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El idílico pueblo de Mallorca lleno de casas vacías y extranjeros ricos: “Me siento una aborigen”

En invierno, Deià es un pueblo prácticamente fantasma. Apenas algunos residentes asoman a sus calles. Con 640 habitantes, el municipio ha perdido población local mientras ve cómo se disparan el número de extranjeros, las plazas turísticas y, sobre todo, el precio de las viviendas. “Aquí solo hay 'guiris' a los que no les afecta que el alquiler suba o baje”, comenta un trabajador mientras se afana en instalar unos cables de electricidad en la fachada de un edificio.

La localidad, situada en plena Serra de Tramuntana –declarada en 2011 Patrimonio de la Humanidad–, sufre desde hace años los efectos de la compra extranjera masiva, la especulación inmobiliaria, la voracidad de los fondos de inversión y el desenfreno del alquiler vacacional. En 2020, Deià era la segunda localidad española con el suelo urbano más caro, tan solo por detrás de Formentera.

A todo ello se suma un problema al que el pueblo quiere poner coto: de las 700 viviendas con las que cuenta la localidad, casi 200 se encuentran vacías, mientras los precios desorbitados cierran las puertas de la oferta inmobiliaria a las rentas más moderadas. “Vivir aquí es un acto de fe”, comenta a elDiario.es Antònia Oliver, residente de toda la vida en el municipio mallorquín, quien, asegura, ha llegado a sentirse “una aborigen” en Deià.“Quedamos muy pocos los que somos de aquí. Con un sueldo normal vivir en Deià es imposible. Las viviendas se han convertido en casas para nuevos ricos”, afirma.

En medio del debate sobre la posibilidad de que Balears pueda limitar la compra de viviendas por parte de extranjeros, una medida que para muchos no es baladí teniendo en cuenta que el archipiélago es la Comunidad Autónoma que registra los mayores encarecimientos de los precios en la compraventa de inmuebles y donde más años de salario se requieren para poder afrontar la adquisición de un hogar, el Ajuntament de Deià prevé impulsar una iniciativa pionera en Mallorca: la aplicación de un recargo del 50% en el pago del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) a las viviendas que se encuentren vacías con carácter permanente. El Consistorio ha detectado que 196 propiedades se hallan en esta situación.

Casa de artistas como Robert Graves

Ubicado a 34 kilómetros de Palma, Deià no solo es el pueblo que fascinó a Robert Graves y en cuyo cementerio descansan los restos del autor de Yo, Claudio, quien buscó en la localidad la tranquilidad que le alejara de los horrores de la Gran Guerra y le permitiera evocar, entre montaña, mar y bancales de olivos, las antiguas gestas de Roma y Grecia. Antes que él, intelectuales, pintores y viajeros de toda índole frecuentaron sus calles intrincadas en busca de inspiración. Ya lo decía el novelista británico: “Aquí encontré el escenario que deseaba para mi trabajo como escritor: sol, mar, montañas, frescos arroyos, árboles de sombra, nada de política y algunos lujos de la civilización, como la electricidad”.

A partir de los años cincuenta, la estancia de Graves y la imagen proyectada a nivel internacional de una Deià abierta y bohemia atrajeron a un mayor número de extranjeros lanzados a la búsqueda de inmuebles en la zona. Más tarde, la localidad se convertía en icono del movimiento hippie y, en los ochenta, la apertura del hotel de lujo La Residencia por parte del magnate Richard Branson transformaba el municipio en refugio de músicos, actores y otras personalidades de elevado poder adquisitivo.

En la actualidad, Deià es el municipio balear con el porcentaje más elevado de población extranjera, un 37,2%, la mayor parte con cuantiosas rentas y segundas residencias. Una circunstancia que pone en riesgo la continuidad generacional de la población local, que constituye tan solo el 25,2% (170 habitantes), según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) procedentes del padrón municipal de 2021. El resto de residentes se han trasladado a Deià procedentes de otros municipios de Balears y del resto de Comunidades Autónomas. El grueso de la población extranjera lo conforman los oriundos de Reino Unido (el 23,1%), seguidos de los franceses (9,6%) y los alemanes (8,8%).

Deià, a golpe de talonario

La imagen actual de Deià se fundamenta en buena parte sobre su pasado artístico, promocionado a bombo y platillo en alemán e inglés por parte de las inmobiliarias. Varias agencias se dispersan a lo largo de la carretera principal que atraviesa la localidad. Sus escaparates los adornan anuncios de casas y fincas cuyos precios superan las siete cifras. “Uno de los primeros visitantes de Deià fue el archiduque Luís Salvador de Austria, responsable de la construcción de muchas de las impresionantes casas solariegas de la zona. Desde entonces, muchas figuras destacadas del mundo del arte, la literatura y la música de todo el mundo han disfrutado y continúan haciéndolo”, reza el portal de la empresa Charles Marlow & Bros. En su web, el inmueble más barato, un chalet adosado situado en el centro del municipio, se oferta por 990.000 euros.

Engels & Volkers, otra de las agencias asentadas en la localidad, anuncia la finca de menor precio por 1.150.000 euros. Y en Idealista, la vivienda más económica, un estudio de 73 metros cuadrados, se vende por 320.000. “Aunque es uno de los municipios más pequeños y remotos de la isla, la zona es ampliamente considerada como el centro cultural de Mallorca”, es otro de los reclamos que se leen en uno de los anuncios de venta.

Con el metro cuadrado a 6.091 euros, según datos de Idealista a diciembre de 2022 –en el conjunto de Balears, el precio medio se sitúa en 3.706 euros–, Deià se vende a golpe de talonario. En 2020, la localidad mallorquina era la segunda más cara de España, tan solo por detrás de Formentera, cuyo metro cuadrado se elevaba a 7.643 euros. En noviembre de 2021, el coste del metro cuadrado en la localidad mallorquina superó su máximo histórico al situarse por encima de los 6.300 euros.

El inmueble más barato de 'Charles Marlow & Bros' es un chalet adosado situado en el centro del municipio, que se oferta por 990.000 euros. En 'Engels & Volkers', otra de las agencias, la finca de menor precio cuesta 1.150.000 euros

“Un geriátrico de los países europeos”

“La gente joven del pueblo no tiene futuro aquí. Deià se va a convertir en un geriátrico de los países europeos”, asevera Antònia Oliver mientras apura los últimos sorbos de un café en la terraza de uno de los bares típicos del pueblo. Las vistas del Puig del Teix, a cuyas faldas se extiende el municipio, son testigo de una mañana de enero presidida por un sol de justicia. La imagen prácticamente obnubila. La acompaña la artista plástica Gina Cubeles, quien añade que la localidad también se encuentra “a un paso de ser un parque temático”. Ambas comparten apreciaciones sobre la situación en la que encuentra sumido el municipio: “Esta gente es tan rica que le da lo mismo que le suban un 50% el IBI”, comentan sobre la nueva medida anunciada por el Ajuntament.

Cubeles busca un local en el que pintar sus obras, pero hasta el momento su empeño ha resultado infructuoso. “Los precios son absolutamente disparatados. Me han ofrecido locales a precio de casa. Me pedían 1.200 euros por una cochera. Una locura”, se lamenta.

Los precios son absolutamente disparatados. Me han ofrecido locales a precio de casa. Me pedían 1.200 euros por una cochera. Una locura

“Prefieren poner el piso en Airbnb”

Otra de las problemáticas a las que aluden Oliver y Cubeles son las dificultades con las que se topan, en temporada alta, los empleados que encuentran trabajo en la hostelería: “No pueden vivir aquí porque no pueden pagar un alquiler, y muchos de ellos deben buscar un piso en Palma o alquilar una casa entre cuatro o cinco. Y si te vas fuera, te tienes que pagar el trayecto. Si tienes un sueldo medio de 1.500 euros y tienes que pagar 1.200 por una vivienda, ¿te quedas sin comer?”, añaden.

Precisamente, Daniel Corresa, camarero del restaurante Ca Na Marca, explica las dificultades que los hosteleros deben afrontar para encontrar personal en verano. “Aquí estamos fastidiados porque no hay camareros. Antes venían un montón de la Península y alquilaban una habitación por 400 euros. Si tienes un sueldo de 1.800 euros más propinas, perfecto, podías pagarla. Pero ahora ¿para qué vas a llenar tu casa con cuatro personas que van a pasar la temporada cuando puedes sacar mucho más si pones el piso en Airbnb y en dos meses sacar lo de todo el año?”, comenta.

Y añade: “Pagar 200 ó 250 euros de alquiler para hacerte toda la temporada y ahorrar 1.600 euros se puede en otros lugares, pero no en Deià con el actual nivel de vida. No te sale a cuenta”. Señala, incluso, que numerosas viviendas son alquiladas por los propios hoteles para atraer a trabajadores y que estos puedan alojarse en ellas. Es una de las alternativas por las que, prácticamente a la desesperada, optan algunos hoteleros para retener a los empleados en temporada alta frente al fuerte encarecimiento de las viviendas. Corresa afirma que incluso a él mismo le ha costado “la vida” poder acceder a una vivienda, en su caso en el municipio de Sóller. “Si no fuese por mis padres y los de mi mujer no habríamos podido”, reconoce.

“Dejad de acosar a los inquilinos”

Otros vecinos, quienes prefieren mantenerse en el anonimato, señalan que han llegado a recibir notas y folletos publicitarios de inmobiliarias que se ofrecen a comprar su casa. “Dejad de acosar a los inquilinos. Dos personas de su agencia siguen apareciendo con su Jeep pidiendo el número de propietario y no parecen entender que no queremos su negocio”, se puede leer entre las reseñas online sobre una de las inmobiliarias.

Desde hace años, las movilizaciones se han ido sucediendo en Deià contra la proyección de nuevas construcciones, como en el caso de la macrourbanización Petit Deià, un proyecto desarrollado por Marcapital, especializada en la promoción de viviendas singulares “ubicadas en zonas prime de Mallorca”, como apunta en su web. En 2020, los promotores anunciaban estas viviendas “de estilo mediterráneo y singular” y ofrecían “vía libre para soñar en grande y volverte un vecino más de la preciosa localidad de Deià”. “Los inversores internacionales han ido avanzando durante finales de 2019 su intención de invertir en fondos y activos españoles durante este año por las propicias condiciones económicas que se presentan. Nadie puede resistirse a fijar un hogar en la venerada Serra de Tramuntana”, señalaban.

Más plazas turísticas que residentes

El alcalde de Deià, Lluís Apesteguia, señala que la situación del municipio “no es diferente de la del resto de Mallorca” en cuanto a la “grave dificultad de acceso a la vivienda”, aunque matiza: “Nosotros la sufrimos de forma más intensa debido a que desde hace tiempo ya padecemos un enorme proceso de gentrificación”. En declaraciones a elDiario.es, el primer edil apunta que, “por diversas circunstancias, Deià es de interés para muchas personas con un elevado capital que han querido invertir aquí, porque la vivienda le ofrece un rendimiento económico muy alto y, con su compraventa especulativa, unas plusvalías muy elevadas”.

El boom del alquiler vacacional ha provocado, además, que en Deià haya más plazas turísticas que residentes: 1.190, casi el doble de la población censada en el municipio, o prácticamente dos plazas por habitante. Un hecho que ha provocado, lamenta Apesteguia, el incremento de la gentrificación y los procesos especulativos, con “gente o sociedades que compran casas directamente para destinarlas al alquiler turístico”.

En su estudio Del llano a la montaña y del norte al sur en busca de clima, paisaje y experiencias. Valldemossa y Deià (Mallorca) como reclamos turísticos, el catedrático de Geografía Onofre Rullan destaca cómo los antiguos propietarios y explotadores de la tierra de Deià han emigrado o se han convertido en jardineros y cuidadores de las propiedades adquiridas por los extranjeros.

El alcalde subirá el IBI de las viviendas vacías

El alcalde señala que con el recargo del IBI, una medida prevista en la Ley de Haciendas Locales que en Mallorca “está muy poco explotada”, se persiguen dos objetivos principales: “Por un lado, animar a la gente a hacer servir la vivienda que tiene en propiedad. Por otro, si no la quiere utilizar, que alguien pueda vivir en ella. Es decir, uno mismo decide si la quiere tener o no vacía. En ese caso, esa mayor recaptación que tendremos como Ayuntamiento podrá destinarse a otras políticas de vivienda”.

Esa mayor recaptación que tendremos como Ayuntamiento gracias a la subida del IBI a las casas vacías podrá destinarse a otras políticas de vivienda

Para ello, el Consistorio ha elaborado un censo de viviendas y, a partir de ahí, con el padrón municipal y el registro de licencias de actividades en mano, ha detectado cuáles son las casas que se encuentran vacías, en desuso o en las que no hay nadie empadronado. En total, 190. El alcalde estima que se trata, sobre todo, de viviendas compradas para especular, además de casas heredadas cuyos propietarios actuales “no se han animado a ponerlas en el mercado”. Hasta el momento, una treintena de personas ya han presentado alegaciones: muchas de ellas señalan que es su segunda residencia y aseguran, registro de consumos en mano, que sí la utilizan.  

Balears, la autonomía donde más extranjeros compran viviendas

En el resto de Balears, la población no es ajena a la problemática que desde hace décadas arrastra el archipiélago en materia de vivienda, como la escasez de suelo, la presión urbanística o la limitación de las viviendas disponibles como efecto colateral de la pujanza del alquiler vacacional. Además de continuar siendo la región con la vivienda más cara –con un incremento del 8,3% anual en el tercer trimestre de 2022, según datos del INE–, las islas encabezan otro ranking: se trata de la autonomía con mayor peso de compra por parte de extranjeros, con un 38,95% del total de operaciones inmobiliarias –sobre todo, viviendas unifamiliares en primera línea cuyos precios superan con holgura el millón de euros–, frente al 12,61 por ciento a nivel nacional, de acuerdo a los datos de la Estadística Registral Inmobiliaria.

Solo en Menorca, el mercado inmobiliario se resiente mientras los franceses protagonizan gran parte de las operaciones de compraventa y el número de residentes galos no deja de crecer. Mientras tanto, en todas las islas, los residentes ven cada vez más mermado su poder adquisitivo a pesar de las cifras récord de la última temporada turística. El Govern balear ha reclamado al Ejecutivo central la aprobación de la Ley de Vivienda –que estaba prevista para finales de 2022– para poder declarar todo el archipiélago como “zona tensionada” y así limitar los precios.

Para paliar estos efectos, el partido ecosoberanista MÉS per Menorca, formación que en diversas iniciativas ha ofrecido apoyo externo al actual Ejecutivo de Francina Armengol (PSOE), planteó el año pasado la limitación de la compra de segundas residencias por parte de extranjeros. El debate se encuentra en pleno apogeo. Mientras el vicepresidente del Govern balear, Juan Pedro Yllanes, abogaba a principios de enero por “presionar” al Gobierno central para que inicie las negociaciones con la Unión Europea con el objetivo de que Balears pueda abordar esta medida, consciente de que se trata de una cuestión “compleja” en un contexto de libre circulación, Armengol señalaba esta semana que se están llevando a cabo estrategias comunes con otras islas de la UE “para efectuar un planteamiento más global”. 

Austria, ¿ejemplo a seguir en Balears?

Al respecto, el especialista en materia de vivienda Eduard Vila apunta que la opción “más inteligente” a aplicar en Balears sería la implantada por el Landesgericht Salzburg, en Austria, que optó por limitar el incesante incremento de las segundas residencias con una excepción que finalmente fue adaptada a la legislación comunitaria tras la entrada del país en la Unión Europea. Tal precepto permite a los municipios poner un tope a las segundas residencias a fin de frenar el incesante incremento de estas y, con ello, el desorbitado aumento de los precios de las primeras viviendas, favoreciendo así al residente local.

No en vano, una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE reconoció en 1999 que, en el caso de las zonas de alto valor paisajístico y gran atractivo turístico, como en el caso de los Alpes austríacos, debe protegerse a la población frente a una excesiva presión exterior. “De todos los intentos que ha habido a nivel europeo en este sentido, creo que este el que mejor se adaptaría a medio y largo plazo”, subraya Vila.

El experto apunta, asimismo, a las limitaciones impulsadas en Austria en cuanto a impuestos: “Si quieres comprar una vivienda, el IRPF lo tienes que declarar ahí. Y eso se lo piden a todo el mundo, austríacos o no, algo que aquí no sucede: da igual si viene alguien y compra en nombre de una sociedad que tributa en las islas del Canal”. “Por un lado, tienen el atractivo fiscal y financiero que les da músculo. Si tú quieres comprar algo, no tendrás ningún problema, pero deberás pagar los impuestos en el lugar”, añade.

Con todo, el especialista advierte de que este tipo de limitaciones, “por sí solas y de forma exclusiva, no van a estabilizar el mercado ni a eliminar la hiperespeculación a la que estamos sometidos hoy en día. Una vez efectuado ese paso, seguirá siendo necesario construir vivienda pública y, sobre todo, el impulso de medidas encaminadas a evitar la gentrificación”.

No podemos sacrificar la residencia principal por el último negocio de moda, que es lo que estamos haciendo. Las viviendas son primero para residir y luego viene todo lo demás

Balears, por el momento, mira hacia Canadá. El Ejecutivo de Justin Trudeau prohibirá durante los próximos dos años la compra de viviendas a extranjeros no residentes con el objetivo de controlar los precios, desbocados desde el comienzo de la pandemia, y contener, además, la adquisición de propiedades como inversión por parte de las grandes fortunas internacionales. “Es un ejemplo a seguir”, asevera Yllanes.

Grecia, mientras tanto, acaba de restringir los requisitos para lograr las golden visas inmobiliarias o programas de residencia por inversión; Portugal se está planteando eliminarlas y Bruselas ha puesto en entredicho este tipo de iniciativas –que nacieron al socaire de la última crisis financiera– porque han beneficiado a las grandes fortunas rusas próximas al Kremlin.

Vila, por su parte, se muestra tajante frente a las voces que se alzan contra tales limitaciones alegando la vulneración de la legislación europea respecto a la libre circulación de personas, bienes y capitales: “No es una cuestión de no permitir que los extranjeros vengan, sino de proteger la vivienda como residencia principal. Si el sobrante que quede se quiere destinar a inversión o a segunda residencia, ningún problema. Pero no podemos sacrificar la residencia principal por el último negocio de moda, que es lo que estamos haciendo. Las viviendas son primero para residir y luego viene todo lo demás”, sentencia.