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Jan Lauwers: “El acoso sexual en el teatro tiene que ser expulsado”

Imagen del montaje 'Billy’s Violence' de Jan Lauwers que se presenta en Las Naves de El Español

Pablo Caruana Húder

23 de septiembre de 2021 16:28 h

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Jan Lauwers está de buen humor: “El estreno en Barcelona fue muy bueno, me sorprendió la intensidad de la respuesta del público. Es algo que se ha ido confirmando en las funciones que hemos hecho en Europa. Ahora en Madrid comenzamos la gran gira del espectáculo y estoy muy contento. Soy un hombre feliz”. El director de la compañía belga Needcompany estrena este 23 de septiembre en Madrid Billy’s Violence en las Naves del Español de Matadero Madrid. Entradas prácticamente agotadas para ver a este maestro de la escena y su versión más violenta sobre las tragedias de Shakespeare.

¿Qué clase de Shakespeare ha montado?

En nuestra compañía cada cuatro años montamos una obra de Shakespeare. Siempre que lo hacemos aprendemos pero también acabamos con la sensación de haber fracasado. Shakespeare es demasiado grande para la escena. En este caso, tuve la loca idea de hacer todas las tragedias del bardo en una noche. Comencé a reescribirlas pero no pude, fracasé. Victor, mi hijo, que conoce bien al autor, estuvo escribiendo durante un año y es impresionante lo que ha conseguido. Su punto de vista es radical. Parece una obra de Beckett. Ha escogido los momentos de esas tragedias que nos acercan a cómo Shakespeare puede ser entendido hoy: el #metoo, las crisis de identidad, la inmigración, todo eso está en sus tragedias.

¿Podría explicar mejor cómo es ese acertamiento?

Todo el contexto histórico ha quedado fuera. Son diez capítulos y cada uno tiene el nombre de una mujer. No es Antonio y Cleopatra es Cleopatra, no es Otelo es Desdémona. Los personajes femeninos se convierten en los principales. Leyendo las obras de Shakespeare puedes llegar a la conclusión de que no es respetuoso con las mujeres, que incluso llega a ser racista. Nosotros defendemos un acercamiento diferente a sus obras. No queremos ser iconoclastas ni destrozar a Shakespeare, lo que queremos es mostrar que se le puede leer de otro modo y que esa nueva lectura puede ser inspiradora.

Los anteriores trabajos de la compañía sobre este autor, Julio Cesar, Macbeth o El Rey Lear, siempre fueron reescrituras del texto. Este montaje es una nueva obra. Doy un ejemplo: en Shakespeare Otelo es manipulado por Yago y es por esto que mata a Desdémona. Victor elimina a Yago. Otelo es el único responsable, el que comienza a sospechar de su mujer y quien decide asesinarla. Ya no estás hablando de situaciones políticas, de intrigas, sino de la historia de una mujer que es asesinada por su celoso marido, estás hablando de violencia doméstica, de hombres pegando palizas a sus mujeres en casa.

Leyendo las obras de Shakespeare puedes llegar a la conclusión de que no es respetuoso con las mujeres, que incluso llega a ser racista. Nosotros defendemos un acercamiento diferente a sus obras

¿No es pues una violencia del siglo XVI?

La violencia de las obras de Shakespeare es la misma violencia de hoy en día. Lo que estamos haciendo a los inmigrantes, lo que está pasando en Afganistán… Hay incluso más esclavos hoy que en siglo XVI y Europa no se salva. El hombre no aprende de la historia. Por eso es importante montar a Shakespeare: aprender de la historia y relacionarla con nuestro presente. Ver Tito Andrónico y al mismo tiempo abrir el periódico y leer el problema de Black Lives Matter.

Un Shakespeare en español que además también es coproducido por el Teatre Nacional de Catalunya, el Festival Grec de Barcelona y el Teatro Central de Sevilla, ciudad a la que la obra llegará este noviembre ¿Cómo surgió el proyecto?

Tengo una especial relación con este país. Comencé a trabajar aquí cuando era bien joven, en los ochenta. Y siempre me gustó el actor español. Es más, llevaba años pensando en hacer un Shakespeare con actores españoles, pensaba que la manera de actuar aquí podía hacer un Shakespeare con los pies en el suelo, más terrenal. Y hablando de esto con Xavier Alberti, que era el director del Teatre Nacional de Catalunya, me propuso intentarlo. Es un largo sueño convertido en realidad.

Cuenta con tres actores españoles: Gonzalo Cunill (de origen argentino), Juan Navarro y Nao Albet, ¿podría hablarnos de su trabajo?

Cuando trabajas en diferentes partes del mundo ves culturas muy dispares pero esto no es relevante para la actuación. Lo que yo necesito en el actor es una especial habilidad en escena. Los tres son actores muy naturales. Nosotros lo denominados una 'metanivel' de actuación. Gonzalo puede ser al mismo tiempo él y el Rey Lear. Lo que hace un actor al uso es reproducir el trabajo que ha realizado en los ensayos. Lo que hacen Juan, Nao y Gonzalo es producir. Esa es la diferencia entre el actor y el performer. Cada noche se produce, cada noche es una aventura. Los dejo bien libres, con los años cada vez más. Trabajar con espíritus libres. Lo contrario de una dirección autoritaria.

Este miércoles conocimos que el juicio a Jan Fabre, director de una de las compañías más importantes de su país, ya tiene fecha. Será el 22 de marzo del año que viene. Está acusado, por doce intérpretes de su propia compañía, de acoso y agresión sexual. La fiscalía pide 5 años de cárcel. Las bailarinas y actrices que lo acusan publicaron en 2018, bajo el movimiento #metoo, una larga y escalofriante carta en la que se relata cómo Fabre exigía tener sexo si querían hacer un solo con él, sesiones de fotos con drogas mediante o procesos de humillación constantes. Actrices tan respetadas y queridas en Europa como la islandesa Erna Ómarsdóttir firmaban y encabezaban la protesta ¿Qué piensa de todo esto?

No quiero hablar de Jan Fabre. No quiero hacer juicios públicos sobre su persona. Esto no tiene que convertirse en un juicio público. Por la gravedad de lo que se está tratando tiene que hacerse con discreción. Pero sí pienso que es una desgracia lo que ha pasado y que tenemos que aprender de ello. El acoso sexual en el teatro tiene que ser expulsado. Los procesos de creación se apoyan mucho en la intimidad. Si se trabaja una escena sexual en el escenario no debe salir de ahí. Hay que ser muy cuidadoso.

Espero que las mujeres que han acusado a Jan Fabre encuentren una buena y justa salida a todo esto

Imagino que esto ha tenido que afectar a toda la escena belga, incluso una de las intérpretes de Fabre que hoy lo acusa, Louise Peterhoff, después fue actriz en uno de sus montajes más apreciados en este país, Isabella’s room.

Claro que nos ha afectado, puertas adentro nuestra compañía lo ha hablado y discutido. Y espero que las mujeres que han acusado a Fabre encuentren una buena y justa salida a todo esto. Pero tenemos que tener cuidado en cómo afecta esto a la escena belga. Ahora mismo en Bélgica hay una voz pública con una posición muy fuerte, y no muy mesurada, sobre el tema, la visión que se tiene sobre el teatro se ha vuelto muy negra. Y tenemos que defender el teatro. El teatro es belleza. Tenemos que aprender de lo que ha pasado y no permitirlo más. Pero esto no quiere decir que debamos cambiar el modo de trabajar. Nuestra compañía cree en su modo de trabajo y pone cuidado en todos sus procesos. En Billy’s Violence hemos trabajado como siempre. Espero que todo este asunto no cambie la manera de trabajar en escena. Hay una gran diferencia entre el arte, lo que pasa en escena, y lo que pasa fuera de escena. No lo confundamos, eso puede ser peligroso. No es una buena idea.

¿Nuevos proyectos?

Muchos, muchos. El que ya está en marcha es la segunda parte de Billy’s Violence. Victor está escribiendo ya una obra sobre las comedias de Shakespeare. Ya tenemos título: Billy’s joy. Será estrenará el año que viene. Hasta entonces tenemos una gira enorme. Tras la pandemia está siendo una locura.

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