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ANÁLISIS

Las explosiones de los buscas de Hizbulá tienen detrás al Mosad casi con total certeza y eso es una enorme escalada

Una ambulancia avanza por la carretera después de un ataque a los buscas de miembros de Hizbulá en Dahieh, Beirut, sur del Líbano, el 17 de septiembre de 2024.
18 de septiembre de 2024 00:53 h

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Puede que Israel no lo haya reconocido, pero el extraordinario ataque coordinado contra Hizbulá, que ha hecho estallar miles de buscas utilizados por miembros del grupo libanés, es casi con toda seguridad una operación del Mosad. El servicio de inteligencia israelí lleva décadas participando en los asesinatos de dirigentes de Hamás y Hizbulá pero, si se confirma su participación, esto representa una escalada significativa.

Las informaciones siguen llegando pero, con al menos 12 muertos y unos 3.000 heridos en docenas, si no cientos, de explosiones coordinadas, el episodio demuestra un deseo despiadado e indiscriminado de atentar contra Hizbulá. El grupo había estado utilizando buscas como alternativa a los teléfonos móviles, que pueden ser rastreados y utilizados para dirigir ataques mortales con misiles contra sus comandantes.

No está claro cómo se produjeron las explosiones y, aunque es inevitable especular sobre la piratería informática, lo más probable es que fueran el resultado de dispositivos saboteados. Según las primeras informaciones, los buscas que explotaron eran un nuevo modelo fabricado por una empresa cuya cadena de suministro podría haber sido intervenida por los autores del atentado.

Yossi Melman, coautor de Espías contra el Armagedón y otros libros sobre los servicios secretos israelíes, subrayó que parecía que los buscas que explotaron habían sido “suministrados recientemente”, y añadió: “Sabemos que el Mosad es capaz de penetrar e infiltrarse en Hizbulá una y otra vez”. Pero puso en duda la estrategia del ataque, en el que murió una niña de 10 años.

“Aumenta las posibilidades de que la crisis fronteriza se convierta en una guerra”, advirtió Melman, y afirmó que se trataba “más bien de una señal de pánico” porque, aunque dijo que mostraba una extraordinaria capacidad para golpear en el corazón de Hizbulá, ni estaba muy dirigido ni cambiaría el panorama estratégico más amplio. “No veo en ello ningún avance”, concluyó.

Melman afirmó que, como mínimo, era probable algún tipo de respuesta por parte de Hizbulá. Este martes se supo que el grupo libanés, alineado con Irán y enfrentado violentamente a Israel desde hace meses, había planeado, según el servicio de seguridad nacional israelí Shin Bet, matar a un ex miembro de la seguridad israelí detonando a distancia un artefacto explosivo desde el Líbano.

Esto podría sugerir que el ataque con buscas fue una advertencia del tipo: “Todo lo que ustedes puedan hacer, nosotros lo podemos hacer mejor”. Pero tampoco sería la primera vez que Israel lleva a cabo un asesinato u otro ataque espectacular y los resultados son contraproducentes, o la situación no se desarrolla como se pretendía.

Ya en enero de 1996 se utilizó un teléfono móvil saboteado para hacer estallar a Yahya Ayyash, entonces el principal fabricante de bombas de Hamás, en la ciudad de Gaza. Ayyash, conocido como El Ingeniero, fue considerado responsable de la introducción de la estrategia de llevar a cabo atentados suicidas contra autobuses de pasajeros israelíes, pero su asesinato provocó una nueva oleada de atentados contra autobuses y no contribuyó mucho a calmar la crisis de entonces.

Jaled Meshal, otro dirigente de Hamás, sobrevivió a un intento de asesinato en 1997. A Meshal, entonces dirigente político de Hamás, le inyectaron veneno en la oreja en una operación autorizada por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, mientras se encontraba en Jordania. Meshal sobrevivió y algunos de los agentes israelíes responsables fueron detenidos, lo que llevó al rey Hussein de Jordania a romper un acuerdo de paz y amenazar con ahorcar a los conspiradores a menos que se suministrara un antídoto. Un Israel avergonzado se vio obligado a hacerlo.

Cinco horas después de llegar a Dubai en febrero de 2010, Mahmoud al-Mabhouh, dirigente de Hamás responsable de la adquisición de armas, fue asesinado en su habitación de hotel por un equipo de 11 asesinos que utilizaron pasaportes europeos falsos para ocultar sus identidades. Hamás acusó a Israel de estar detrás del complot, algunos de cuyos activos pudieron verse en imágenes de circuito cerrado de televisión difundidas por las autoridades de Dubai. Algunos de los agentes cambiaron de disfraz en una operación mortal que, a pesar de su elaboración, fue detectada.

Desde el comienzo de la última guerra de Israel contra Hamás, ha habido muchos más intentos de acabar con dirigentes del grupo palestino. Ismail Haniyeh, entonces líder político del grupo, fue asesinado por un “proyectil de corto alcance” en Teherán en agosto, lo que provocó las advertencias de Irán de que respondería con una acción militar directa contra Israel.

Aunque Irán se ha abstenido de atacar, la guerra entre Israel y Hamás está a punto de entrar en su segundo año, y podría decirse que las tensiones con Hizbulá en el norte del país nunca han sido mayores.

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