El PSOE llega a un acuerdo con ERC, EH Bildu y BNG para intentar salvar los impuestos a la banca y a las eléctricas
En una de las jornadas más rocambolescas que se recuerdan en el Congreso, tras más de siete horas de negociación con los grupos, el Gobierno ha conseguido este lunes un acuerdo a última hora con sus socios de izquierda para sacar adelante la Ley que establece un suelo del 15% al impuesto de Sociedades de las multinacionales, y que ha pendido de un hilo durante toda la tarde del lunes. ERC, EH Bildu y el BNG han apoyado pasada la medianoche el dictamen en la Comisión de Hacienda y se han comprometido a apoyar también el impuesto especial a la banca este jueves en el Pleno después de conseguir el compromiso del PSOE para prorrogar durante todo el año 2025 el tributo a las energéticas. Lo intentarán mediante un Real Decreto que no obstante tiene muy complicado salir adelante por la oposición frontal de Junts.
Casi a la 1 de la madrugada de este martes, el Ministerio de Hacienda envió un comunicado con solo tres líneas: “El Gobierno quiere aclarar que mantiene su acuerdo con Junts para no gravar a las empresas energéticas que mantengan su compromiso efectivo de inversión para la descarbonización”.
Este lunes por la tarde, la Comisión de Hacienda votaba el paquete fiscal que el Gobierno buscaba sacar adelante junto a la reforma del impuesto de Sociedades que exige Europa. Los socialistas habían pactado previamente con Junts y PNV mantener el impuesto a la banca pero tumbar el de las grandes eléctricas, en contra de lo que reclamaban sus socios de izquierda. Ambos tributos fueron diseñados por el anterior Ejecutivo, en 2022, como gravámenes temporales, y caducan al final de este 2024.
El Gobierno ni siquiera tenía esta tarde asegurados los votos para sacar el dictamen de la reforma del impuesto de Sociedades después de una alocada sesión en la Comisión de Hacienda que se ha alargado hasta casi la una de la madrugada. El PSOE ha extendido durante horas un receso antes de la votación final del informe de la ponencia para tratar de atar los votos suficientes, con negociaciones a varias bandas, algunas en los pasillos bajo la mirada de los periodistas.
El punto de partida era muy complicado para el Gobierno que había pactado con sus socios situados a la derecha del arco ideológico algo que prometían no transigir sus aliados de izquierdas. La negativa de ERC a aprobar cualquier texto que no incluyese el impuesto a las energéticas obligaba a los socialistas a mirar al PP, que había avanzado que daría sus votos si el texto salía limpio, sin las enmiendas que planteaba la izquierda. Pero lo incierto de ese escenario y la voluntad de los socialistas de tratar de atar a los socios de la investidura complicaban el escenario. Para evitar una derrota parlamentaria este mismo lunes, el PSOE ha pedido un receso pasadas las 17 horas que se ha alargado hasta la madrugada entre el estupor de buena parte de los diputados presentes en la Comisión.
Finalmente, después de una tensa negociación, ERC, EH Bildu y el BNG han lanzado un comunicado en el que anuncian el acuerdo con el Gobierno para mantener ambos impuestos. “ERC, EH Bildu y BNG acuerdan con el Gobierno español la presentación de un Real Decreto Ley para prorrogar durante todo el año 2025 el impuesto a las energéticas”, dice la nota conjunta de los tres partidos.
Pero además, el acuerdo recoge el compromiso de aprobar el impuesto a la banca ya en la tramitación del pleno del jueves, “aumentando el tramo más alto en el impuesto, dirigiendo toda la recaudación a las Comunidades Autónomas y concertado con las haciendas forales de la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral de Navarra”, en línea con una enmienda transaccional que el PSOE había propuesto esta misma tarde durante la negociación.
Esa enmienda contaba con el apoyo de Junts, aunque habrá que esperar al jueves para saber si mantienen su intención de apoyarlo o no después de este nuevo movimiento. No pasa lo mismo con el impuesto a las energéticas, que irá en un nuevo decreto que el Gobierno tiene que aprobar en los próximos días y al que los de Carles Puigdemont se habían opuesto frontalmente. Además, para sacar todo adelante necesitan los votos de Podemos, que insiste en que solo votará un paquete fiscal que incluya el de las eléctricas. De lo contrario, dejarán caer el impuesto a la banca, según ha dado a entender su líder, Ione Belarra.
Una negociación complicada a izquierda y derecha
El PSOE había planteado la “reforma fiscal” previa a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2025 a base de enmiendas. Inicialmente, incluía el impuesto especial a la banca, pero desistía del gravamen a las energéticas, según lo pactado por los socialistas con Junts y PNV hace un par de semanas. Este acuerdo hizo reaccionar, mostrando su oposición y su malestar, a todos los socios a la izquierda de los socialistas. Entre ellos, ERC, EH Bildu o Podemos lo han convertido en una línea roja.
Los gravámenes “temporales” de la banca y las energéticas han recaudado 2.859 millones en 2024. Esta cifra es muy similar a la de 2023. 1.695 millones de euros corresponden a los ingresos públicos obtenidos de los beneficios récord de las entidades financieras durante el ejercicio anterior, y 1.164 millones corresponde a las grandes eléctricas o petroleras.
Pero después de la negociación de este lunes, esa reforma quedará licuada, con apenas un puñado de cambios en los impuestos que sí han salido adelante en la Comisión de Hacienda. Entre los que han sobrevivido, destacan las rebajas fiscales a pymes y micropymes o el aumento de dos puntos en el IRPF a las rentas del capital más altas de 300.000 euros.
Por el camino se han quedado también la eliminación de los privilegios fiscales a las SOCIMIs, los tributos a las primas de los seguros, el aumento del tipo al diésel...
De esta manera, adelgazada la reforma fiscal, la transposición de la directiva de la Unión Europea (UE) está todavía pendiente de recibir el apoyo de la Comisión de Hacienda —los diputados están negociando mientras se alarga un último receso de una Comisión que empezó a las 17 horas—. El “dictamen [en la jerga parlamentaria]” salió definitivamente adelante esta noche, pero deberá ser votado todavía en el Pleno del Congreso de este jueves. La transposición es necesaria para evitar que España sea expedientada por la Comisión Europea, y también para desbloquear los desembolsos de los fondos del Plan de Recuperación de la misma UE.
Negociaciones hasta el último minuto
En el inicio de la Comisión, Pilar Vallugera, la portavoz de ERC en la Comisión de Hacienda, ha argumentado que su grupo no iba “a aceptar un paquete fiscal que, por la inflexibilidad de los representantes de Repsol e Iberdrola” en el Congreso —en referencia principalmente a PNV y Junts—, incumpla con el compromiso de convertir en un impuesto permanente a las energéticas el gravamen temporal que se diseñó en 2022 por los beneficios extraordinarios conseguidos por la crisis de inflación.
“Si Repsol ha decidido que no va a pagar impuestos, nosotros no vamos a pasar por ahí, sobre todo después de una Dana. Yo no estoy aquí para defender a los empresarios. Estábamos dispuestos a apoyar un impuesto ampliamente bonificado, pero no a retirarlo”, ha añadido Vallugera, quien sí ha confirmado que su grupo parlamentario votaría a favor de algunas enmiendas concretas.
En medio de la Comisión, el PSOE ha intentado rescatar el impuesto sobre la banca, añadiendo modificaciones a la enmienda original para hacerla más atractiva para ERC. En el vídeo, se puede ver a una de las representantes del PSOE pedirle personalmente a Vallugera el apoyo a lo que técnicamente se conoce como enmienda transaccional. Ante este movimiento, los republicanos han optado por abstenerse, al igual que EH Bildu o BNG, lo que no ha sido suficiente para salvar, en ese momento, este compromiso del Gobierno de coalición.
El PSOE ha extendido ese movimiento a hasta seis enmiendas transaccionales que los grupos han leído prácticamente mientras debían votarlas. Pero eso solo ha servido para sacar cuatro modificaciones puntuales de menor importancia. El procedimiento ha enfadado a algunos de los diputados que estaban presentes en la comisión. “Esto es una locura”, se quejaba un parlamentario de la derecha mientras abandonaba la sala durante uno de los recesos intermedios.
Las idas y vueltas no han concluido ahí. Los grupos han votado por fin las enmiendas. Pero antes de decidir sobre el dictamen el PSOE ha pedido un nuevo receso para el último intento de una negociación que pone en peligro el conjunto del texto. “Que la comisión en la que se está decidiendo el futuro fiscal del Estado esté parada 3 horas y se retome a las 23:00 es una muestra más del juego corto de algunos y del desorden de esta legislatura”, ha lamentado en X el portavoz del PNV, Aitor Esteban.
Después de que ERC, EH Bildu y BNG anunciaran el acuerdo, las negociaciones todavía se ha prolongado. Los diputados han retomado la sesión cercana la 1 de la madrugada. “Quiero mostrar la más enérgica protesta. Es una falta de respeto a los trabajadores de la Cámara, a los medios de comunicación. Es una degradación de la institución”, se ha quejado el diputado del PP Santiago Rodríguez.
Pilar Vallugera, de ERC, ha tomado la palabra para explicar que su cambio de posición se debe únicamente a que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se ha comprometido a que el Gobierno aprobará un decreto que contenga la prórroga durante un año al impuesto de las eléctricas. Una nueva negociación en esta legislatura imposible.
Más allá de la una de la madrugada, el Ministerio de Hacienda ha emitido un comunicado para aclarar que el Gobierno “mantiene su acuerdo con Junts para no gravar a las empresas energéticas que mantengan su compromiso efectivo de inversión para la descarbonización”. Así que el resultado final de cómo queda el paquete fiscal solo se conocerá el jueves cuando voten los grupos. Si Podemos mantiene su anuncio de esta noche, el Gobierno no contará con los votos suficientes ni siquiera para prorrogar el impuesto a la banca, ya que los de Belarra han anunciado que sin el de las eléctricas no tendrá sus votos. El jueves promete otra jornada de emociones en el Congreso.
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