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Ciudadanos se enfrenta a su primer caso de corrupción en plena campaña de Rivera por la “regeneración”

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en una imagen de archivo / EFE

Carmen Moraga

La noticia de la detención de uno de los escasos alcaldes de Ciudadanos pilló a Albert Rivera y a su número dos, José Manuel Villegas, cantando las bondades de la “regeneración de las instituciones” durante un desayuno informativo en un hotel de Madrid.

Mientras Rivera y Villegas presumían del papel de su partido en la lucha contra la corrupción y los excesos del poder, los nombres de Carlos Ruipérez, alcalde de Arroyomolinos -uno de los pocos municipios en donde gobiernan-, y de Sadat Maraña, asesor de Ciudadanos en la Diputación de León, ya aparecían en todas las noticias. Los dos habían sido arrestados por agentes de la Policía Nacional dentro de la macrooperación Enredadera que llevó a cabo la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) contra el fraude en la adjudicación de contratos para la gestión del tráfico y las multas.

El partido decidió actuar con rapidez. El propio Villegas subrayó desde el atril que los cargos públicos o militantes que se vieran afectados por la operación policial serían suspendidos de inmediato de militancia, y que quienes fueran imputados serían “expulsados”. “A Ciudadanos no le tiembla el pulso contra la corrupción”, advirtió el secretario general para intentar demostrar que ellos no son como el PP.

Minutos después, la dirección del partido emitía un comunicado en el que ratificaba las expulsiones mientras intentaba relativizar el efecto que puede tener este caso en Ciudadanos. “Se trata de una investigación que afecta a por lo menos cuarenta ayuntamientos de siete provincias españolas. Consistorios gobernados por el PP y el PSOE y, en el caso de Arroyomolinos, por Cs”, explicaba la nota.

“Esperemos que ambos partidos actúen con la misma celeridad con las decenas de cargos que tienen implicados en el mismo caso. La sociedad española necesita decisiones firmes y contundentes ante cualquier caso de corrupción”, añadía el comunicado.

Sin embargo, la detención de Carlos Ruipérez, regidor de Arroyomolinos, supone en estos momentos un golpe especialmente duro para la formación naranja que vive horas bajas tras liderar todas las encuestas hace un par de meses y verse ahora desplazada del tablero político tras la moción de censura presentada y ganada por el PSOE.

Esta nueva situación, dicen fuentes de su cúpula, en lugar de desanimarles, les ha hecho redoblar sus esfuerzos para tratar de conseguir una representación importante a nivel local y autonómica en las elecciones de 2019. Una de sus bazas será continuar marcando distancias con el PP y el PSOE en cuanto a “regeneración” y “limpieza democrática”.

Un alcalde con un pasado problemático

El caso de Arroyomolinos, de todas formas, no les ha cogido a todos dentro del partido por sorpresa dado que Ruipérez siempre ha estado envuelto en polémicas. De hecho, llegó a la alcaldía de Arroyomolinos en 2015 pese a no haber ganado las elecciones y haber sacado solo cinco concejales. Sin embargo, consiguió apoyos para sustituir a Juan Velarde, del PP, que volvió a ser la fuerza más votada aunque sin alcanzar la mayoría absoluta. Velarde, que también fue imputado por corrupción años antes, renunció a recoger su acta.

Según publicó el extraconfidencial.com, Ruipérez logró gobernar “gracias al apoyo del concejal socialista de Educación y Juventud, Juan Carlos García González, investigado por el Juzgado de Instrucción n º 2 de Navalcarnero por los posibles delitos de injurias y calumnias -ambas con publicidad-, acusación y denuncias falsas y estafa”.

La información de este digital sostenía que Ruipérez, además, ya estaba siendo investigado también por un segundo juzgado de Navalcarnero. “El Partido Popular ratificó el pasado 15 de diciembre, la denuncia interpuesta contra él, así como contra su primer teniente de alcalde y concejal de seguridad, Juan José González Arroyo (al que en Arroyomolinos conocen como ”el otro alcalde“), por los presuntos delitos de prevaricación y tráfico de influencias”, explicaba. Nadie tomó cartas en el asunto.

Pese a haber visto los nombres de sus cargos junto a más de medio centenar de distintos partidos, los diputados del Ciudadanos no creen que este caso vaya a mermar “en absoluto” las buenas perspectivas que les siguen dando las sondeos, pese al bajón que han experimentado tras el 'efecto Sánchez'. “Nuestro trabajo en todos estos años es lo que cuenta y lo que valorarán los españoles cuando llegue el momento de votar”, afirman, convencidos.

El propio Rivera quiso minimizar el impacto de este primer caso que afecta a su partido y en la reunión que presidió a última hora de la mañana en el Congreso con su grupo parlamentario, ni lo mencionó. Se dedicó a cargar contra Pedro Sánchez por “el dedazo” en RTVE, por el nombramiento del nuevo presidente del CIS, o por su decisión de acercar a Catalunya a los independentistas encarcelados o a los presos de ETA al País Vasco.

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