Ni rastro del cuadro de “Velásquez” en los pasillos del hospital de Cruces
Un acta de 2012, cuando Rafael Bengoa era consejero vasco de Sanidad, recoge que la contratista Garbialdi, que se encarga de la limpieza de las instalaciones del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza), donó dos cuadros al hospital de Cruces, en Barakaldo. Uno de ellos era de José Luis Zumeta, un pintor vasco fallecido en 2020. El otro constaba como un “Velásquez”. ¿Era una pieza de un modesto artista hondureño del siglo XX así apellidado o una transcripción errónea que hacía referencia, en verdad, al genio sevillano y exponente de la pintura universal? ¿Es posible que haya un Velázquez colgado en los pasillos de Cruces? El asunto ha llegado al Parlamento Vasco, aunque es evidente que Osakidetza no compite con el Museo del Prado y que todo forma parte de una gran confusión no suficientemente aclarada.
El 28 de enero, la portavoz de EH Bildu en la comisión de Salud, Rebeka Ubera, formuló por escrito una pregunta interesándose por el Zumeta y por el “Velásquez”. La respuesta llegó el 22 de febrero a la Cámara: “Los cuadros donados corresponden a los autores Juan Ramón de Luzuriaga ('La ría del Nervión') y José Luis Zumeta (Sin título)”. En el escueto párrafo que la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha enviado con las explicaciones no hay ningún dato sobre el otro autor misterioso.
Este periódico ha consultado al consejero de la época, Bengoa, y no recuerda nada parecido a un Velázquez en Osakidetza. Fuentes cercanas a la gerencia de entonces explican que sí se recepcionaron dos cuadros y que se pensó que eran adecuados para mejorar la apariencia del vestíbulo, pero se remarca que son los mismos que Sagardui explica en su respuesta a EH Bildu, el Luzuriaga y el Zumeta. En ningún momento se oyó hablar de “Velázquez” o de “Velásquez”. El entonces gerente de Cruces era Gregorio Achútegui, que ahora es el director del Servicio Navarro de Salud (Osasunbidea). Cuando se instalaron los cuadros -de dos por tres metros y bien visibles- se ofreció una rueda de prensa en la que no hubo ni rastro de “Velásquez”. “Las obras se encuentran en la zona de entrada del hospital”, puntualiza Sagardui en el Parlamento. Desde el actual equipo de Salud no saben encontrar una explicación a que se recogiera por escrito y en un acta oficial un dato manifiestamente equivocado.
La donación corrió a cargo de la empresa Garbialdi, que la propuso en la Navidad de 2011, concretamente en la víspera de Nochebuena. El regalo estaba valorado entonces en 18.000 euros. A la tasación se le unieron dos certificados, uno de que los cuadros no implicaban ninguna “condición” o “compromiso” y otro que señalaba que no el titular de las obras de arte no planteaba que se exhibieran en ningún lugar concreto ni que llevaron una “plaquita” con el nombre del donante. Sin embargo, Achútegui en su rueda de prensa mencionó que la instalación de los cuadros era una “inversión” de Osakidetza y que al menos una de ellas había sido un “encargo”.
¿Cuál es el motivo de que una empresa privada regalara dos cuadros a la Sanidad privada? ¿Pagó Garbialdi un encargo que hizo la Administración pública? La consejera Sagardui indica que “no es habitual que Osakidetza reciba donaciones de este tipo”. De hecho, constituyó un hecho excepcional que durante la primera ola de la pandemia hubiera un aluvión de aportaciones desde respiradores o mascarillas hasta gominolas, videojuegos y otro tipo de productos. Este periódico ha contactado en dos ocasiones con Garbialdi para conocer sus motivos para ceder dos cuadros de su propiedad y para aclarar la autoría de esas obras de arte y no ha recibido respuesta. En el momento de la presentación de los cuadros llevaba ocho años limpiando Cruces.
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