento de color amarillo que se produce cuando los glóbulos rojos envejecen y se descomponen. Un nivel elevado puede ser una señal de daños en el hígado.

Un análisis de sangre es un puzle complejo en el que los distintos valores pueden verse influidos por otros y requerir pruebas adicionales para ofrecer un diagnóstico, por eso requerirá siempre de la valoración de un médico

Otras pruebas no tan habituales

Según el doctor Rodríguez Jiménez, hay otras pruebas que no se suelen incluir en los análisis rutinarios y que puede ser interesante añadir al análisis anual: 

  • Testosterona total y testosterona libre para hombres: la testosterona libre es la que el organismo puede utilizar, ya que el resto es inactiva porque está unida a la SHBG (globulina fijadora de hormonas sexuales). Un nivel bajo de testosterona puede provocar huesos débiles, menos masa muscular, un menor deseo sexual, aumento del tamaño de los pechos (ginecomastia) e infertilidad.
  • FSH, LH, E2 y progesterona para mujeres: los niveles alterados de estas hormonas en las mujeres pueden indicar problemas en la ovulación o la hipófisis. Durante la menopausia determinan si puede ser necesaria una terapia hormonal sustitutiva para aliviar los síntomas. 
  • IgE: la inmuniglobulina E presenta niveles muy bajos en sangre, si está elevada se asocia a respuestas alérgicas (como el asma) y en menor grado a la presencia de parásitos.
  • IgA: la deficiencia de inmuniglobulina A puede ser una seña de neumonía, infecciones de oído, infecciones de los senos paranasales, alergias, asma o diarrea.
  • APO B / APO A1: Se ha podido comprobar que el colesterol LDL, a pesar de su ubicuidad, no es la mejor medida del riesgo de aterosclerosis. El mayor riesgo se produce cuando hay muchas partículas pequeñas y densas de LDL. El número de partículas se puede estimar midiendo APO B (alipoproteína B) y su relación con APO A1, presente en las partículas HDL. Esta es una mejor medida del riesgo que la cantidad de LDL.  
  • PCR ultrasensible: la prueba ultrasensible de la proteína C reactiva permite medir la PCR cuando se encuentra en cantidades muy pequeñas. Los niveles elevados indican un problema de salud que causa inflamación y son típicos del cáncer de colon.

Un análisis de sangre es un puzle complejo en el que los distintos valores pueden verse influidos por otros y requerir pruebas adicionales para ofrecer un diagnóstico, siempre tendiendo en cuenta las enfermedades preexistentes. Por eso no es recomendable entrar en pánico prematuramente cuando los valores se salen del rango y tampoco nos podemos confiar si todos los valores están en su sitio. El médico de cabecera o el especialista son quienes finalmente darán una interpretación de los resultados y proporcionará en su caso el tratamiento adecuado.

*Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.