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OPINIÓN

Subida del SMI sí, pero no así

Dos personas trabajando en una obra en una fotografía de archivo.

Irene de Miguel

15 de febrero de 2025 23:15 h

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Estos últimos días estoy contrariada, como supongo que lo estarán muchos de ustedes, que aplaudieron el anuncio de la nueva subida del SMI (Salario Mínimo Interprofesional), pero que luego han visto cómo esa subida no es tanta. Y es que por primera vez, el incremento salarial no ha venido acompañado de una adaptación del mínimo exento del IRPF, lo que hará que muchas personas tengan que tributar. De los 50 euros al mes prometidos en la subida, solo cobrarán 28,6, ya que el resto, más de 21 euros, irán a parar a las arcas públicas por el empecinamiento del Ministerio de Hacienda de no acompasar la subida del SMI con esa adaptación del tramo exento de tributación. Y yo me pregunto, ¿por qué?

Sigo sin entender la cabezonería del Partido Socialista en este sentido, sobre todo cuando ya se ha demostrado que los incrementos del salario mínimo interprofesional son positivos para la economía. Todavía me acuerdo, cuando en 2018, desde mi espacio político forzamos para que comenzara a subirse el SMI, de aquellos que empezaron a clamar contra el mismo, diciendo que iba a generar un colapso. Aquí también, en Extremadura, reconocidas voces, como la del entonces presidente Fernández Vara, auguraban que iban a aumentar las colas del paro. Nada más lejos de la realidad.

Esa reticencia del PSOE en ese momento, que costó que entendieran que era una medida de justicia social, para que los que menos cobraban vieran cómo su salario aumentaba para tener vidas dignas, puede explicar por qué está torpedeando su propia subida. Nunca han creído en ella. Sin embargo, los datos demuestran que el incremento salarial, junto con la reducción de la temporalidad, no sólo ha consolidado mejores condiciones laborales y mayor estabilidad en el empleo, sino que ha impulsado el consumo, y por tanto, ha beneficiado a la economía en su conjunto.

Desde 2018 el aumento del SMI ha sido del 61 por ciento, pasando de los 736 de la época del PP a los 1.184 euros en este 2025, que beneficiará especialmente a los sectores con más baja remuneración, como es la hostelería, el comercio minorista o el campo. Sectores vitales para la economía de nuestra tierra. De hecho, 71.600 trabajadores extremeños son los que se ven afectados por el incremento del salario mínimo. Pero ahora, parte de ese aumento, en lugar de ir a los bolsillos de los trabajadores, irá a parar a las arcas públicas.

Si esto lo hubiera planteado el PP o Vox, que abogan porque los impuestos recaigan en la clase trabajadora mientras que se los están perdonando a los que más tienen, podría entenderlo. Pero no si quien lo defiende se supone que es una fuerza progresista. Hacer pedagogía fiscal es totalmente necesario, y todos tenemos que aportar a la hucha común, pero cada uno según lo que pueda. Deberían pagar más quien más tiene, y quien tiene muy poco, como es el caso de las personas que cobran el salario mínimo, quedar exentas. Si quieren aumentar la recaudación, que comiencen, por ejemplo, a recuperar el impuesto a las grandes empresas eléctricas. Pero eso ni se lo plantean.

Espero y deseo que la presión ciudadana haga recapacitar al Partido Socialista y termine enmendándose a sí mismo porque las subidas del SMI son necesarias. Nos lo exige Europa, que ya nos ha indicado que ese salario tiene que llegar, como mínimo, al 60 por ciento de la retribución media del país, y estamos muy por debajo todavía de esa cifra.

Pero además de mejorar las condiciones laborales de las familias trabajadoras de este país, también deberíamos empezar a mirar a los pequeños autónomos, que cada día levantan con mucho esfuerzo las persianas de sus negocios. A estos también tenemos que ayudarlos, para eliminar la carga burocrática que padecen, para que tengan mejores condiciones laborales, para que puedan acceder a pensiones dignas, paro o bajas laborales sin que eso suponga un quebradero económico, y también para que puedan generar puestos de trabajo decentes o asegurar el relevo generacional. La vida de muchos de nuestros pueblos y barrios depende de ellos.

 

Irene de Miguel,

Portavoz de Unidas por Extremadura

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