Muere Fethullah Gülen, el enemigo número uno de Erdogan en Turquía
El poderoso predicador y erudito religioso turco Fethullah Gülen ha fallecido en la noche del domingo al lunes en Estados Unidos, donde residía desde 1999 tras ser perseguido en varias ocasiones por las autoridades turcas con motivo de su liderazgo de un movimiento religioso de miles de seguidores repartidos en todo el mundo.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, fue su aliado durante años y ambos colaboraron en el crecimiento y expansión del otro. Sin embargo, aquella alianza acabó reventando públicamente en 2013 por las luchas internas de poder y la deriva autoritaria del actual presidente turco. Erdogan lo había convertido en su enemigo número uno y lo acusa de orquestar y planificar el intento de golpe de Estado de 2016. A pesar de las peticiones de extradición, EEUU nunca extraditó a Gülen a Turquía.
En 1995, buena parte de Turquía sigue en directo por televisión el matrimonio del hasta entonces mejor futbolista de todos los tiempos, Hakan Şükür. A un lado está el popular alcalde de Estambul, Recep Tayyip Erdogan, que hace de maestro de ceremonias. Al otro, el testigo de boda, Fethullah Gülen, un hombre medio calvo, de rostro redondo, con gafas y traje verdoso claro con corbata.
Profundamente devotos, Şükür, Erdogan y Gülen representan un sector de la sociedad tradicionalmente despreciado por las élites de un sistema garantizado por la fuerza del Ejército, que por aquel entonces ya ha culminado con éxito tres golpes de Estado (1960, 1971 y 1980).
Gülen y Erdogan se sienten víctimas del sistema y quieren refundarlo. Gülen nació en 1938, año de la muerte de Atatürk, y su vida, al igual que la de Erdogan, estuvo marcada por el estricto laicismo kemalista desde sus primeros días. Cuando su padre, Ramiz, que también fue imam, fue al registro para inscribir el nacimiento de su hijo, el funcionario en cuestión dijo que el nombre elegido, Muhammed Fethullah, era demasiado islámico. Ramiz no peleó y se dio la vuelta. Se fue y no volvió hasta tres años después, cuando nació su otro hijo. En esta ocasión, el funcionario inscribió a Gülen solo como Fethullah, omitiendo Muhammad. Por eso la fecha de nacimiento oficial del predicador es el 27 de abril de 1941, tres años después de la fecha real, según recoge una amable biografía que envuelve su vida en leyenda y misterio.
La juventud de Erdogan también estuvo marcada por ese secularismo kemalista. El futuro presidente estudiaba en una escuela religiosa cuyos alumnos a menudo denunciaban discriminación. Erdogan recuerda cómo le decían una y otra vez que su única salida profesional sería dedicarse a limpiar los cuerpos de los muertos. Los estudiantes de esas escuelas religiosas incluso tenían vetado el acceso a la universidad excepto para estudiar Teología.
Cuando Erdogan —convertido en primer ministro y posteriormente presidente— consiguió derrotar a esa élite secular que durante décadas había conseguido aplastar el auge del islamismo político, llegó la ruptura definitiva entre el político y el erudito religioso. Muchos analistas critican que los propios gülenistas colaboraron y adoptaron un papel fundamental en esa batalla junto con Erdogan en la que incluso se prepararon montajes judiciales para acabar con la cúpula militar turca y con opositores de todo tipo.
Para los seguidores del predicador, el gülenismo es un movimiento cívico, educativo y cultural inspirado por las interpretaciones islámicas de su referente y organizado en una red descentralizada de individuos que inician proyectos independientes entre sí y que dedican una parte de sus ingresos a las iniciativas del movimiento, centradas sobre todo en la educación.
Fuera de Turquía, además de los centros educativos y algunas empresas, los gülenistas establecen instituciones en las que todo gira en torno al diálogo intercultural e interconfesional. Los seguidores del predicador promueven públicamente la educación y el diálogo entre culturas como solución a todos los problemas del planeta, especialmente la pobreza y los conflictos.
El objetivo de Gülen fue sacar la religión de las mezquitas y las instituciones tradicionales de Turquía para adaptarla al mundo moderno y que las enseñanzas, valores y principios conservadores del predicador empaparan toda la estructura social. Por eso su movimiento intenta vincular la religión con el estudio y conocimiento de las ciencias y apoya también la economía de mercado y los proyectos empresariales de sus seguidores como representantes de un islam exitoso acorde a los tiempos.
Según Erdogan, sin embargo, su antiguo aliado lidera una red terrorista perfectamente organizada cuyos integrantes buscan hacerse con el poder infiltrándose en las instituciones poderosas del Estado y, para ello, la educación y el dinero son elementos clave.
Medios de comunicación y analistas han destacado la presencia de gülenistas dentro del poder judicial, la policía e incluso en el Ejército. Cables diplomáticos confidenciales de EEUU decían entonces que era imposible confirmar si la policía estaba efectivamente controlada por los gülenistas, pero que no había encontrado a nadie que pusiese en duda tal afirmación, decía el exembajador estadounidense en Turquía, James Jeffrey.
Pocas semanas después de aterrizar en Estados Unidos en 1999 salió a la luz una grabación que ha perseguido al predicador hasta hoy y que, según sus enemigos, es la prueba de la existencia de esa agenda oculta. Sentado relajado sobre una butaca, sin mirar a cámara y con el peso reclinado sobre su brazo izquierdo, Gülen transmite a sus seguidores la importancia de llegar a puestos de poder en el Estado: “Os debéis mover en las arterias del sistema sin que nadie note vuestra existencia hasta que alcancéis todos los centros de poder... Debéis esperar hasta el momento que tengáis todo el poder estatal; hasta que tengáis de vuestro lado todo el poder de la institución constitucional en Turquía”.
Gülen denunció entonces que los fragmentos publicados estaban cuidadosamente elegidos y recortados para manipular al público y sacar de contexto sus palabras. El líder religioso aseguró que estaba respondiendo a preguntas sobre un supuesto favoritismo para determinados grupos de interés y mafias en muchos puestos de trabajo de la burocracia estatal.
Desde el intento de golpe de 2016, Erdogan ha lanzado una purga tras otra para expulsar a los seguidores de Fethullah Gülen de las instituciones públicas, además de cerrar todas sus instituciones en Turquía e intentar lo mismo en el extranjero. En menos de diez días desde el golpe, Turquía ya había detenido a diez mil personas.
En la intentona golpista sí participaron gülenistas y, según Metin Gurcan, antiguo militar convertido en analista de defensa, constituían el grupo más preparado y más poderoso dentro de la operación. Sin embargo, hasta día de hoy Erdogan no ha logrado convencer a sus socios europeos y estadounidenses sobre la participación de Fethullah Gülen como cerebro de la operación.
Según concluyó el centro de inteligencia de la UE, INTCEN, “la decisión de lanzar el golpe nace del temor de una purga. Es probable que un grupo de militares compuesto de gülenistas, kemalistas, opositores del AKP y oportunistas estuviera detrás del golpe”. Los analistas europeos iban un paso más allá al asegurar que era poco probable que el propio Gülen hubiese desempeñado un papel en el atentado.
A menudo, esa operación de represión contra el Movimiento Gülen ha violado el Estado de derecho y los derechos humanos y ha incluido incluso secuestros internacionales orquestados por la agencia de inteligencia turca, MIT.
Mehmet Siginir, seguidor del predicador residente en España que tuvo que huir de Turquía, confía en que todo “irá a mejor” a partir de ahora. “Hizmet es un conjunto de principios de voluntarios, está totalmente descentralizado e integrado según las condiciones locales y las de la época. Seguro que sus seguidores superarán estos días tan tristes y duros y seguirán trabajando en sus proyectos”, dice a elDiario.es.
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