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Guerra cultural melenuda: el rock toma partido contra Vox

Miembros de más de mil bandas de rock se han unido en torno a un manifiesto contra el fascismo

Peio H. Riaño

3 de agosto de 2021 22:01 h

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“El rock tiene que posicionarse”. Es un llamamiento a la desesperada. Al otro lado del teléfono suelta entrecomillados Óscar Sancho, vocalista del grupo Lujuria, que reivindica el género como “el lenguaje de la juventud”. Él mismo reconoce que en 2021, en la pelea por la calle, el rock ha sido desplazado por el trap o el hip-hop, que han conectado mejor con el descontento de los nuevos parados. Aprovecha para pedir el perdón de Pablo Hasél y Valtònyc. Sancho entona el mea culpa pero acaba de dar un golpe en la mesa contra “la invasión de la extrema derecha”: es uno de los fundadores de la plataforma “Rock contra el fascismo”, que el cantante del grupo segoviano de heavy metal se adelanta a definir a los más de mil firmantes como “ni bellos ni apolíticos, críticos y combativos”. 

La plataforma fundada hace un mes ha saltado al escenario hace unos días, cuando la promotora RRS anunció un concierto de Los Barones en La Riviera de Madrid, junto con Obús, banda liderada por Fortu Sánchez. “Rock contra el fascismo” lanzó un comunicado en el que lamentaban, en tiempos en los que la música en vivo es una excepción, que en un concierto se fuera a normalizar “un discurso rancio, profundamente racista, xenófobo y homófobo”. La referencia era a Los Barones, sin uve, y a su líder, José Luis Campuzano, Sherpa, antiguo integrante de los Barón Rojo, a los que ha tomado temas clásicos para interpretarlos con su nuevo grupo. Campuzano ha defendido la artillería ideológica de Vox en sus redes sociales y en entrevistas en las que se ha definido como “el facha número uno del rock español”. 

“El problema es que Sherpa, de manera reiterada, ha solicitado que se reciba a los inmigrantes con metralletas y que se bombardeen los cayucos con nuestros F18. Sí, es literal”, continúa el comunicado que se publicó el viernes pasado. En el mismo texto se aclaraba que no pretendían que se censurara el concierto, “tan sólo poner sobre la mesa que un miembro de una de las bandas que participa le hace un flaco favor al rock con su comportamiento fascista”, añade la plataforma en su escrito. 

El rock vuelve a la calle

Mariano Muniesa, periodista musical e integrante de la plataforma, indica que no hay boicot, sino “toma de posición”. “Una parte importante de la sociedad ha entendido que el fascismo es un peligro. La música rock se ha organizado, al margen de las ideologías de cada uno. Todos unidos contra el fascismo, aunque votemos distinto. No es sólo una plataforma de combate, pero no podíamos quedarnos callados”, explica a este periódico. En la misma línea se encuentra Fernando Madina, líder de Reincidentes, quien apunta que no han nacido para arruinarle un concierto a nadie. “No somos comisarios políticos. Sherpa ha lanzado mensajes donde se ensalzan valores que no representan ni al rock ni a la democracia. La gente del rock no podíamos quedarnos callados ante esta salida del armario del fascismo”, dice Madina. 

Aurora Beltrán, ex integrante de Belladona y Tahúres Zurdos, también niega el boicot. “Hemos querido llamar la atención sobre el pensamiento de esta persona”, señala. Beltrán explica que desde sus orígenes el rock ha defendido la reivindicación contra el dolor y el sufrimiento, y que por eso no puede defender un ideal fascista. Mariano Muniesa es consciente de que el rock ha quedado atrás en esa denuncia contra el blanqueamiento de estas posturas indefendibles en democracia. “Cada generación busca sus propios referentes y las nuevas los han buscado en otros géneros que han ganado al rock la batalla de la calle. Además, el rock en los setenta y ochenta era mucho más reivindicativo que ahora. El rock debe volver a posicionarse y que cualquier chaval descontento entienda que puede sumarse al rock para luchar juntos”, alerta Muniesa. 

La unidad de España

Tras el comunicado de “Rock contra el fascismo”, Sherpa se ha proclamado como defensor de “la unidad de España, la democracia y la Constitución” ante “la jauría de hienas comunistas”. También ha agradecido la defensa tuitera que le han brindado Santiago Abascal, Macarena Olona, Javier Ortega Smith, Juan Carlos Girauta, Hermann Tertsch o Toni Cantó frente a los “comunistas de salón”. La diputada de Vox anunció que ya se había comprado su entrada para el concierto: “Frente a su odio, tu dignidad. Deseando disfrutarte en directo”, escribió Olona. “Los artistas libres son una especie en peligro de extinción”, apuntó afligido el mismo sábado Abascal en su cuenta. 

El apoyo de la plana mayor de Vox a Campuzano hizo reaccionar a los Obús el lunes a última hora. Los representantes del mítico grupo de rock -que cumple 40 años de vida- mandaron un comunicado en el que se bajaban del cartel del concierto previsto para el 30 de octubre. “No hay libertad sin respeto -también el respeto por las diferencias- y Obús bebe del manantial de la libertad y el respeto que inspiraron los años ochenta, que les convirtieron en abanderados de un mundo mejor para todos, en una causa compartida por las gentes del rock”, señalan. “Nos da igual de dónde venga cada persona, cuál sea su raza o su condición sexual. Por eso no estamos dispuestos a consentir que nuestro concierto se convierta en un mitin político”, añaden los representantes del grupo para borrarse del evento. En su carta pública aclaran que Sherpa fue la persona elegida por los organizadores para acompañar a Obús. 

Los organizadores también han dado su opinión de los hechos. Este lunes, en otro comunicado tras el de la banda liderada por Fortu Sánchez, RRS Promo suspendió el concierto. La promotora asegura que Obús y Los Barones son dos grupos que “creemos que representan la banda sonora de muchas de nuestra vidas”. Se declaran fans de ambas formaciones y de noches de rock, sin política. “Esperamos que la gente reflexione y vaya a ver una noche de rock, sin prejuicios, da igual de qué partido sea cada uno”, dice Rubén Rosas de RRS Promo en el escrito. Rosas asegura que “esto” lo han movido “desde formaciones políticas cual escrache a un ministro, movilizando a la gente para boicotear el concierto”, en referencia a la plataforma “Rock contra el fascismo”. Óscar Sancho también niega tal boicot: “Jamás hemos pedido que se cancele el concierto, pero no necesito que un juez me diga lo que es un discurso de odio y cómo rechazarlo”. 

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