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Entrevista
Edouard Beigbeder

Director de UNICEF en Oriente Medio: “El Gobierno de Siria tiene que garantizar que el currículo escolar sea inclusivo”

Director para Oriente Medio y el Norte de África de UNICEF, Edouard Beigbeder.

Francesca Cicardi

17 de febrero de 2025 22:30 h

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Edouard Beigbeder es el director regional para Oriente Medio y el norte de África del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), ha visitado Siria en tres ocasiones desde la caída del régimen de Bashar Al Asad el pasado 8 de diciembre y ha sido testigo de los cambios que ha experimentado el país, así como de los grandes retos a los que se enfrenta en esta nueva etapa.

Beigbeder atiende a elDiario.es dese la ciudad siria de Alepo (noroeste) y describe la facilidad con la que él y su equipo han podido acceder a todas las zonas de Siria, excepto el noreste, donde sigue habiendo un conflicto activo. El director general considera que “la situación es difícil porque el país sale de 14 años de guerra” y los servicios básicos apenas funcionan. Destaca el mal estado del sistema educativo y sanitario, y cómo esto afecta a los más pequeños. Casi 2,5 millones de niños no están escolarizados en Siria y otro millón podría dejar la escuela si la transición no da respuesta a sus necesidades.

Aparte de la reconstrucción de la infraestructura del país, incluidos miles de centros educativos, existe el peligro de las minas y proyectiles que no han explotado, y que causan heridas a cuatro niños cada día, según los datos proporcionados por Beigbeder. “Necesitamos una campaña de desminado y de toma de conciencia en torno a este problema”, afirma.

¿Cuántos niños y niñas desplazados hay ahora mismo en Siria?

Los datos son cambiantes, pero estimamos que los niños son alrededor del 50% de los desplazados, unos 3,5 millones. Los desplazados quieren volver [a sus zonas] pero naturalmente, cuando vuelven al lugar de donde se fueron, allí no hay agua, no hay alojamientos para todos o necesitan ser reparados. No hay colegios, no hay centros de salud ni tampoco hay recursos para vivir como cuando se fueron. Así que para los 7 millones de personas que quieren regresar no está siendo fácil tomar esta decisión y, de hecho, vemos que están regresando, pero no tantos como podríamos esperar. Están esperando y viendo.

Algunos de los niños desplazados han podido tener algún tipo de educación informal o han estado en escuelas de diferentes tipos. Hay unos 1.200 colegios entre Idlib y la zona septentrional, pero no todos han podido ir a la escuela. Muchos niños han estado trabajando en los campos para poder ganar algo para sus familias. Además, la calidad de la educación ha retrocedido sin duda en estos 14 años [de conflicto] y durante los 7 o 12 años de desplazamiento, según la familia.

Aparte de los desplazados, ¿cómo se ha visto afectada la educación de todos los niños y niñas desde 2011?

Los colegios estaban abiertos [al principio], pero poco a poco se deterioraron, bien por el conflicto o por la falta de mantenimiento y de inversiones mínimas en los centros. El número de colegios disminuyó y la mayor parte de centros tenían dos turnos –un turno por la mañana y un turno por la tarde– para poder hacer frente a la situación.

He visitado algunos colegios, unos han sido rehabilitados de forma básica, otros no y no tienen calefacción. No hay materiales escolares suficientes. Los maestros no recibieron su salario el mes pasado [diciembre] y cuando lo recibían era de 30 o 40 dólares al mes. Es una situación muy desesperada pero, al mismo tiempo, los padres están ansiosos por enviar a los niños al colegio. Esta dicotomía entre la voluntad de los padres y de los niños de ir al colegio, y lo que se les ofrece es muy triste.

¿Reconstruir el sistema educativo es uno de los principales retos de las nuevas autoridades?

Creo que es uno de los mayores retos. Hay miles de colegios que necesitan ser rehabilitados, al mismo tiempo, las nuevas autoridades y el nuevo Ministerio de Educación están hablando sobre el currículo: necesitamos que las autoridades garanticen que el currículo siga siendo inclusivo. Naturalmente, puede que tengan que hacer algún cambio en el viejo currículo porque algunas áreas estaban vinculadas al régimen anterior, pero creo que todo el mundo está ansioso por tener un currículo inclusivo.

Hemos tenido buenas conversaciones [con las autoridades] y garantías de que el currículo seguirá siendo inclusivo, y si hay sugerencias para mejorarlo, hablarán con entidades y expertos especialistas en educación, eso nos ha tranquilizado.

Otra parte importante es cómo formar y motivar al profesorado. Las autoridades dicen que van a subir los salarios, pero eso depende de las finanzas públicas y qué tipo de apoyo pueden conseguir para hacer los pagos. Después de tantos años, necesitamos invertir en la rehabilitación de las escuelas que nos permita, digamos, una escolarización mínima; y, en algunos sitios, eso viene acompañado del retorno de los desplazados y los refugiados. Hay algunos pequeños pueblos, que estaban controlados por la oposición y que están completamente vacíos, [a ellos] tenemos que llegar con un paquete de servicios, educadores y agua. Desde UNICEF estamos trabajando en este paquete.

¿Cree que en septiembre de 2025 la mayoría de los niños y niñas podrán volver al colegio?

Los padres quieren enviar a los niños a la escuela. Para ellos la educación es muy importante, por eso, creo que parte del regreso [a sus zonas de origen] se vinculará con el nuevo año escolar 2025/2026. Pero estos lugares se tienen que preparar para ese momento importante. La población nos ha dicho que para volver necesitan ingresos, primero, qué tipo de sustento pueden obtener; y segundo, la educación y los servicios, el suministro de agua.

Algunas personas están regresando, pero no muchas. La mayoría está esperando para entender cómo va a evolucionar la situación, incluido desde el punto de vista político, pero también porque necesitan entender cuál va a ser su sustento y si el regreso va a traer un futuro mejor para sus hijos.

Ahora estamos haciendo las evaluaciones de daños. Solo para rehabilitar, no para mejorar, los daños existentes en la infraestructura se necesitarán al menos 10.000 millones de dólares para el sector educativo. Pensamos que hay entre 3.000 y 4.000 escuelas para rehabilitar. Necesitamos ponernos en marcha para ayudar a Siria a reconstruir su infraestructura. Estamos haciendo frente a 50 años de abandono y 14 años de conflicto, y todavía no hay una autoridad capaz [de hacerlo].

¿Cuál es el otro gran reto en relación con los niños que solo han conocido la guerra?

Un riesgo importante es que sean olvidados, si no nos concentramos suficientemente en la educación y en el desarrollo temprano de los niños.

Para la generación de la guerra, necesitamos educación, incluida educación para la paz. Necesitamos trabajar con los que han experimentado más traumas y tener un programa específico para ellos. Algunos [niños y niñas] han vivido los bombardeos, han vivido el desplazamiento y ser refugiados en países de acogida donde no les tratan bien. Así que hay muchos traumas que tienen que digerir.

Y necesitamos plantear las cosas con un pensamiento positivo, para que cuando estén creciendo puedan aprender sobre sus habilidades y lo que les va a permitir entrar en la edad adulta. Por ello es importante es programa para adolescentes que tenemos para la transición de los adolescentes hacia unas habilidades específicas, ya sean vocacionales o ya sea el instituto o la universidad.

Los más pequeños también sufren los efectos de la pobreza y la inseguridad alimentaria...

La nutrición no era un problema en Siria hasta hace unos años, pero se ha convertido en un problema debido a la pobreza. [Muchos sirios] hacen solo una comida al día o no comer de forma regular, por lo que vemos más y más desnutrición. Y esto es preocupante porque significa que es solo la punta del iceberg. Necesitamos programas para ayudarles a través del sistema sanitario, primero para identificar los casos [de desnutrición] y luego hacerles seguimiento. A través del sistema sanitario podemos tratarlos, pero para evitar que vuelvan [a sufrir desnutrición] tiene que ser a través de sus padres, de que ellos tengan sustento y acceso a efectivo.

La paz va a ayudar porque la paz traerá desarrollo. Y cuando hablo de paz no hablo de la ausencia de guerra, sino de que todos los sirios se unan con una visión para una Siria próspera. Cuando esto ocurra, podemos ayudarles, con otros socios de países vecinos. Primero necesitamos construir esta confianza y, después, pasar de la emergencia, que es donde nos encontramos ahora, a la recuperación y al desarrollo. La confianza es la primera cosa y tenemos que ver cómo se va consolidando, es muy importante que, poco a poco, la confianza que estamos viendo en las palabras vaya acompañada de acciones. Tenemos que dar una oportunidad para que el cambio tenga lugar.

¿Usted cree que construir esa confianza es posible, después de lo que ha visto en su visita a Siria?

Estamos esperanzados y necesitamos estarlo, porque los sirios necesitan una oportunidad para cambiar la narrativa. Dar una oportunidad significa que estamos aquí para apoyarlos, pero ellos son los que tienen que liderar [el proceso] y darnos espacio para que les apoyemos. Hemos dicho a las autoridades sirias: “Estamos aquí, ayudadnos a apoyaros”.

Las autoridades son las que hablan de construir una nueva y próspera Siria, de proveer educación, sanidad y agua. UNICEF y otras agencias de la ONU están trabajando en las que son las prioridades del Gobierno.

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