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El Frente Nacional no consigue ser el primer partido en las elecciones provinciales de Francia

Marine Le Pen/ Efe

Paula Rosas

París —

Manuel Valls no pudo disimular este domingo su alivio al conocer que el Frente Nacional no iba a ser el partido más votado de Francia. Minutos después de que los últimos colegios electorales cerraran sus puertas, el primer ministro se encendió un puro y “se relajó”, relata una periodista de France Info, testigo del revelador gesto de un hombre que apenas fuma. El batacazo del Partido Socialista o la victoria de su archienemigo Nicolas Sarkozy parecieron pasar a un segundo plano, al menos de momento.

Muchos en Francia, que han observado con preocupación el ascenso y consolidación de la ultraderecha, suspiraron también de alivio, con puro o sin él.

Una marea azul vuelve a teñir el mapa de Francia aunque, por el momento, no lo domina el azul marino. El giro a la derecha del país galo que se viene gestando en el último año tuvo este domingo, con la primera vuelta de las elecciones departamentales, su confirmación más rotunda. La mayoría de los franceses ha optado por la alianza de centroderecha, que encabeza el incombustible expresidente Sarkozy, o por la ultraderecha de Marine Le Pen, que ha mejorado incluso los resultados de los pasados comicios europeos. Aunque no ha conseguido ser la fuerza más respaldada, ha ganado 360.000 votantes desde entonces. “Y porque no se ha votado ni en París ni en Lyon”, ha recalcado la política.

Algo más airoso de lo que vaticinaban las encuestas ha salido el Partido Socialista del presidente François Hollande, que ha obtenido un 21,85% y se sitúa como tercera fuerza. La movilización de la izquierda tras el susto de las europeas ha beneficiado a los socialistas, aunque las divisiones han drenado parte de los sufragios que se han desviado hacia partidos como los comunistas o los Verdes. Si hubieran ido juntos habrían superado al Frente Nacional con un 28,66%, pero lo cierto es que la izquierda estará ausente en la segunda vuelta de unas 500 circunscripciones de las más de 2.000 que están en juego.

Nicolas Sarkozy, que regresó al ruedo político el pasado septiembre, sale muy consolidado de estos comicios, en los que apenas se juegan competencias importantes, pero que sirven de termómetro para medir el pulso del país. La alianza de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) con los centristas de la Unión de Demócratas e Independientes (UDI) ha convencido a un 29,4% de los votantes.

Pero si algo vienen a subrayar los resultados de estos comicios es que el fin del bipartidismo también parece haber llegado a Francia. La extrema derecha de Marine Le Pen ha demostrado no ser una tendencia pasajera y haber llegado para quedarse. Aunque su escasa mejora con respecto a las europeas, hace pensar que puede haber tocado techo.

Sarkozy no pacta con nadie

Siguiendo la misma estrategia que viene desarrollando en los últimos meses, la del “ni ni”, Sarkozy se ha negado a pedir a su electorado que apoyen a otros candidatos. La UMP “no llamará a votar ni por el Frente Nacional, con quienes no tenemos nada en común, ni por el Partido Socialista con quienes no compartimos decisiones”. El líder de la derecha francesa, tal y como ha venido haciendo durante toda la campaña, busca ahora seducir a los votantes de Le Pen para que apuesten por lo que ellos denominan como la “derecha republicana”.

“Entendemos la exasperación” de aquellos que han votado por el Frente Nacional, ha dicho Sarkozy, “pero ese partido no va a aportar ninguna respuesta a las dificultades de los franceses; al contrario, las agravará”. “¡La alternancia está en marcha y nada la va a parar!”, dijo, exultante, poco después del cierre de los colegios.

La izquierda en bloque ha arremetido este lunes contra el expresidente y su estrategia del “ni ni”, que ya puso contra las cuerdas el pasado febrero a los socialistas en la elección parcial de un diputado en la circunscripción de Doubs, escaño que finalmente ganaron por los pelos los de la rosa a la ultraderecha. Manuel Valls ha definido como “falta moral y falta política”, la postura de Sarkozy, y le ha pedido que cierre filas con los partidos republicanos frente a la amenaza de la extrema derecha.

“Cuando hay que elegir entre un candidato republicano y el Frente Nacional no se duda. La izquierda no duda”, ha dicho el primer ministro. Los radicales de izquierda también se han lanzado contra la estrategia de la derecha que califican de “actitud nihilista indefendible”.

Pero pese a ello, Marine Le Pen parece estar convencida de que los partidos tradicionales acabarán haciendo piña contra el Frente Nacional, tal y como ocurrió en las presidenciales de 2002 en las que su padre Jean Marie consiguió pasar a la segunda vuelta para ser derrotado por Jacques Chirac. El Frente Nacional ha sido el más votado en 326 circunscripciones y, del centenar de departamentos que componen Francia, quedó en cabeza en 43 de ellos, y segundo en 33. “No había pensado ganar ningún departamento, pero ahora creo que sería una bonita sorpresa”, ha dicho la líder del Frente Nacional, quien considera que podrían hacerse con los departamentos de Aisne (norte) y Vaucluse (sureste).

Sólo 286 candidatos han conseguido ser elegidos en primera vuelta, en su mayoría de la alianza UMP-UDI (220), pero también 8 del Frente Nacional. La segunda vuelta se celebrará el domingo 29 de marzo.

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