Milei contra el monopolio de Clarín por la compra de Telefónica
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Con la compra de Telefónica de Argentina por parte de Telecom, controlada por los accionistas del Grupo Clarín, emerge un gigante sin precedentes en el sector infocomunicacional. Si bien hace meses había fuego cruzado entre el entorno del presidente de Argentina, Javier Milei, y el conglomerado de Héctor Magnetto, el hecho consumado sacudió a la Casa Rosada, que reaccionó en caliente con un comunicado que denuncia que la operación podría dejar “el 70% de los servicios de telecomunicaciones en un solo grupo económico, lo que generaría un monopolio”, que el Gobierno alega que quiere evitar. En este caso parece que el mercado no se regula solo.
Desde Madrid, Telefónica dio por cerrada la operación en 1.245 millones de dólares: “La firma y cierre de la transacción ha tenido lugar simultáneamente en el día de hoy”, sentenció. La sucursal argentina integra Telefónica Hispanoamérica, división que la casa matriz intenta vender desde hace años para afrontar el pasivo del grupo y focalizar sus inversiones en activos más redituables.
Sería ilógico que Telecom haya avanzado con el pago por Telefónica sin garantías de validación oficial. Pero, en una nueva jornada de frenética actividad en X, el presidente Milei amplificó críticas a esta concentración y anunció una evaluación rigurosa por parte de dos oficinas estatales que deben intervenir: el ente de las comunicaciones ENaCom y la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC). Para Clarín y Telefónica el asunto está concluido; para Milei, no.
Lo irónico es que Milei decretó una mayor relajación de las normas que autorizaban a controlar la distorsión del sector de las telecomunicaciones cuando se detecta que la concentración excesiva produce “poder significativo de mercado”. De todas formas, aún recortadas en sus objetivos, tanto la Ley 27.078 de Telecomunicaciones y TIC -sancionada en 2014 por el Congreso-, como la de Defensa de la Competencia, habilitan la injerencia de organismos estatales hoy dirigidos por delegados del Presidente.
La venta de Telefónica involucra los mercados de comunicaciones móviles, conectividad a Internet, telefonía fija y tv de pago. En total, esos sectores facturaron más de 8.100 millones de dólares en 2023. Sumadas, Telecom y Telefónica controlan más del 55% de esos ingresos. Su principal competidor es Claro (América Móvil), que opera fundamentalmente en el segmento móvil, del que es líder en usuarios y en ventas. Sus servicios fijos de conectividad y tv paga, aunque en franca expansión, por ahora no le hacen sombra a la concentración de fuerzas de Telecom y Telefónica.
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Tomando en cuenta el ejercicio de 2023 (los balances 2024 aún no están disponibles), la participación conjunta de Telecom y Telefónica oscila entre el 40% y el 80% de los mercados de telecomunicaciones y TIC en el país. Los datos reunidos por el equipo argentino del Global Media and Internet Research Project muestran que, a nivel nacional, Telecom y Telefónica superan el 60% de lo que recaudan las comunicaciones móviles, el 45,3% de la conectividad fija a Internet, el 79% del servicio básico de telefonía y el 41% de la tv de pago (donde Telefónica, a través de Movistar, cuenta con una participación de sólo el 4%). Por supuesto, hay provincias donde la incidencia de ambas compañías es mayor y hay casos donde puede hablarse, sin eufemismos, de monopolio.
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A su vez, la adquisición de Telefónica de Argentina comprende recursos estratégicos, como las bandas de espectro asignadas para servicios móviles, una extensa red de infraestructura física, personal y hasta posesiones inmobiliarias. Fuentes cercanas a Claro, de Carlos Slim, insistían en que la capacidad operativa de su empresa quedará dañada, al tener atribución sobre una porción menor del espectro asignado a móviles, mientras que la suma de Telecom y Telefónica excede con creces los límites establecidos por la regulación vigente. Slim también estaba interesado en comprar Telefónica de Argentina y fue uno de los financiadores de la campaña electoral de Milei.
Los accionistas del Grupo Clarín acreditan una dilatada experiencia en materia de concentraciones, ya que han protagonizado los tres principales movimientos de consolidación del mercado infocomunicacional en este siglo con gobiernos de distinto signo. En 2007 lograron que el expresidente Néstor Kirchner autorice la fusión entre Multicanal y Cablevisión, del fondo Fintech propiedad de David Martínez, desde entonces socio minoritario de Magnetto. Eran tiempos de romance entre el kirchnerismo y el grupo, antes de la asunción de Cristina Fernández, en cuyos gobiernos se desataría un enfrentamiento todavía activo. Diez años más tarde de aquella fusión, Mauricio Macri facilitó la unión de Cablevisión con Telecom (cuyo control ejercía, curiosamente, Martínez), nuevamente en beneficio del Grupo Clarín.
Cada una de esas concentraciones fue, en su momento, la mayor de la historia argentina del sector. Hoy, con la obtención de Telefónica, revalidan su título de “campeones nacionales” capaces de aventajar en el modesto mercado local a potentes competidores de despliegue hemisférico, como lo fue en su momento Telefónica y como lo es América Móvil. Por supuesto, la expansión de Clarín no hubiese sido posible sin haber conquistado, previamente, el predominio de los medios de comunicación.
La concentración de poder de Clarín molesta a Milei. Aunque defiende a los monopolios privados en sus viajes internacionales a foros de la ultraderecha (“el monopolio es malo cuando es un monopolio impuesto por el Estado, no cuando hay un solo oferente. Cuando hay un solo oferente, de hecho, lo dice el propio Mises: enójense con el resto de los empresarios que no están ofreciendo el producto, no con el único que está ofreciéndolo”, dijo en julio pasado en la República Checa), desde hace meses que muestra fastidio con Clarín.
En octubre, el vocero presidencial, Manuel Adorni, denunció que una auditoría del ENaCom (intervenido por Milei) detectó serias fallas en el cobro de aportes al Fondo de Servicio Universal (FSU) por parte de Telecom y Telefónica, mientras que anunciaba una licitación 5G con la idea de “desconcentrar” el mercado, donde sugirió que las principales operadoras tenían conductas anticompetitivas. También dijo que iban a eliminar la exención del IVA a empresas periodísticas. En simultáneo, Milei aprovechaba una de las amenas charlas con animadores del propio Grupo Clarín en TN para descargar su cólera contra Marcelo Bonelli, quien es la voz editorial en temas económicos de Magnetto.
Política y negocios vuelven a cruzarse en una nueva jugada osada del Grupo Clarín, que provoca a un presidente que parece excitado ante el desafío de bloquearla. Los titanes están en el ring.
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