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Granjas de cerdos y bebés hiperrealistas se cuelan en un World Press Photo invadido por la pandemia

Fotografía ganadora del premio World Press Photo en la exposición de Vitoria

Alazne Aldayturriaga

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Granjas de cerdos en pésimas condiciones, muñecos de bebés hiperrealistas, erupciones de volcanes, consecuencias de las medidas de seguridad impuestas para frenar la COVID-19. Esas y hasta 45 historias diferentes capturadas por fotoperiodistas de todo el mundo podrán conocerse desde este viernes a través de la exposición de World Press Photo, en el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria.

La concejala del Departamento de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Vitoria, Estíbaliz Canto, y el promotor de World Press Photo en la ciudad, Paco Valderrama, han presentado este viernes la decimonovena edición de la exposición del certamen más prestigioso de fotoperiodismo, en la que vuelven las visitas guiadas tras un año de parón por las restricciones para evitar la expansión de la COVID-19, si bien el Ayuntamiento apostó el año pasado por mantener la oferta cultural más amplia que permitía la situación pandémica.

En un año marcado por la pandemia, en el que “se podía esperar que todas las historias fueran sobre ella desde distintos puntos de vista”, tan solo siete de las 45 historias que pueden conocerse en el antiguo depósito de aguas de Vitoria la tratan. Una de esas siete historias la cuenta la fotografía ganadora, realizada por Mads Nissen, quien ha recibido el primer premio por segunda vez. La fotografía captura el primer abrazo de Rosa, una anciana que reside en una residencia de Sao Paulo, en Brasil, tras permanecer cinco meses “sin ningún tipo de contacto físico”, pues las residencias de personas mayores en el país “cerraron sus puertas a todos los visitantes”. La imagen, relata Valderrama, muestra la “esperanza, la ilusión, ese regreso al camino que estábamos todos buscando”.

En la edición de este 2021 se pueden ver 159 fotografías que cuentan 45 historias. Valderrama ha querido subrayar el término “historias” porque “actualmente, con la banalización de la fotografía, cualquiera puede realizar la fotografía de la noticia, el fotógrafo y todo el público que está alrededor con total naturalidad. Sin embargo, World Press Photo lleva muchos años insistiendo en algo diferente, en la historia. World Press Photo lo que quiere es periodismo visual narrativo, es decir, las imágenes tienen que contar algo, no solamente el instante”.

La sala cuenta con fotografías de autores de 28 países. Entre ellos se encuentra el fotoperiodista y activista animalista vasco Aitor Garmendia, cuyo reportaje fotoperiodístico muestra la “brutalidad” con la que tratan al ganado, explica Kathy Moran, miembro del jurado. “Verlo resulta difícil; admitir que somos cómplices, también. Es necesario tomar estas fotografías y es necesario verlas. Son imágenes que tienen la capacidad de inducir el cambio”, añade. Valderrama cuenta que no es fácil contactar con Garmendia porque trabaja en la “cuerda floja” por acceder a granjas de cerdos de noche “sin permiso”. “Lo que reflejan estas imágenes, premiadas, además, por su dureza, es el maltrato animal en las granjas industriales de cerdos, en este caso en España”, apunta.

“Fantásticas” historias

En la exposición también pueden descubrirse “fantásticas” historias de otras temáticas, como los bebés 'reborn' de Polonia, muñecos hiperrealistas que aparecieron por primera vez en la década de los 90 en un fotorreportaje realizado por Karolina Jonderko, con el que ha sido galardonada con el segundo premio en la sección de “proyectos a largo plazo”. “La fotógrafa deseaba analizar el fenómeno de cómo los bebés artificiales evocan una respuesta emocional real en los adultos”, narra la exposición. En una de las imágenes se puede observar cómo unos niños juegan al lado de un bebé 'reborn', adoptado por su madre tras sufrir un aborto.

En la sección de “retratos”, el trabajo ganador refleja la transición de Ignat, un hombre transgénero ruso. En el país se intentó “incluir una enmienda que impidiera que las personas transgénero cambiaran su estado en documentos legales”, pero no fue aprobada. El autor, Oleg Ponomarev, muestra a Ignat, quien fue acosado durante toda su etapa escolar, y aun más cuando la comunidad escolar se enteró de su identidad de género, abrazado por su novia.

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