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La cumbre de paz de Suiza respalda la “integridad territorial” de Ucrania sin la firma de países clave del sur global

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; la presidenta suiza, Viola Amherd; el presidente de Chile, Gabriel Boric, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

Icíar Gutiérrez

16 de junio de 2024 14:30 h

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Rodeados por un paisaje alpino de postal en lo alto de una montaña suiza, los líderes reunidos en la cumbre de Bürgenstock han acordado este domingo un comunicado conjunto que sostiene que la integridad territorial de Ucrania debe ser la base de cualquier paz, culminando un evento con el que Volodímir Zelenski buscaba aumentar la presión diplomática sobre Vladímir Putin y apuntalar el apoyo internacional a su visión del fin de la guerra.

No obstante, algunos países destacados como India, Sudáfrica, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y México –Brasil solo ha asistido en calidad de observador– no han firmado la declaración final, sacando a flote la dificultad de Ucrania para cortejar al llamado sur global, cristalizada también en las reservas de varios actores por la ausencia de Rusia. La presencia de muchos de esos países no signatarios estuvo en duda casi hasta el último momento y han estado finalmente representados por ministros o enviados de nivel inferior, no por jefes de Estado o Gobierno.

En lo que Zelenski ha calificado como un “gran éxito”, unos 80 de los aproximadamente 90 países asistentes sí se han adherido al documento, entre ellos los de la Unión Europea –España incluida– y Estados Unidos, pero también otros como Turquía, Kenia o Chile.

El comunicado orbita en torno al principio de que la “integridad territorial” de Ucrania debe respetarse en cualquier acuerdo de paz para poner fin a la guerra, una demanda clave para Kiev, y afirma que “el diálogo entre todas las partes” será necesario para lograr un acuerdo duradero. “La Carta de las Naciones Unidas, incluidos los principios de respeto de la integridad territorial y la soberanía de todos los Estados, puede servir y servirá de base para lograr una paz global, justa y duradera en Ucrania”, reza la declaración.

La presidenta suiza, Viola Amherd, ha descrito el comunicado conjunto como “una clara señal al pueblo de Ucrania y a todos los afectados directamente por las consecuencias de la guerra”. “Una gran parte de la comunidad internacional tiene el deseo de lograr un cambio”, ha dicho. “Lo más importante es que entendamos que el camino hacia la paz en Ucrania debe seguirse sobre la base del derecho internacional y, en particular, de la Carta de las Naciones Unidas”.

Zelenski ha reiterado que el texto, que también reclama seguridad nuclear y de tránsito marítimo, sigue abierto para su firma más adelante. “Hay países que ahora están pensando en unirse, tienen consultas en casa... Hay diferentes países con diferentes opiniones, y debemos respetar la opinión de todos”, ha dicho en una rueda de prensa. En cuanto a los países que no se han unido, ha agregado: “Tienen su propia visión de la guerra en Ucrania. Es muy difícil para ellos. La larga influencia de la Unión Soviética en las relaciones... todo esto tiene un impacto. Pero la verdad seguirá encontrando una puerta para cualquiera”.

Unos 100 Estados y organizaciones han asistido a las conversaciones este fin de semana en un complejo turístico de Bürgenstock, sobre el lago de Lucerna. Rusia no ha sido invitada –Suiza ha argumentado que sus representantes no tenían interés en participar– y se ha afanado en retratar la cumbre como una pérdida de tiempo. El encuentro también ha estado marcado por la notable ausencia de China –que justificó por la no asistencia de Moscú–, razón por la que muchos han sembrado dudas sobre la eficacia de la cita.

Durante los preparativos, Zelenski ha acusado repetidamente a Moscú de tratar de torpedear la cumbre. Este domingo lo ha reiterado. “Rusia hizo todo lo posible para impedir que muchos líderes asistieran”. ha dicho. Sobre el gigante asiático, que ha presentado su propia iniciativa de paz y con el que Kiev siempre ha procurado ser mantener una relación cuidadosa en público, el mandatario ucraniano ha afirmado que “es un Estado muy serio, una economía seria que tiene influencia política y económica en Rusia”. “Creo que China podría ayudarnos”, ha dicho. “Ucrania nunca ha dicho que China sea nuestro enemigo”, ha agregado. “Lo único que queremos es que China respete la integridad territorial de Ucrania y nuestra soberanía”. 

“Sin sorpresas”

La cumbre ha tenido lugar en un momento en el que las fuerzas rusas han estado logrando modestos avances territoriales en el este y noreste de Ucrania más de dos años después de una invasión que se ha cobrado miles de vidas, ha arrasado ciudades y ha obligado a huir a millones de personas. Sin embargo, se esperaban pocos resultados importantes este fin de semana. Las posibilidades de una salida diplomática a la guerra en estos momentos continúan siendo escasas: ambas partes creen que tienen margen para mejorar su posición por vía militar y Rusia persiste en su exigencia de que Ucrania ceda su territorio, algo que Kiev sigue sin estar dispuesta a aceptar.

Tras meses de preparativos intensos, las autoridades ucranianas han ensalzado la propia celebración de la cumbre como un éxito, y la han calificado como “el primer paso hacia una paz justa basada en la Carta de Naciones Unidas y en los principios básicos del derecho internacional”, como ha repetido este domingo el jefe de la oficina presidencial ucraniana, Andrí Yermak. “Esta cumbre dice que el apoyo internacional [a Ucrania] no se está debilitando”, ha dicho Zelenski, que ha señalado que Estados que anteriormente no habían participado en esfuerzos diplomáticos se han sumado al proceso.

Por Bürgenstock han desfilado líderes como el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, el presidente francés, Emmanuel Macron, el canciller alemán, Olaf Scholz o el primer ministro británico Rishi Sunak. También ha habido representación de países africanos, asiáticos y latinoamericanos. Estos son los casos del presidente argentino Javier Milei o el chileno, Gabriel Boric, quien ha intervenido en la comparecencia ante la prensa. “Estamos ante una clara invasión territorial, la de Rusia y Ucrania, como también lo vivimos con los ataques que se están viviendo en Gaza por parte del Ejército de Israel”, ha subrayado Boric durante su participación en la cumbre. “Como pequeño país del sur del mundo, con 20 millones de habitantes, somos conscientes de que solo el respeto al derecho internacional y a los derechos humanos, puede garantizar la paz”, ha dicho. También ha habido grandes ausentes, como el presidente colombiano, Gustavo Petro, que canceló su asistencia en el último momento, o el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

“El resultado es, más o menos, el que se esperaba”, dice a elDiario.es José Antonio Sanahuja, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, que resalta el “desigual respaldo” del sur global a pesar de los esfuerzos de los organizadores para atraer a esos países.

“Los BRICS (menos Rusia) o no han acudido a la reunión, o lo han hecho con delegaciones de nivel más bajo, y/o no han secundado la declaración, a pesar de que no dice nada que no hayan asumido anteriormente. No se trata tanto de Ucrania, como de la posición contrahegemónica contra el 'Occidente colectivo' que vienen adoptando desde hace tiempo”. A juicio del profesor, “los países 'antioccidentales' están utilizando Gaza y Ucrania como parte de una estrategia de contestación o impugnación de la hegemonía occidental, y eso explicaría sus posiciones en esta cumbre”. “Si no asisten o no suscriben la declaración no es por su contenido (lo han aceptado ya con su voto en Naciones Unidas) sino por lo que supone en cuanto a alineamientos geopolíticos”, agrega.

En la misma línea, Pavel K. Baev, investigador del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO), señala a este medio que la reunión termina “sin sorpresas”. “Por raro que parezca, para mí el texto es menos importante que la 'foto de familia”, dice. “Zelenski invirtió demasiado en organizar esta cumbre, pero Moscú llevó a cabo tal campaña de perturbación y sabotaje que el hecho de que hubiera 100 participantes se convirtió en una importante victoria diplomática para Ucrania”. Cree que, en sí misma, “la cumbre no ha aportado gran cosa, pero encaja en la secuencia de acontecimientos –de Shanghái a Ramstein, y de Normandía al G7– que juntos producen una consolidación significativa de la coalición que apoya a Ucrania”.

Sobre el sur global, el experto del PRIO sostiene que “no existe –ni puede existir– una posición coherente”. “Estos actores persiguen intereses locales muy diferentes y esenciales, y si India va en una dirección, Pakistán, por regla general, va en la dirección contraria. Pero estos actores no hacen oídos sordos al argumento sobre la defensa de las normas internacionales, en particular, la integridad territorial. Esta es una oportunidad para Ucrania, y Zelenski se esfuerza por aprovecharla”, remarca.

Qué han acordado

Las conversaciones de este domingo han girado en torno a la búsqueda de una posición conjunta sobre seguridad nuclear y alimentaria, y la devolución de prisioneros de guerra y niños deportados de Ucrania durante la guerra, tres puntos de la 'fórmula de paz' de Zelenski en los que Ucrania decidió centrarse para ganar tracción y el mayor número de participantes posible, marcándose objetivos más modestos al omitir cuestiones más espinosas.

El documento final se refiere a la “guerra” de Rusia contra Ucrania. Pide que Kiev tenga “pleno control soberano” sobre la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa –ocupada por las tropas de Moscú poco después del inicio de la invasión– y declara “inadmisible” cualquier amenaza o uso de armas nucleares en el contexto de la guerra de Ucrania. También demanda la liberación de todos los prisioneros de guerra en un “intercambio completo” y la devolución de todos los niños ucranianos “deportados y desplazados ilegalmente”. En lo relativo a la seguridad alimentaria, remarca que la navegación comercial “libre, plena y segura, así como el acceso a los puertos marítimos de los mares Negro y de Azov, son fundamentales”, y condena los ataques contra buques mercantes en los puertos y a lo largo de toda la ruta, así como contra puertos e infraestructuras portuarias civiles.

Parte del tira y afloja diplomático de la cumbre ha sido lograr un equilibrio en esta declaración final, navegando entre condenar las acciones de Rusia y conseguir la mayor adhesión posible, una tarea difícil debido a los diferentes puntos de vista de los países sobre cómo lograr exactamente la paz. Zelenski ha asegurado que el texto acordado refleja “plenamente” las intenciones de Ucrania. Pero el comunicado no ha obtenido el apoyo unánime de los participantes.

Y ahora qué

Suiza, un país de tradición neutral, aceptó acoger una cumbre de alto nivel después de que se lo pidiera Zelenski. Con ella, Berna perseguía el objetivo declarado de “iniciar un proceso de paz y elaborar los pasos hacia dicho proceso”, facilitando los debates “que podrían conducir a una paz justa y duradera en Ucrania”. Sin embargo, las autoridades suizas han dejado claro en todo momento que no sería un foro de negociación, sino una conferencia de alto nivel “para crear una base apoyada conjuntamente para futuras negociaciones” y han insistido en que esperan que algún día Moscú se una al proceso.

Kiev y Berna aspiraban a anunciar el anfitrión de una conferencia de seguimiento destinada aprovechar el impulso de este encuentro, que sigue la estela de otras reuniones para abordar la guerra en Yeda, Copenhague, Malta y Davos. Sin embargo, ningún país se ha ofrecido a acoger otra reunión de este tipo, con un notable silencio por parte de Arabia Saudí, señalada como posible sede futura, según recoge Reuters.

“Ahora, después de la cumbre, hemos propuesto y acordado continuar nuestro trabajo conjunto a un nivel más técnico, a nivel de asesores y ministros en el formato de reuniones especiales dirigidas o codirigidas por países individuales”, ha explicado Zelenski. Según él, estos grupos trabajarán del mismo modo que los asesores de seguridad nacional de los líderes de los países trabajaron durante la preparación de esta cumbre.

“Ya tenemos acuerdos preliminares con países como Francia, República Checa, Turquía, Kenia, Arabia Saudí, Estados Unidos, Noruega, Polonia, Canadá, Qatar, Chile, Ghana, Finlandia, Países Bajos, Alemania y Reino Unido para aceptar el trabajo de los grupos, dirigirlos y codirigirlos”, ha dicho el mandatario ucraniano, quien ha agregado que cuando esté listo un plan de acción para aplicar cada punto declarado en el documento, podría celebrarse la segunda cumbre de paz. “No tenemos tiempo para un trabajo a largo plazo. Avanzar hacia la paz significa hacerlo rápidamente. La preparación llevará meses, no años”.

Este sábado, el presidente ucraniano había afirmado que, una vez se acordara un plan de acción, éste se presentaría a Rusia “para que en la segunda cumbre de paz podamos fijar el verdadero fin de la guerra”. “Entendemos perfectamente que llegará un momento en que será necesario hablar con Rusia”, ha dicho el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba. “Pero nuestra posición es muy clara: no permitiremos que Rusia hable en el lenguaje de los ultimátums como lo está haciendo ahora”.

Este domingo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha asegurado que Vladímir Putin no descarta conversaciones con Ucrania, pero ha añadido que Zelenski no podría participar.

El viernes pasado, en vísperas de la cumbre, el presidente ruso volvió a ofrecer un alto el fuego sin proponer concesiones, en lo que muchos vieron una maniobra para desvirtuar la cita en Suiza. Putin puso sobre la mesa exigencias maximalistas como que Kiev entregue los territorios del Donbás y el sur que ocupa solo parcialmente, insistiendo también en el abandono de su intento de unirse a la OTAN, la “desmilitarización” y la “desnazificación”.

Muchos líderes occidentales han rechazado estas demandas durante la cumbre. “Putin no se toma en serio poner fin a la guerra. Insiste en la capitulación. Insiste en ceder territorio ucraniano, incluso territorio que hoy no está ocupado por él. Insiste en desarmar a Ucrania, dejándola vulnerable a futuras agresiones. Ningún país aceptaría jamás estas condiciones indignantes”, ha dicho Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

Las autoridades del país invadido han reiterado que Moscú no actúa de buena fe y se han opuesto el planteamiento de Putin. Para poner fin a la guerra, Kiev exige la retirada de todas las tropas rusas del territorio de Ucrania y la recuperación de todos los territorios dentro de sus fronteras de 1991. En este sentido, Zelenski ha dicho que Rusia puede iniciar negociaciones de paz “mañana” si se retira de territorio ucraniano.

“Putin ha robado parte de la atención mediática con su 'plan', pero también ha mostrado a las claras que esto no va tanto de Ucrania y la OTAN, como de territorio”, dice Sanahuja, que explica sus tesis en un artículo publicado recientemente. “El proceso de la 'fórmula Zelenski' continuará, y esta reunión ha mostrado que tiene apoyos muy amplios, y que el sur global está dividido respecto a Ucrania. Pero no creo que haya opción de negociaciones de paz sustantivas hasta bien entrado 2025. Ambos contendientes van a seguir midiéndose militarmente, y a la espera de que el otro se agote antes”.

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